Los líderes kosovares albaneses comenzaron hoy consultas con «sus socios internacionales» con miras a una proclamación de independencia, mientras que la impaciencia de la población en la región crece, tras el fracaso de las negociaciones con Belgrado.
«Desde ahora mismo Kosovo comienza sus consultas con sus contrapartes internacionales para coordinar las medidas tendientes a la proclamación de la independencia», indicó a los periodistas el portavoz del equipo de negociadores kosovar, Skenr Hyseni.
Esta declaración se produce después de que la troika (Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea), encargada de las negociaciones entre kosovares albaneses y serbios, ferozmente opuestos a la independencia, constatara la imposibilidad de llegar a un acuerdo.
El 90% de la población de Kosovo (unos dos millones de habitantes) son musulmanes de lengua albanesa.
Unos 2.000 estudiantes se manifestaron el lunes a media jornada en el centro de Pristina (capital de Kosovo) para reclamar la independencia inmediata. «Â¡Declaren la independencia!», «Â¡Qué Serbia se queme para siempre en el infierno!», podía leerse en las banderolas de los manifestantes.
El límite para hallar un acuerdo se cerró oficialmente este lunes, una fecha que los líderes kosovos rápidamente tomaron como símbolo para poder proclamar la independencia.
«No tengo nada que decirles (sobre la fecha de proclamación de la independencia)», declaró Hyseni. «Si supiera algo, estaría impaciente de compartirlo con ustedes y con todos los ciudadanos de Kosovo», añadió.
«Kosovo no esperará ciertamente durante mucho tiempo porque ha esperado durante ocho años a que se aclare su estatuto», dijo sin embargo Hyseni.
Administrado por las Naciones Unidas, Kosovo lleva esperando conocer su estatuto definitivo desde el fin del conflicto de 1998-1999 entre las fuerzas serbias y los separatistas albaneses.
Los líderes kosovos admitieron de todas formas que no podrían proclamar su independencia sin contar con el visto bueno de Estados Unidos y la Unión Europea.
Washington ya dio su luz verde.
Los cancilleres europeos buscaban alcanzar el lunes en Bruselas una posición común sobre el caso, con España dispuesta a levantar sus reticencias y Chipre como último gran obstáculo.
«Avanzaremos a una posición de unidad hoy», dijo el ministro de Relaciones Exteriores portugués, Luis Amado, cuyo país ejerce la presidencia de la UE, opinión compartida por el representante de Política Exterior del bloque, Javier Solana.
La cohesión europea es imprescindible, puesto que la UE debe tomar próximamente el relevo de la misión de la ONU con una misión civil de unas 1.800 personas.
El tema kosovar debe ser debatido sin embargo el 19 de diciembre en el seno del Consejo de Seguridad, la ocasión para Belgrado y Moscú, que apoya firmemente a su aliado serbio, para exigir que continúen las negociaciones.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, advirtió el lunes que un reconocimiento unilateral de la independencia Kosovo traerá «graves consecuencias» y «provocaría una reacción en cadena» en los Balcanes y en otros lugares.
Los cancilleres europeos buscaban alcanzar hoy en Bruselas una posición común sobre la cada vez más posible declaración de independencia de Kosovo sin aval de la ONU, con España dispuesta a levantar sus reticencias y Chipre como último gran obstáculo.
«Avanzaremos a una posición de unidad hoy», dijo el ministro de Relaciones Exteriores portugués, Luis Amado, cuyo país ejerce la presidencia de la UE, al llegar a una reunión con sus homólogos europeos centrada en la cuestión de la provincia separatista serbia de mayoría albanesa.
Los dirigentes kosovares anunciaron el lunes que iniciaban consultas con sus «socios internacionales» con vistas a una proclamación de independencia, tras el fracaso de las negociaciones con Serbia para una solución concertada con la mediación de Estados Unidos, la UE y Rusia.
De acuerdo con lo expresado el lunes por varios responsables europeos, sólo Chipre se sigue negando a todo reconocimiento de la independencia de Kosovo sin el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, casi imposible de obtener a raíz de la oposición de Rusia, aliado de Serbia y que defiende su visión de una amplia autonomía para la provincia administrada por Naciones Unidas desde 1999.
«Hay un país que se mantiene muy firme y que dice que no es posible avanzar sin resolución del Consejo de Seguridad de la ONU», declaró el ministro sueco, Carl Bildt, mientras que su homólogo luxemburgués Jean Asselborn confirmaba que el Estado miembro en cuestión era «Chipre, que tiene problemas enormes».
En efecto, Chipre teme que un reconocimiento de una declaración de independencia unilateral de Kosovo pueda tener influencia en el conflicto que la enfrenta a la República Turca de Chipre del Norte (RTCN), reconocida únicamente por Ankara en la isla dividida desde 1974.
En cambio, España, que también formaba parte del grupo de países reticentes junto con Eslovaquia y Grecia, parece ahora dispuesta a reconocer una independencia de Kosovo incluso sin aval de la ONU.
«Lo más importante es que todo se haga a través de un proceso controlado, de un acuerdo entre todos. No hay que precipitarse», dijo el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel íngel Moratinos, reiterando que «sería negativo» una independencia unilateral inmediata, aunque sin hablar ya de aval de la ONU como condición indispensable.
El ministro español afirmó además que su país está dispuesto a apoyar la misión de 1.800 policías y juristas que la UE quiere enviar a principios de 2008 a Kosovo con el objetivo de permitir una transición lo menos traumática posible en caso de independencia.
«Estamos discutiendo cuándo y cómo. Nosotros siempre apoyamos lo que son misiones europeas y si hay esta misión que se puede apoyar y desde luego reforzar el papel europeo, lo haremos», indicó.
La necesidad de una posición común europea es aún más fuerte teniendo en cuenta la reunión que los cancilleres de la UE tenían previsto celebrar el lunes con su homólogo ruso Serguei Lavrov.
Lavrov volvió a advertir el lunes, justamente durante una visita a Chipre, sobre las «duras consecuencias» de una independencia unilateral de Kosovo, que «provocaría una reacción en cadena» en los Balcanes y otras regiones.
La esperanza de los europeos es que Kosovo no tome ninguna medida radical antes de la elección presidencial serbia, cuya segunda vuelta está prevista para el 3 de febrero, de modo de no aumentar las posibilidades de los partidos nacionalistas.