Kodak, declinación de un gigante


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Sacudido por una fuerte competencia extranjera y emboscado por la revolución digital, el icono fotográfico Eastman Kodak Co. está al borde del abismo financiero luego de un cuarto de siglo de esfuerzos fallidos para adaptarse a los nuevos tiempos.

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Por BEN DOBBIN ROCHESTER / Agencia AP

La compañí­a de 131 años que tornó la fotografí­a en un pasatiempo de las masas y se convirtió en sinónimo de recuerdos ha tratado de restar importancia a rumores de bancarrota. Pero los temores sobre sus sombrí­as perspectivas han alcanzado un nivel máximo luego que enlistase el servicio de un asesor legal para hallar formas de reanimar sus fortunas.

El colapso de una marca tan legendaria no sólo se sentirí­a en todo el mundo empresarial estadounidense, sino que tendrí­a un profundo efecto cultural en generaciones en todo el mundo que tomaron sus primeras fotos con cámaras que lucí­an el inconfundible logo rojo-amarillo con la K.

«Uno podí­a ver ese cartel amarillo en todo el mundo; no importa adónde ibas, la gente usaba Kodak para registrar sus recuerdos», dijo el escritor de fotografí­a John Larish, que trabajó para Kodak en los 80 como analista del mercado.

«Con el advenimiento de la fotografí­a digital o incluso los celulares con cámaras, Kodak quedó fuera», dijo. «Yo veo a la compañí­a ahora como algo de lo que escribiremos en los libros de historia».

Accionistas ya nerviosos fueron sacudidos recientemente cuando se conoció que Kodak habí­a contratado a Jones Day, un bufete legal que ofrece asesorí­a sobre bancarrotas y otras opciones de reestructuración. Las acciones de Kodak, que llegaron a cotizarse a 94 dólares en 1997, cayeron a 78 centavos, su nivel más bajo.

Luego del cierre de los mercados el 2 de octubre, Kodak insistió en una declaración en que no tení­a intenciones de declararse en bancarrota y dijo que Jones Day era uno de varios asesores que estaban ayudando a su gerencia a concluir un esfuerzo de casi una década para presentarse como una empresa de fotografí­a digital e impresoras. Sus acciones se recuperaron ligeramente, a 1,12 dólares.

Pero la alarma de los inversionistas sobre si Kodak tiene los medios financieros para completar su reestructuración está despertando el espectro inevitable de recortes de empleos, y la amenaza de una extinción. Kodak ya ha reducido su fuerza laboral global a 18.800, de un pico de 145.300 en 1988, y su nómina en Rochester, su sede central, a 7.100, de 60.400. Los empleados dicen que se sienten más asustados que nunca, temerosos de que la crisis hunda carreras que escaparon apenas décadas de recortes.

El quí­mico Kenny Baptiste dice que no es su talento y su arduo trabajo lo que le ha permitido mantener su empleo por 19 años.

«Yo pienso que es suerte, no voy a edulcorarlo», dijo Baptiste, de 43 años, que se integró a la unidad de investigaciones de Kodak al graduarse de la universidad y que tiene dos hijos pequeños. «Yo siempre lo digo, no creo ser mejor que algunas de las personas que se han ido».

Además de una rica cartera de 11.000 patentes, «tenemos algunas ideas muy innovadoras en proceso», dijo Baptiste. No es justo considerarnos acabados. Realmente no pienso que se acabó».

La transición a un mundo sin pelí­culas ocurrió a la velocidad de la luz, y Kodak sigue tratando de ponerse al dí­a para asegurarse una presencia firme en el amorfo reino de la imagen electrónica.

«Es sorprendente cómo Kodak ha dejado de ser más un nombre familiar en casi todos los hogares occidentales», dijo Robert Burley, profesor de fotografí­a en la Universidad Ryerson en Toronto.

«Yo he visto este descarrilamiento en los últimos cinco años y aún me sorprende y sigo tratando de entender cómo está cambiando la relación de la gente con la fotografí­a».

Aunque Kodak inventó la primera cámara digital en 1975, su decisión de seguir apostando a las pelí­culas — entonces sumamente lucrativas — le permitió a rivales japoneses como Canon, Nikon y Sony dominar sin frenos la emergente arena digital a finales de los 90.

Finalmente, lanzando una reforma digital en el 2004 — el año en que quedó fuera del club de los 30 de Dow Jones — Kodak cerró fábricas envejecidas y cambió y eliminó decenas de miles de empleos. La compañí­a cerró el 2007 en una buena nota, con ingresos netos de 676 millones de dólares, pero entonces se encontró con la recesión.

El meteórico ascenso de Kodak a blue-chip status en el siglo XX fue representativo de lo que las empresas estadounidenses pueden hacer, pero la innovación tecnológica no descansa, dijo Mark Zupan, decano de la Escuela de Administración de Negocios de la Universidad de Rochester.

«De las compañí­as en el í­ndice original de 100 de Dow Jones, solamente una sobrevive, General Electric», dijo Zupan. «Con los retos que enfrentan las compañí­as, es increí­blemente difí­cil mantenerse en la cima. Hemos visto a Hewlett-Packard pasar por ello, IBM estuvo al borde de la muerte, Goodyear cerca de la bancarrota y se recuperó, pero no siempre resulta».

«Uno podí­a ver ese cartel amarillo en todo el mundo; no importa adónde ibas, la gente usaba Kodak para registrar sus recuerdos.»
John Larish
Escritor y analista de mercado