Kobe y los Lakers deprimidos


En el partido de la recuperación de Boston, el más grande en la historia de finales de la NB, Kobe Bryant fue controlado en cada uno de sus movimientos.

Mientras un deprimido Kobe Bryant y sus compañeros de Los íngeles Lakers aún no acaban de digerir la derrota en el cuarto partido por la final de la NBA, los Boston Celtics y su estrella Paul Pierce ya sueñan eufóricos con acariciar el anillo de campeones.


Llámese como se llame, lo mismo una «gran recuperación», que un «gran colapso», el encuentro del jueves encajará en la historia como la humillación más grande en las carreras de Bryant y el laureado técnico Phil Jackson.

Boston escribió la recuperación más grande en la historia de finales de la NBA, cuando borró un margen adverso de 24 puntos para llevarse un triunfo de 97-91.

Los Celtics tomaron ventaja de 3-1 en la serie al mejor de siete juegos, y de ganar mañana, también en el Staples Center de Los íngeles, conquistarí­an su primer campeonato desde 1986, y el decimoséptimo de su rico historial.

«Estoy contento por la victoria. Los muchachos están excitados, pero aquellos con más experiencia, que han ganado tí­tulos, recuerdan que el juego decisivo es el más fuerte de todos, así­ que no quiero festejar antes de tiempo», dijo Paul Pierce, el hombre que liquidó a los Lakers doblemente.

Pierce, de 31 años, fue héroe para Boston y verdugo de sus amigos y la ciudad que le vio nacer. Además de aportar 20 puntos y siete asistencias, controló al astro Kobe Bryant con una estrecha marca personal al extremo de dejarle en sólo tres puntos en los tres primeros cuartos.

Kobe, que al final cerró con 17 puntos, confesó a la prensa al terminar el encuentro que se iba a beber varias botellas de vino para tratar de olvidar el tremendo fracaso, primera derrota de los Lakers en casa en la actual postemporada.

«Es noche de lamentos, de mucho vino, mucha cerveza. Dejamos escapar una oportunidad enorme de empatar la serie. ¿Cómo me siento?. Trastornado, lastimado, decepcionado», expresó Bryant.

Hasta el propio Phil Jackson, con todo y sus 9 anillos de campeón, no puede explicarse aún las causas del devastador terremoto.

«Con la clase de í­mpetu que salieron del vestuario para el tercer cuarto (luego de ganar la primera mitad 58-40), y tener ventaja de 24 puntos en el tercer cuarto, es difí­cil explicar por qué perdimos», expresó Jackson.

Pese a todo, Jackson tiene fe en que los Lakers puedan revertir la situación y ganar el partido del domingo para mantenerse con vida y llevar la definición a los otros dos partidos que se jugarí­an en Boston.

«Esto no se ha acabado. Aún quedan tres juegos, y aunque ahora están muy deprimidos, estos muchachos son resistentes. Saben recuperarse de sus decepciones», enfatizó el filósofo zhen de la NBA.

Jackson, que llevó seis veces al tí­tulo a los Chicago Bulls y tres a los Lakers, asegura que su equipo pelea mejor «cuando está contra la pared, pero debemos tomar un juego cada vez».