Con la presidenta Cristina Kirchner guardando un estricto reposo de 30 días debido a la operación a la que fue sometida y, según sus funcionarios, completamente blindada por orden médica de todo acontecer político, el Kirchnerismo cerró una campaña electoral atípica en sus diez años de historia.
Y es que, por primera vez, los principales candidatos del gobernante Frente para la Victoria (FpV) para la ciudad y la provincia de Buenos Aires a las elecciones legislativas del domingo festejaron el cierre de campaña en dos actos separados y sin la presencia de un líder, papel que desde el surgimiento de este movimiento político peronista desempeñaron el ex presidente Néstor Kirchner, fallecido en 2010, y su esposa, la actual mandataria.
Ambos estuvieron, sin embargo, muy presentes en la campaña. El candidato del FpV a primer diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, llamó a los electores a votar «el sueño que pensó Néstor Kirchner y mantuvo Cristina Kirchner» en su acto de cierre, y por si no quedaba claro agregó: «El 27 hay que recordar a Néstor».
Por su parte, el primer candidato a diputado nacional del FpV por la ciudad de Buenos Aires, Juan Cabandié, quien se vio envuelto en el último tramo de la campaña en un escándalo por la difusión de un video en el que se lo veía discutir con una agente de tránsito, llamó en el acto de cierre del Kirchnerismo porteño a «darle una alegría a Cristina este domingo».
La presidenta fue incluso la figura convocante para celebrar el tradicional Día de la Lealtad Peronista el 17 de octubre, cuando miles de sus seguidores se congregaron en la Plaza de Mayo bajo el lema «Todos con Cristina».
En tanto, el ex presidente, de cuya muerte se cumplen tres años el domingo de elecciones, fue homenajeado con un acto en el Congreso Nacional. Hace pocos días comenzó a difundirse además en la televisión pública un spot-homenaje centrado en su figura. Desde su operación, el 8 de octubre, la mandataria se mantiene alejada del quehacer político nacional por orden médica y no recibe visitas de funcionarios. Ni siquiera fue informada del accidente de tren de la línea Sarmiento del sábado pasado, en el que un centenar de personas sufrieron heridas leves al impactar una formación contra la barrera de contención de la estación de Once, en la ciudad de Buenos Aires. La misma línea de tren y la misma estación en la que, en un accidente similar, murieron 51 personas en febrero de 2012.
Está por verse aún si y cómo impactarán la salud de la mandataria y este accidente en las intenciones de voto del Kirchnerismo, duramente criticado por la oposición por su política ferroviaria y que, al ser gobierno, está más expuesto a que repercutan en sus resultados los acontecimientos de relevancia nacional. El miércoles, a apenas cuatro días de las elecciones, el gobierno argentino anunció que la línea afectada pasaba a ser operada plenamente por el Estado.
En cuanto a la salud de la mandataria, de acuerdo con una encuesta de Management & Fit difundida hace una semana por el diario «Clarín», opositor al gobierno, cuatro de cada diez argentinos cree que la salud de la mandataria influirá en las elecciones.
Asimismo, repuntó la imagen de la presidenta. Por primera vez en más de un año fueron más los que opinaron positivamente (43,9 por ciento) que negativamente (30,2 por ciento). Una encuesta anterior encargada por el diario «La Nación» a la consultora Poliarquía había arrojado que el 95 por ciento de los consultados «no cambiaría su voto» por la salud de Kirchner.
Si bien hasta que la mandataria se recupere de su intervención para extraerle un hematoma en el cráneo el Ejecutivo quedó a cargo del vicepresidente, Amado Boudou, éste no tuvo ninguna visibilidad en los dos principales actos de cierre del kirchnerismo y se encuentra relegado a tareas más bien protocolares.
Investigado en la Justicia por supuestos actos de tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito, Boudou es una figura compleja para el kirchnerismo y su puesta al frente del Ejecutivo ha sido resistida ampliamente por la oposición.
Es por eso que el político que más ha acompañado las tareas proselitistas del kirchnerismo en la provincia Buenos Aires, principal distrito electoral del país, ha sido su gobernador, Daniel Scioli, quien fue uno de los oradores en el acto de cierre de Insaurralde y ya es mencionado como uno de los posibles candidatos del FpV para ocupar el Ejecutivo nacional en los comicios de 2015.
La experiencia de esta campaña ha sido, desde ya, inédita para el kirchnerismo, una fuerza política que ejerce un estilo de poder centralizado en el que el presidente siempre ha concentrado las principales decisiones.
Si bien el FpV se mantuvo como primera fuerza política a nivel nacional con el 26,3 por ciento de los votos en las primarias, perdió en distritos clave como las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, además de la Capital Federal, históricamente esquiva al peronismo.
La mayoría de los analistas coincide en que no se esperan grandes sorpresas en los resultados de las elecciones, aunque, como siempre, la respuesta final la dará el cómputo de votos cuando se abran las urnas este domingo.