El parlamento de Sudáfrica eligió hoy presidente del país a Kgalema Motlanthe en sustitución de Thabo Mbeki, cuya polémica dimisión sumió al país en la peor crisis política desde el fin del apartheid.
El nombramiento de Motlanthe recibió el apoyo de 269 de los 360 diputados.
«Declaro al honorable Kgalema Motlanthe presidente legítimamente electo de la República Sudafricana», proclamó el jefe del Tribunal Constitucional, Pius Langa.
Motlanthe, de 59 años, es el tercer jefe de Estado sudafricano desde el fin del régimen racista y la instauración de la democracia en 1994.
El nuevo mandatario, un ex sindicalista reputado por su moderación, que ocupaba la vicepresidencia del partido gobernante, tendrá por principal misión acabar con las luchas internas en el Congreso Nacional Africano (ANC) antes de las elecciones generales del segundo trimestre de 2009.
En la votación parlamentaria hubo también 41 votos anulados y 50 para Joe Sereman, candidato de la opositora Alianza Democrática (AD).
Motlanthe, apodado el «hermano mayor» por su aplomo, juró su cargo unas horas más tarde en Thynhuys, la residencia presidencial de Ciudad del Cabo, en un acto presidido por Langa.
El presidente del ANC y enemigo de Mbeki, Jacob Zuma, acompañado de otros pesos pesados políticos sudafricanos, asistió a la sesión parlamentaria en la abarrotada galería para el público.
Zuma, que arrebató a Mbeki el liderazgo del ANC en diciembre de 2007 en un congreso con tintes de revuelta, ha minimizado el alcance de los acontecimientos de los últimos días.
«No hay ningún problema, la situación está bajo control, no hay que caer en el pánico», dijo a la cadena de televisión e-tv news, asegurando que la decisión de retirarle la confianza a Mbeki fue una «de las más penosas y difíciles» de la historia del ANC.
El ANC estimó que el nombramiento de Motlanthe mostraba su compromiso con la estabilidad del país.
«Su elección para el cargo es un mensaje al país, a nuestros vecinos y a la comunidad internacional del compromiso del ANC en el mantenimiento de la estabilidad y la continuidad en el gobierno», dijo el partido en un comunicado.
Motlanthe asistió el miércoles a la última reunión del gobierno presidida por Mbeki, después de que un tercio del ejecutivo dimitiese en apoyo del presidente saliente.
La crisis sudafricana venía gestándose desde hace meses por las pugnas internas en el ANC y estalló el pasado fin de semana, cuando el partido, en nombre de su unidad, retiró la confianza a Mbeki.
El ANC tomó esta medida después de que la justicia sugiriese que Mbeki había abusado de su poder para que Jacob Zuma fuese procesado por corrupción y así no accediese a la jefatura de Estado.
Zuma, que normalmente tomará el relevo de Motlanthe tras las elecciones, ha sido juzgado por violación y absuelto, y acusado dos veces de corrupción antes de que la justicia abandonase el caso, la primera vez por falta de pruebas y la segunda por un defecto de forma.
En su carta de despedida al gobierno, el presidente saliente dijo que aceptaba la decisión de su partido sin «resistencia ni rencor».
Sin embargo, el repentino fin de sus nueve años de gobierno mancilla el legado del hombre que sustituyó al emblemático Nelson Mandela.
Además, se produce en un momento de incertidumbre económica agravado por la dimisión del ministro de Finanzas, Trevor Manuel, el artífice del gran crecimiento económico de la primera economía continental.
Aunque Manuel, a través de su portavoz, dejó claro que está dispuesto a colaborar con el próximo gobierno, su partida provocó una caída de las bolsas y de la moneda nacional, el rand.
Una de las reacciones más significativas a estos acontecimientos fue la del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, que calificó «noticia devastadora» la renuncia de Mbeki.
El ex presidente sudafricano ejerció de mediador en la reciente crisis política del país vecino antes de que la del suyo le costase el cargo.