Jeff Gordon ganó el domingo la carrera de Homestead, donde Brad Keselowski cruzó noveno, suficiente para asegurarse el título de la serie Nascar. Keselowski enseguida anunció su cetro en un mensaje en Twitter.
El dueño del equipo Penske Racing, Roger Penske, debe estar muy satisfecho de ese texto. El chico que se robó los reflectores en la Daytona 500 al inicio de la temporada repitió al término de la competición con su victoria sobre el cinco veces campeón Jimmie Johnson para dar el primer campeonato de la Copa al equipo Penske.
Este trofeo siempre se le había negado Penske desde que su escudería compitió por primera vez en Nascar en 1972.
Aunque su organización es considerada la norma dorada en el mundo de la IndyCar —con 15 victorias en las 500 millas de Indianápolis— y su imperio ha convertido a Penske en uno de los empresarios más triunfales de Estados Unidos, el funcionamiento de su equipo Nascar se situaba sólo en el promedio.
Después llegó Keselowski, oriundo de Michigan, quien usa cuello azul, es aficionado a los mensajes de Twitter y convenció a «El Capitán» de que el equipo Nascar de éste también podía ser campeón.
El pasado domingo, Gordon, de Chevrolet, llegó a la meta seguido por Clint Bowyer, de Toyota, y Ryan Newman, de Chevrolet.