Mientras el senador demócrata John Kerry pide el beneficio de un estatus de protección temporal (TPS) para los indocumentados guatemaltecos en Estados Unidos, por otro lado la gobernadora de Arizona Jan Brewer -del partido Republicano- impulsa la ley que permitiría a la Policía parar a la gente por su perfil racial. Dos formas de entender el «sueño americano» redescubren la política migratoria estadounidense.
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El 29 de julio próximo entrará en vigencia la polémica ley SB1070 -impulsada desde la Gobernación de Arizona- con dedicatoria especial para los inmigrantes indocumentados, que a partir de entonces serán considerados criminales.
La legislación no deja de causar polémica, debido a que por decenas de años, miles de familias de mexicanos, guatemaltecos y de otras nacionalidades de origen hispano se han instalado en ese estado sin ser molestados. ¿Qué motivó un cambio abrupto en la política migratoria?
Jan Brewer, la gobernadora de Arizona tiene las respuestas -aunque no lo diga.
«El verdadero móvil detrás de esta decisión era su temor a ser rebasada por las ambiciones políticas de otros contendientes republicanos, entre ellos, el alguacil de Maricopa, Joe Arpaio, protagonista del sentimiento racista antihispano y antiinmigrante que meditaba si se lanzaba a buscar candidatura republicana a la gubernatura del estado», escribió Jaime Hernández en el diario mexicano El Universal.
Cuatro días después de haber anunciado su polémica decisión, Brewer subía como la espuma en la mayoría de las encuestas y se consolidaba a la cabeza de las preferencias electorales de los republicanos, muy por delante de sus otros contendientes, señala el medio.
Y el sheriff Arpaio, quien cinco meses atrás encabezaba las encuestas como el candidato republicano por la gubernatura, renunciaba a pelear por la nominación.
Según el muestreo de Rasmussen del 27 de abril, la decisión de Brewer elevó de 20% a 26% su nivel de apoyo en las encuestas, casi 10 puntos más que Buz Mills, su más inmediato seguidor.
En efecto, una ley antiinmigrante puede revivir a cualquier político republicano casi muerto y colocarlo en la cima de la intención de voto. Muy xenofóbico podrá ser, pero también un excelente negocio.
Por el otro lado, muy lejos del calor sofocante del desierto, un hombre de alto prestigio tuvo -recientemente- una idea desconcertante para muchos estadounidenses, y es abogar por la protección de los migrantes guatemaltecos.
El senador John Kerry, representante por el estado de Massachussets, escribió una carta al presidente estadounidense Barack Obama, para que escuche a los migrantes guatemaltecos y les conceda el beneficio del permiso de protección temporal.
En la misiva, Kerry se refirió a los embates de la reciente tormenta tropical Agatha y la erupción del volcán Pacaya, así como a la violencia y criminalidad en Guatemala, como motivos para su protección en el territorio.
El TPS beneficiaría a los guatemaltecos indocumentados en Estados Unidos, que tendrían la oportunidad de permanecer en ese país con una licencia especial.
Ubaldo Villatoro, un reconocido activista que lucha por los derechos de los migrantes, refiere que la mayoría de los políticos demócratas apoyan una salida «humana» al problema de la inmigración.
Mientras que por el lado republicano, las respuestas se encuentran detrás de los intereses económicos y políticos, de cara a las elecciones locales y nacionales.
«Todo depende del caudal electoral de los políticos. Atienden a las necesidades y creencias de los votantes», refiere Villatoro, al tiempo que destaca que el «partido del elefante» siempre se muestra más propenso a utilizar medidas conservadoras y radicales para resolver los problemas que realmente requieren del enfoque humano.
DECISIí“N POLíTICA
Marila de Prinz, directora ejecutiva de la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala, califica la intención del senador demócrata como una iniciativa positiva, al tiempo que rechaza la nueva normativa de Arizona.
«El tema de la migración es realmente político» señaló la activista. «Todo depende del enfoque y de los intereses particulares y partidarios que giran en torno a cada política. «Los republicanos históricamente han jugado un papel bastante racista donde se estimula mucho la xenofobia en contra de poblaciones que migrantes y no se les considera parte de la población estadounidense», explica por su parte Jorge Santos, del Centro Internacional de Investigación en Derechos Humanos.
Sin embargo tampoco se puede observar, según Santos, una acción más decidida, sólida y avanzada en torno a proteger los derechos de la población migrante por parte de los demócratas.
En Estados Unidos ha sido una tradición el capital del aprovechamiento de la mano de obra que llega de carácter ilegal, porque de esta manera les pagan mucho menos del salario mínimo establecido, enfatiza.
Pero en el caso de Arizona, su expulsión vale mucho más que su explotación, pues atrae a un fuerte caudal de votos en los momentos en que Brewer necesita del apoyo ultraconservador para revivir en la política.
Por otro lado, según los analistas consultados, son pocos los intereses que podrían estar detrás de la solicitud de Kerry para apoyar a los migrantes guatemaltecos, ya que éstos no representan un caudal electoral importante en Massachussets, ni en Estados Unidos.
«Hasta el momento, la postura más objetiva se encuentra en el bloque demócrata, que en buena medida impulsa una reforma migratoria integral», dijo el analista Sergio ílvarez.
La solicitud del TPS, es según ílvarez, un gran paso para los migrantes guatemaltecos, pero la reforma es fundamental. «Esperamos que cada vez más políticos entiendan que sólo con el respeto a la diversidad van a poder salir adelante, pues los hispanos son imprescindibles en su país, puntualizó el experto.
Una reforma migratoria integral puede beneficiar tanto a los Demócratas como a los Republicanos, con miras a los comicios de noviembre próximo, indicó un informe de la organización America»s Voice.
«Si el Partido Demócrata quiere motivar, movilizar y consolidar el voto latino, debe mantener su promesa de una reforma migratoria e impulsar una solución que funcione para los latinos y todos los estadounidenses», señaló.
Recalcó que, de manera similar, «el Partido Republicano tiene mucho que ganar al involucrarse responsablemente en una reforma migratoria integral», que le permitiría rehabilitar su imagen con los votantes latinos y electores independientes y republicanos.
En los comicios de noviembre próximo están en juego la tercera parte de los escaños del Senado y de toda la Cámara de Representantes, así como varias gubernaturas.
Los electores latinos podrían tener un impacto en el resultado de contiendas cerradas en 29 escaños a la Cámara Baja, ocho en el Senado y tres gubernaturas, de acuerdo con el reporte.
En uno de cada cinco distritos del Congreso la población latina representa al menos el 25% del total. Los demócratas representan 54 de estos 79 distritos.
Un total de 25 legisladores republicanos en estados como California, Texas o Florida, representan distritos con una población latina del 25 por ciento o más.
En Texas, por ejemplo, el legislador Lamar Smith, quien ha apoyado un endurecimiento de las leyes migratorias, representa un distrito con más del 25 por ciento de la población latina.
Los distritos electorales de los republicanos Lincoln Díaz-Balart y Mario Díaz-Balart también tienen más del 25% de la población hispana, pero esos legisladores son partidarios de una reforma.
En Nevada, a pesar de que los latinos representan el 12.4% del electorado, podrían decidir el futuro del líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, quien apoya la legalización de indocumentados.
De la misma manera en Florida, donde el 13% de los votantes son latinos, existe una contienda entre los republicanos Charlie Crist y Marco Rubio para ocupar el escaño que dejó vacante el ex senador Mel Martínez.