El legendario cuadrado negro del vanguardista ruso Kazimir Malevich (1878-1935) marca el inicio del arte abstracto y forma parte de la amplia retrospectiva sobre el artista que a partir del miércoles se expone en el Tate Modern de Londres.
La creatividad artística encuentra su expresión en los colores y las formas, aseguraba en 1915 Malevich, quien condenó a su vez a todos los artistas por «falsificar la naturaleza».
La obra de Malevich, desde sus primeras pinturas centradas en el folklore ruso, hasta la corriente radical que él mismo creó, el suprematismo, se podrán contemplar desde el miércoles en el museo londinense.
Hijo de padres polacos y católicos creyentes, Malevich nació cerca de Kiev en 1878, vivió el dominio de los zares, la revolución y el estalinismo.
Un viaje a Moscú en 1904 abrió su mirada a los artistas impresionistas como Monet, Cezanne, Picasso y Matisse. El joven Malevich se planteó la cuestión si quería ser «un artista moderno ruso o uno moderno» y la respuesta fue clara: «Quería ser un artista moderno», explicó hoy el curador de la muestra, Achim Borchardt-Hume.
Un siglo después de haber sido ideados, los cuadros negros «no han perdido nada de su fascinación», dijo Borchardt-Hume. Y dos de los cuadros de los cuadrados, uno que data en 1923 y otro de 1929, se pueden contemplar en Londres. El original, de 1915, no podía ser transportado a Londres.
La muestra en el Tate tiene como atractivo además que reúne nueve de las 12 obras que Malevich mostró en su rompedora exposición de obras futuristas en 1915.
En total en el Tate se podrán ver más de 400 cuadros, grabados y dibujos. La exposición se ha realizado en cooperación con el museo Stedelijk de Ámsterdam y la Bundeskunsthalle de Bonn.