Kant, simplemente Kant


He dedicado tiempo de mi estudio a Kant, no para ser experto en Kant, pero sí­ para comprenderlo y creo que es una lástima que cuando se habla de filosofí­a todos piensan que es una pérdida de tiempo. Fue Kant el que habló de la LIBERTAD y dio definición a varias de las libertades que hoy iluminan muchos campos como la Jurisprudencia, la Sociologí­a y la propia Filosofí­a. Kant planteó tres libertades: la Libertad Polí­tica: posibilidad de afiliarse a grupos afines entendiéndose partidos polí­ticos- la Libertad Ciudadana: poder emitir el voto que no es una opinión sino un veredicto-el ciudadano esta eligiendo y otorgando un poder especial a otro ciudadano que hasta ese momento tení­a los mismos derechos y obligaciones (sin privilegios)- y la Libertad Constitucional: poder elegir y ser electo.

Romeo Muñoz Cruz

Hoy aplicaré la DIALí‰CTICA TRASCENDENTAL, el uso de la Razón Pura como el más importante instrumento de conocimiento. Recordar que el conocimiento es tomar conciencia de nuestra vida y del universo que la rodea, todo lo que fue, es y de ser posible lo que será. Nuestro universo es hacia atrás-pasado- lo que hoy estamos viviendo-presente- y lo que viene o esperamos del futuro el «devenir», un termino que seguramente nació en la filosofí­a.

El principal objetivo fue encontrar el método cientí­fico, principalmente en el lenguaje, para tratar las ideas puras en forma incontrovertible- la «Odisea de Kant» – Kant tení­a principal interés en ciertas ideas como la idea de Dios, inmortalidad del alma y libertad. Pero su odisea terminó sin lograr este objetivo. No se pudo aplicar el juicio sintético a priori y Kant se resignó a plantear la invitación a nuevos filósofos para continuar con una Filosofí­a Trascendental. Sin embargo, tomó a la Razón Pura y la aplicó en otros terrenos menos rigurosos, así­ fue como propuso la Razón Especulativa y la Razón Práctica.

Como Razón Especulativa constituye el uso «hipotético de la Razón Pura», ya mencionamos que el principal producto de la Razón Especulativa es la Idea Trascendental.

Pero ¿y todas las evidencias que hay de la existencia de Dios, no son convincentes? Dice Kant que son elaboradas por la Razón Especulativa, son Ideas Trascendentes. ¿Por qué? simplemente porque la idea pura «Dios» es aperceptiva y las demostraciones son perceptivas, son de naturaleza diferente, dicho en otras palabras, queremos demostrar un conocimiento trascendente- independiente, incondicionado, puro, universal, absoluto, necesario- con argumentaciones trascendentales- dependientes, condicionados, impuros (percibidas por los sentidos), no universales, no absolutos y no necesarios.

Por las razones de sencillez y claridad, las expondré en un orden y enfoque enteramente personal. Primero las que Kant llama pruebas fí­sico-teológicas: Dice Kant que por antinomia- opuestos- hacemos conceptos antitéticos, blanco-negro, alegre-triste, bueno-malo, etcétera. Tomamos todos los opuestos digamos «buenos», los que están en el extremo de los «ganadores» y vamos construyendo un ente al que se le atribuye todo lo digamos «positivo», y este ente construido así­ será todo lo que podamos imaginarnos como lo «mejor de lo mejor», la excelencia suprema. Este ente que es lo más bello, lo más justo, lo más perfecto, lo más poderoso, lo más cariñoso, lo más sabio, etc. será por supuesto Dios. De aquí­ sale lo omnipotente, omnisciente, omnipresente, etcétera.

Pasemos a las pruebas cosmológicas: Dice Kant que es abrumadora la evidencia de que hay un fondo teleológico en el Universo- un fin- que todo sucede por un inmediato objetivo, un propósito inminente de la realidad. Desde el movimiento de los cuerpos celestes que respetan cierta regulación en sus ciclos, hasta la forma y la función de todo cuanto existe. Cada parte del cuerpo humano tiene una forma que está diseñada para una especí­fica y exclusiva función «y no puede ser de otra manera». Aquí­ entra la «Ley de causa y efecto», una causa produce un efecto y a su vez se transforma en causa para que surja otro efecto y así­ sucesivamente, en una cadena aparentemente infinita. Pero tiene que haber una causa primera y un efecto último. Como las letras del alfabeto griego, el alfa primera letra y omega última letra. Y sólo puede haber un ente que sea la primera causa y a la vez el último efecto y este es Dios. Finalmente Kant nos trae otra prueba especulativa de la existencia de Dios. Las pruebas ontológicas- las que recurren a la idea de la esencia, del ente. Dice Kant que cuando decimos «Dios no existe» estamos eliminando la divinidad y todos sus atributos, pero no estamos eliminando la identidad «Dios», porque esta fue concebida por apercepción. Todo lo que no es dios queda en un cí­rculo, pero todo lo que está fuera de ese cí­rculo es Dios. No podemos excluir la identidad de Dios porque ya está en nuestra mente es una idea pura.

Pero, ¿por qué Kant llama a estas pruebas «especulativas», acaso no son las pruebas de que Dios existe?

Creo que las más populares «pruebas» de la existencia de Dios caen en cualquiera de estas tres categorí­as que genialmente perfiló Kant. Pero son especulativas porque son pruebas que mezclan indiscriminadamente conceptos que son apercibidos-ideas puras- con conceptos percibidos-ideas trascendentales- Son naturalezas opuestas.

Las pruebas fí­sico-teológicas parten de un concepto percibido y dan por sentado un concepto no-percibido, lo perfecto que no entendemos bien depende de lo imperfecto que sí­ entendemos bien. Las pruebas cosmológicas como la Ley de causa y efecto dice Kant que es sólo una manera de entender el Universo. A la misma vez que creemos que es una LEY, le ponemos un quebrantamiento a esa LEY. Si existe un principio, lo que en Filosofí­a se denomina espontaneidad, estamos anulando la misma Ley porque al existir un principio una causa inicial- alfa- y un fin un efecto último- omega- la LEY no puede existir, es un contradicto in adjecto, es como decir «es una Ley pero no se cumple». Y finalmente, las pruebas ontológicas, si podemos pensar en Dios es porque existe, pero efectivamente existe sólo en nuestra mente. Recuerden que en nuestro primer programa dijimos que tomarí­amos como realidad el mundo externo y como existencia el mundo interno, esta improvisación que se hizo es muy útil en Filosofí­a. No todo lo que pensamos es real. Aunque puede existir en nuestra mente como una idea.