El brasileño Kaká tiene en vilo al AC Milán, no sólo porque aún no se ha mostrado tan decisivo y convincente como se espera, sino sobre todo porque, pese a su condición de intransferible, sigue guardando en secreto cuáles son sus intenciones al final de la temporada.
El campeón del mundo brasileño es toda una joya: elegancia, flexibilidad, técnica, precisión, intensidad, potencia. Contra el Celtic, este miércoles en el partido de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones (tras el empate sin goles en Glasgow), será sin duda una de las claves del encuentro.
En la primera fase, prácticamente clasificó él solo a su equipo: cinco goles marcados, incluido el de la victoria en campo del Anderlecht (0-1) y un triplete contra el mismo equipo en San Siro (4-1).
Desde entonces, el brasileño no atraviesa su mejor momento. No jugó mal pero, frente a su brillo acostumbrado, el más mínimo bache salta demasiado a la vista. Hace un mes, el entrenador Carlo Ancelotti revelaba que Kaká no tenía «un rendimiento a la altura de su talento» y puede «sin duda hacer más».
Kaká pasa por un periodo de altibajos, como su partido contra el Chievo del sábado (victoria por 3-1). Unos días antes en Palermo (0-0), fue uno de los más destacados, sin lograr concretar sus muchas ocasiones ni marcar un penalti, que detuvo el portero siciliano.
Hoy nadie duda que el AC Milán no llegará lejos en Liga de Campeones si Kaká no recobra su mejor nivel. Y para él mismo es muy importante despertarse contra el Celtic.
Pero, en cualquier caso, Kaká es el jugador sobre el que el club quiere construir su futuro, a imagen del presidente Silvio Berlusconi que ve en él al futuro capitán. Los dirigentes lo repiten sin cesar: es intransferible, más aún teniendo en cuenta que ambas partes tienen contrato hasta 2011.
Pero el brasileño es cortejado por otros clubes, empezando por el Real Madrid, y la hipótesis de su marcha a la capital española no les hace ninguna gracia a los tifosi.
El brasileño, preguntado por su futuro la semana pasada, en lugar de responder que se quedaba dijo: «Espero quedarme en Milán la próxima temporada pero sólo Dios lo sabe».
Un ambigí¼edad sin duda calculada. Porque el jugador tiene un gran temor: no jugar la próxima Liga de Campeones. En el Calcio, el club, penalizado al comienzo del ejercicio por el escándalo de partidos amañados, ya no lucha más que por la cuarta plaza, sinónimo de la tercera ronda de la Champions.
La lucha es dura con Lazio, Empoli y Fiorentina. Además nada garantiza aún que su formación vaya a clasificarse para la Liga de Campeones. Eso para Kaká sería «un drama», que se evitaría si el AC Milán gana la prueba esta temporada.
Un motivo más para que Kaká vuelva a ser el de antes contra los escoceses.