Kaibiles: Entrenamiento al lí­mite y cuestionada mutación al crimen


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Destazar a un animal para alimentarse, cruzar un pantano sin un equipo especial, soportar las inclemencias del tiempo y superar tormentos fí­sicos como una rutina diaria, forma parte del entrenamiento de la fuerza Kaibil. “Si avanzo sí­gueme, si me detengo aprémiame, si retrocedo mátame”, es el lema con el que fueron entrenados los 6 mil 689 kaibiles de la fuerza élite del Ejército, la más cuestionada en los últimos dí­as, debido a la mutación que sufrieron algunos de sus exintegrantes para convertirse en miembros del grupo criminal Los Zetas.

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MARIELA CASTAí‘í“N
mcastanon@lahora.com.gt

De acuerdo con información provista por el Ejército a Diario La Hora, un kaibil es un lí­der de pequeñas unidades con principios y valores, que lo llevará a la senda del éxito en las acciones que inicie.

Según la institución, “si se detiene” necesita del impulso de su compañero inseparable –CUAS: compañerismo, unión, apoyo y seguridad–, un hermano de combate.  

Si retrocede, no es merecedor de la hermandad porque “retroceder es morirse fuera de los principios y valores” forjados dentro de la unidad élite, es ganarse el desprecio de los demás miembros de su equipo.

“Serí­a mejor morir que ser despreciado, al retroceder o fallar a los principios y valores militares”, refieren las fuentes castrenses.

Los que portaron una insignia Kaibil se capacitaron entre 45 y 60 dí­as en la escuela de entrenamiento; allí­ aprendieron a sobrevivir en la selva, a superar pruebas rigurosas y a mantener el control emocional de sí­ mismos.

Desde la creación de la Escuela Kaibil –5 de diciembre de 1974–, han egresado 6 mil 689 efectivos, se ha capacitado a  mil 389 oficiales nacionales, 135 extranjeros de Honduras, El Salvador, Nicaragua, México, Venezuela, República Dominicana y Estados Unidos. Asimismo, se ha preparado a 5 mil 165 expertos en cursos de especialistas y tropa.

El objetivo general de fundar este centro de entrenamiento, según las fuerzas castrenses, era crear una escuela de comandos, ya que todos los ejércitos de la región se preparaban de la misma forma; también se buscaba incrementar la mí­stica de combate, compañerismo, iniciativa, agresividad, lealtad y disciplina en los integrantes.

Además, se pretendí­a desarrollar en sus miembros, habilidad, conocimientos técnicos y tácticos para conducir operaciones especiales.

La adaptación del nombre kaibil se hizo en honor al lí­der de los mam, Kaibil Balam, un “rey” que supuestamente nunca pudo ser capturado por los españoles durante la época de la Conquista.

ENTRENAMIENTO AL LíMITE

El Ejército describe que  la formación kaibil busca que el alumno ponga a prueba sus capacidades fí­sicas y mentales, incrementando el compañerismo, el espí­ritu y la voluntad de no claudicar ante nada, partiendo del principio de que en combate el dolor une y, en entrenamiento, esta unión se obtiene por medio del sudor. 

“Los músculos desechan grasa y pereza, los sentidos se agudizan, la piel se curte por el sudor, la sal y el sol”, indican representantes de la Escuela Kaibil, contactados a través del portavoz del Ministerio de la Defensa, Rony Urí­zar.

Se sabe que para convertirse en parte de este grupo élite, las prácticas son extenuantes, rigurosas y según organizaciones de derechos humanos “salvajes”, pues en el adiestramiento se aprende a sobrevivir alimentándose de animales silvestres, cruzando corrientes de agua y pantanos. También se hacen demoliciones, se activan y desactivan minas, entre otras misiones que ponen en riesgo la integridad fí­sica y mental de los aspirantes.

Por lo menos seis personas han muerto en su intento de culminar el perí­odo de entrenamiento.

Estos hombres deben resistir a todas las circunstancias, reaccionan ante doctrinas extrañas y decálogos que inducen a atacar y vencer.

“El curso por las caracterí­sticas propias que tiene, a pesar de que se toman todas las medidas de seguridad, desde 1974 tenemos dentro de las estadí­sticas, seis fallecidos, de los cuales el mayor de los casos ha sido por inmersión en agua, dado que las caracterí­sticas de los rí­os son peculiares; otros casos por problemas de insolación, por el clima que afecta allá”, indica Rony Urí­zar.

La última muerte fue la del instructor de Kaibil, Walter Pocop, de 28 años, quien perdió la vida después de haber saltado de un avión con paracaí­das.  Su cadáver fue encontrado en la Laguna Sucuy, el 26 de abril de este año.

Rolando Yoc, de la Procuradurí­a de los Derechos Humanos (PDH), no está de acuerdo con un entrenamiento que atenta contra la vida e integridad de las personas.

“Cualquier Estado requiere de cuerpos especiales, en materia de seguridad interna y nacional, pero todo aquel proceso de formación que atenta contra la integridad y la vida de cualquier ciudadano o ciudadana no la compartimos”, dice Yoc.

K – Z

Una delgada lí­nea debí­an cruzar los miembros de esta fuerza especial de las milicias para formar parte del crimen, debido a que en el entrenamiento militar obtuvieron las capacidades y conocimientos que se requieren para operar con destreza, en las difí­ciles misiones que organizan las mafias.  

De acuerdo con información de inteligencia, conocida públicamente,  Los Zetas son –en su mayorí­a– ex militares que recibieron entrenamiento especializado a finales de 1999 en los Estados Unidos, para encargarse de operativos de inteligencia, comunicación y defensa en contra del narcotráfico. 

Sin embargo, formaron su propio grupo para proteger al que debí­a ser su principal adversario.

La banda se desarrolló en la ciudad de Matamoros, en el norte de Tamaulipas, México, y posteriormente se expandió a los estados de Nuevo León, Chihuahua, Coahuila y Michoacán.

En Guatemala, Los Zetas se conocieron pública y abiertamente el 25 de marzo de 2008, con el asesinato de 11 personas en el oriental departamento de Zacapa. Entre las ví­ctimas se encontraba el presunto narcotraficante guatemalteco Juan José Juancho León.  

Pero los lí­mites de sus actividades saltaron a la vista pública con la decapitación de 27 jornaleros en mayo pasado, con el que pretendí­an dejar un mensaje de terror en la población. 

Fue entonces cuando el presidente ílvaro Colom no descartó que exkaibiles fueran los responsables de la masacre.  El 14 de junio, el ministro de la Defensa, Juan José Ruiz, dijo tener una lista de 14 exkaibiles involucrados con el crimen organizado.

Esta fuerza élite fue conocida desde el conflicto armado interno, como expertos en decapitaciones y prácticas de extrema violencia, según organizaciones de derechos humanos.

“FíBRICAS DE MATAR”
A criterio de Mario Polanco, director del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), los kaibiles se convirtieron en “fábricas de matar”, por el entrenamiento que obtuvieron durante el conflicto armado interno, cuando violaron los derechos humanos.

“El sistema de la Escuela Kaibil enseña cómo matar. Por eso, ahora que salen se venden como mercenarios.  Exactamente son eso –fábricas de matar–. Durante el conflicto armado interno violaron los derechos humanos flagrantemente y ahora están involucrados con el narcotráfico”, dice Polanco.

El entrevistado indica que ese centro de preparación atenta contra la vida y la democracia, por lo que la escuela deberí­a ser cerrada.

Sandino Asturias, director del Centro de Estudios de Guatemala (CEG), opina de forma similar, pues cree que la preparación es “salvaje”.

“Es un curso que mundialmente es conocido por su crueldad. No tiene ninguna preparación moral y ética. Es un curso fundamentalmente basado en la lógica de la crueldad y el salvajismo”, opina el director del CEG. 

SIN PLAN DE RETIRO

Actualmente no existe un plan de retiro para un soldado kaibil, pues sólo los oficiales y especialistas tienen un plan de jubilación en el Instituto de Previsión Militar (IPM).

“El soldado kaibil y los soldados regulares, no tienen un plan de retiro, porque es un servicio militar a la Patria voluntario y de 24 meses de duración, sin embargo, cuando se encuentran dentro de las filas del Ejército se les capacita en diferentes habilidades:  cocineros por medio del Intecap, conductores, enfermeros en filas, mecánicos, etc.”, indica el Ejército.

Según la institución castrense, esas capacitaciones las ponen en práctica al regresar a sus comunidades de origen.

De acuerdo con el Ministerio de la Defensa, un kaibil deja de prestar su servicio cuando cumple 29 años de edad, según el reglamento del Servicio Cí­vico Militar.
Mario Mérida, militar retirado, opina que el Ejército, aparte de tener un plan de retiro, deberí­a emplear en puestos administrativos a las fuerzas armadas hasta cumplir su tiempo de servicio.

“El soldado que vaya a prestar servicio kaibil por tres o cinco años, al finalizar ese perí­odo y por razones de edad ya no puede continuar, automáticamente se le debe dar un grado de especialista, mandarlo a un curso especí­fico de seis meses, para que se incorpore a puestos de carácter administrativo, en oficinas de personal, de logí­stica, de operaciones, de enfermerí­a”, opina Mérida

La solución para apoyar a sus miembros, según el entrevistado, debe venir de las Fuerzas Armadas, mediante una norma reglamentada.

De acuerdo con el Ejército, actualmente hay un aproximado de dos mil kaibiles activos. De estos, 102 se encuentran en la República Democrática del Congo, en las operaciones de Paz que se realizan desde 2005.

DECíLOGO
IDEOLOGíA KAIBIL


Uno de los aspectos más importantes en la formación kaibil es la ideologí­a que se impone a los aspirantes que intentan formar parte de ese grupo élite. Para ello, se utilizan lemas y un decálogo con una sí­ntesis de su ideologí­a:  

Para un kaibil, lo posible está hecho y lo imposible se hará.
Siempre atacar, siempre avanzar.
En la confusión y el desorden el kaibil será quien domine la situación y con serenidad se conduzca la acción.
El ataque de un kaibil será planeado con secreto, seguridad y astucia, lo conducirá con fuerza, vigor y agresividad.
El arma fundamental del kaibil es la sorpresa.
El kaibil sabe que resistir no significa solamente el juramento de hacerlo, sino también no retroceder ante nada.
Un kaibil no trata de cumplir la misión, la cumple.
Al ser atacado acompañándose del máximo volumen de fuego, el kaibil se lanza al asalto aniquilador.
El kaibil es la élite de las tropas de choque, cuando fuerzas enemigas ? doctrinas extrañas, atentan contra la Patria y el            Ejército.
Se es kaibil cuando se reconoce que: Si sufre fatiga, no es por gusto.  Si se pasa hambre, no es porque no se tenga necesidad   de comer.  Si se expone a la muerte, no es porque no se ame a la vida; sino que todo se hacer por un Ejército mejor y superior.

“El soldado que vaya a prestar servicio kaibil por tres o cinco años, al finalizar ese perí­odo y por razones de edad ya no puede continuar, automáticamente se le debe dar un grado de especialista, mandarlo a un curso especí­fico de seis meses para que se incorpore a puestos de carácter administrativo, en oficinas de personal, de logí­stica, de operaciones, de enfermerí­a”.
Mario Mérida
Militar retirado