Juzgado por reunión con independentista


El presidente del Partido Nacionalista Vasco  Xabier Arzalluz (3ro. I)  se para junto a otros militantes frente al Tribunal Vasco para apoyar a Ibarretxe. FOTO LA HORA:  AFP Rafa Rivas

El jefe del gobierno regional vasco, Juan José Ibarretxe, se sentó hoy en el banquillo, junto a otros actores clave de la polí­tica vasca, acusado de haberse reunido con lí­deres del ilegalizado brazo polí­tico de ETA, Batasuna.


El proceso, que tení­a previsto durar tres semanas podrí­a finalizar bastante antes, después que el tribunal suspendiera la vista a primera hora de la tarde para deliberar sobre las peticiones de los abogados y la fiscalí­a para la anulación del juicio. El tribunal publicará su decisión el lunes.

En un hecho histórico desde la restauración de la democracia en España, el jefe del gobierno regional vasco, el nacionalista Juan José Ibarretxe, se sentó en el banquillo de los acusados junto a su principal rival en las elecciones regionales del primero de marzo, el socialista Patxi López.

Estos dos grandes rivales de la polí­tica vasca, y el dirigente socialista Rodolfo Ares, están acusados por dos asociaciones de haberse reunido ilegalmente en 2006 con cinco dirigentes del ilegalizado partido independentista vasco Batasuna, que también están siendo juzgados en el mismo juicio.

Los encuentros tuvieron lugar durante la tregua que mantuvo la organización separatista armada vasca ETA entre marzo de 2006 y junio de 2007.

Los ocho procesado habrí­an con estos diálogos hecho caso omiso de la ilegalización de Batasuna, decretada en 2003 por el Tribunal Supremo español, debido a su relación con ETA, considerada responsable de 825 muertos en 40 años de violencia.

Las asociaciones demandantes, el Foro de Ermua y Dignidad y Justicia, hostiles a cualquier negociación con «los terroristas» reclaman entre algo menos de un año y cuatro años de prisión para los procesados, y su inhabilitación para ejercer cargos polí­ticos.

Parece que tienen pocas posibilidades de que el Tribunal Superior de Justicia del Paí­s Vasco las apoye, ya que la fiscalí­a pide la absolución de los procesados.

Desde el inicio del proceso, la fiscal Marí­a Angeles Montes pidió al tribunal que archive el caso basándose en una jurisprudencia del Tribunal Supremo según la cual un juicio no puede tener lugar si la fiscalí­a o las ví­ctimas directas no apoyan las acusaciones.

Este argumento ha sido retomado por los abogados de los procesados. Pero el de Ibarretxe también hizo una declaración sorpresiva ya que, tras apoyar la argumentación de su compañeros de defensa y de la fiscalí­a, reclamó que el proceso tenga lugar hasta el final para defender «el derecho legí­timo al diálogo y a la paz en este paí­s» y conseguir un veredicto «que nos dé la razón».

Los acusados «ya han sufrido la pena de banquillo» y ahora «hay que demostrar su inocencia», declaró Mikel Casas, quien añadió que «queremos demostrar que la actuación de todos fue legí­tima. Queremos ganar por razones jurí­dicas y materiales y porque nos asiste la razón. Frente al diálogo no puede haber cárcel, sino frente al diálogo, diálogo».

Los acusados no tuvieron ocasión de hablar en esta primera y, tal vez, última sesión del juicio.

A su llegada al tribunal, el lí­der independentista Arnaldo Otegi, acompañado por numerosos simpatizantes con banderas vascas, dio la mano a Ibarretxe, antes de abrazarse con los cuatro otros acusados de Batasuna, que comparecieron detenidos por otros casos judiciales.

Las reuniones polí­ticas por las que están acusados los procesados habí­an tenido lugar paralelamente a las negociaciones entre el gobierno socialista de José Luis Rodrí­guez Zapatero y ETA, avaladas por el Congreso de los Diputados español.

ETA acabó por torpedear este proceso de paz con un atentado en Madrid en diciembre de 2006, antes de romper oficialmente su alto el fuego permanente en junio de 2007.

Desde el fracaso de este diálogo, el gobierno español ha seguido una lí­nea de gran firmeza que ha llevado a la detención de numerosos activistas de ETA y de Batasuna, así­ como a la ilegalización de dos partidos independentistas vascos cercanos a Batasuna en 2008.

El gobierno de Zapatero ha excluido además cualquier tipo de negociación con ETA o su entorno.