Juventud: realidad poco alentadora de cara al futuro


Para el 2011, el Instituto Nacional de Estadí­stica contempla que el número de niños, niñas y adolescentes de cero a 17 años se incrementará a 7 millones 66 mil 690, más del 49% de la población guatemalteca; lo preocupante es que actualmente se invierte sólo 19 centavos de cada quetzal del presupuesto nacional en este sector de la población, lo que se traduce en una situación de pobreza, analfabetismo y olvido para el futuro.

Mariajosé España
mespana@lahora.com.gt

Según la Fundación para la Juventud (Fundaju), el 51% de la población joven en el paí­s vive en situación de pobreza y el 21% en pobreza extrema. Estas cifras se reflejan tanto en las zonas rurales y urbanas del interior de la República, así­ como en los más de 150 asentamientos que están ubicados en la capital y en los aproximadamente 200 que están en los municipios aledaños a la metrópoli.

Organizaciones dedicadas al desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes convergen en que uno de los mayores problemas es la reducida inversión que el Estado de Guatemala dedica a la juventud y su desarrollo.

Según un estudio realizado por el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) la inversión pública en niñez y adolescencia para el 2010 era de 19% del presupuesto nacional, que contempla alrededor de mil 300 asignaciones.

«Si uno de cada dos habitantes en el paí­s son niños y adolescentes, no es posible que la inversión directa sea del 19%», menciona Julián Duarte investigador de Unicef. Pero el informe, además, da cuenta que el porcentaje de inversión en niñez y adolescencia no es solo cuestión de techos presupuestarios, sino también de cumplimiento de sus derechos humanos.

Para Adriano González-Regueral, representante de Unicef en Guatemala, el talón de Aquiles del Estado es la falta de implementación de las polí­ticas públicas en favor de la niñez y adolescencia -que ya existen-, debido a los reducidos recursos presupuestarios asignados para ese sector.

«El Gobierno de Guatemala dedica a la niñez una tercera parte menos de lo que dedican los demás paí­ses de Latinoamérica y aunque por más grande que sea el pedazo de tarta no va a aplicar a cabalidad todas las polí­ticas públicas que ya existen», destacó el funcionario, al tiempo que indicó que se ha hecho un trabajo muy importante en salud y educación, pero hacen falta más fondos para llegar al nivel promedio de los demás paí­ses del continente.

Entre los ejemplos se citan rubros como la refacción escolar, que con el presupuesto inicial no cubrí­a el total de la población educativa y con los recortes que se hicieron en el transcurso del año se quedaron fuera alrededor de un millón de niños, de los dos millones y medio que debí­an ser beneficiados.

Según Duarte, también se recortaron los rubros para el remozamiento de escuelas y aulas, el de profesionalización de los maestros y el de textos escolares. «Compromiso con la calidad educativa no hay» dice el investigador. Según los datos mostrados en el informe realizado por Unicef, existe un compromiso, pero con los programas de Mi Familia Progresa.

Mifapro sobresale con respecto a las actividades de alta ejecución en materia de protección social, ya que en 2010 se destaca la ampliación del programa de transferencias condicionadas. En 2009 la asignación fue de Q572 mil 200 millones y en el recién terminado 2010 fue de Q 773 mil 400 millones, con una ejecución del 84.3%.

González-Regueral afirma que no se ha desarrollado un informe que ayude a identificar el lugar de Guatemala en América Latina en apoyo e inversión para la juventud, pero se puede tomar el indicador intermedio que menciona que el paí­s está por debajo de la región centroamericana en acceso a la educación en el ciclo básico, además, en términos de embarazo precoz está en los primeros puestos y en el último dato de permanencia en la escuela. También es válido mencionar que Guatemala se sitúa por detrás de Haití­ en niños y niñas menores de cinco años que padecen de desnutrición crónica.

El último problema mencionado genera dolencias que se arrastran toda la vida en términos de una estatura inferior y menores capacidades para adquirir el conocimiento. Ante esto, González-Regueral detecta un aumento de la migración de jóvenes en condiciones de extrema dificultad y baja protección.

NO ES MEJOR

Por su parte, Amí­lcar Ordóñez, de la organización Save the Children, menciona que los esfuerzos realizados por los programas sociales, como Escuelas Abiertas, son positivos: «En términos de acceso de oportunidades son muy buenos, pero en cuanto a la calidad no es la mejor».

Por eso, Ordóñez sostiene que los esfuerzos se tienen que concentrar en la calidad de educación y en la atención no sólo de la educación primaria, que tiene una cobertura casi total, sino que además deben fortalecerse los niveles preprimario y secundario.

En el tema presupuestario, para Duarte existe algo positivo ya que por primera vez, en el 2011 aparece un rubro de Q23.5 millones dedicados al tema de reducción de la desnutrición crónica. «Si uno ve la magnitud del problema esa es una cantidad insignificante, pero ya es un reconocimiento por parte del Estado que la desnutrición es un problema que hay que resolver», menciona.

Pedro Cruz, de la organización Jóvenes por Guatemala, sostiene que además existen serios problemas en materia de seguridad en el transporte público, centros educativos y de recreación; inadecuada calidad e infraestructura educativa y falta de ofertas de empleo para los jóvenes.

«No existe una motivación real y eficiente para que jóvenes de básicos y secundaria adquieran el compromiso de ser mejores ciudadanos. Ni mucho menos existen programas educativos que incentiven para que los jóvenes se hagan valer en un futuro como empresarios o trabajadores en la cual puedan adquirir una responsabilidad para poder tener mejores condiciones de vida», refiere el activista.

De esa cuenta, Cruz sostiene que la «falta de compromiso e interés por parte de las autoridades en los jóvenes es lo que genera una falta de credibilidad». «A eso le podemos agregar la falta de programas en beneficio de los jóvenes que tengan una visión a largo plazo en la cual se busque el desarrollo personal e integral de los jóvenes, para poder salir adelante. La mayorí­a de los programas que existen son cortoplacistas y con intereses propios», destacó.

SIN INTENCIONES DE MEJORAR

Como se comprobó a través de la visita que hizo la doctora Rosa Marí­a Ortiz, vicepresidenta del Comité de Derechos del Niño de la ONU, existen muchos vací­os en las acciones del Estado en materia de polí­ticas a favor de la niñez y juventud, ya que no tiene como prioridad en su agenda a este sector.

Al respecto de la participación de todos los sectores de la sociedad en el problema, «hacemos un llamado al empresariado guatemalteco para que realmente tenga conciencia en la situación que vivimos ya que si no invertimos en la niñez y adolescencia no vamos a poder cosechar paz ni progreso en este paí­s», enfatizó Ordóñez.

«Tenemos un panorama difí­cil para el 2011 ya que las prioridades del Estado son otras ya que es un año electoral», indicó al tiempo que advirtió que el Estado tendrá el interés de la niñez y adolescencia solo bajo la presión de organizaciones e instituciones que trabajan en el tema.

«Cada vez hay un mayor número de niños y adolescentes organizados que conocen sus derechos y que a viva voz los divulgan haciendo cosas concretas», mencionó con optimismo Ordóñez. Lo anterior se refleja en un contexto de discriminación y estigmatización al joven que decide salir de las áreas rojas y marcar una diferencia.

En ese sentido, la asociación Trasciende que atiende alrededor de 500 jóvenes al mes, explica a través de Fernando Reynoso, Mr. Fer como es conocido, que por medio del break dance, el graffitti y hip hop ayudan a los adolescentes que buscan con urgencia salir de los barrios estigmatizados, como áreas rojas, para dar un mensaje a la sociedad por medio de lo que para ellos es arte.

«Si se te ocurre algún punto rojo ahí­ vamos; todos vienen de lugares como la zona 18, 6, 12, colonias como Villalobos, el Mezquital, el Limón, el Gallito, la Limonada, el Esfuerzo». Fernando dice que estos jóvenes buscan oportunidades de hacer cosas distintas y que por ser de esas áreas son señalados de delincuentes.

La cultura del hip-hop en Guatemala ha estado durante años y gracias a que ahora bastantes jóvenes lo están practicando es más aceptado. «Hay mayor aceptación pero aún así­ carecemos de espacios públicos donde los chavos puedan ensayar; aún hace falta mucho por alcanzar para que la gente lo vea como un arte o un deporte».

Pero al margen del trabajo social, Cruz sostiene que es fundamental «incentivar, promover y motivar el involucramiento de los principales sectores sociales del paí­s para la creación de alianzas para la generación de polí­ticas públicas que busquen desinteresadamente la construcción de un mejor paí­s».

Es importante «crear programas y proyectos que busquen lo más rápido posible la incorporación a la vida productiva del paí­s de muchos jóvenes que, a causa de no conseguir un empleo digno, se ven en la triste necesidad de incorporarse a maras, pandillas y narcotráfico», sostiene

González-Regueral, por su parte, menciona que la participación social se realiza en el sentido de ser actores y motores de una cultura de derechos humanos, desarrollando una cultura democrática basada en derechos, «pero hay una tendencia bastante inquietante a diabolizar a los jóvenes como lo que han querido hacer los sectores de justicia en pedir aumentos de pena y disminución de edad penal a pesar que sabemos que los jóvenes pertenecen al 3% de los actores en hechos delictivos».

«Serí­a muy bueno que en las agendas de los distintos partidos polí­ticos se retomasen temas como la lucha contra la desnutrición, la pobreza extrema y las necesidades de la juventud que a menudo no recibe suficiente escucha de parte de los polí­ticos», puntualizó el representante de Unicef.

INFOGRAFíA


La realidad de la niñez y juventud en Guatemala

* El 25% de la población económicamente activa es menor de 14 años*

* El 60% de los jóvenes que acaban de llegar a la mayorí­a de edad son excluidos de un empleo formal.

* De la población joven que vive en el paí­s:

o El 51% vive en situación de pobreza.

o El 21% en pobreza extrema.

o El 37% puede ingresar a sus estudios básicos.

o El 22% a estudios de diversificado.

o El 1% a estudios universitarios.

* 19 centavos de cada quetzal en el presupuesto de egresos de la Nación se orienta de manera especí­fica a la niñez y juventud.**

* Para el 2011, la población menor de edad se incrementará a 7,066,690***

*FUENTE: FUNDAJU

**FUENTE: UNICEF

***FUENTE: INE

«No existe una motivación real y eficiente para que jóvenes de básicos y secundaria adquieran el compromiso de ser mejores ciudadanos. Ni mucho menos existen programas educativos que incentiven para que los jóvenes se hagan valer en un futuro como empresarios o trabajadores en el cual puedan adquirir una responsabilidad para poder tener mejores condiciones de vida».

Pedro Cruz

Jóvenes por Guatemala