JUSTO A TIEMPO


Los médicos terminaron su labor en medio de una luz intensa y del sonido producido por la pantalla que registraba los signos vitales. La chica aún estaba inconsciente, pero se salvarí­a.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Margareth Nielsen padeció de los riñones desde muy niña, pero al cumplir diecisiete años, su enfermedad se agravó y corrí­a el riesgo de morir si no se hacia pronto un transplante.

Durante varias semanas se buscó a un donador apropiado, pero por una u otra razón, el deseado órgano se hací­a esperar. Cuando ya casi se agotaban las esperanzas, se anunció el milagro.

Esa noche de diciembre, Margareth fue preparada para la intervención. Pero cuando ella entraba a la sala de operaciones, su madre salí­a de allí­: en secreto, habí­a decidido darle la vida otra vez.

EL AMOR DE MADRE DA 10 VECES LA VIDA

POR SU HIJO.