Justicia del lejano oeste


Ronnie Lee Gardner será ejecutado mañana en Utah. FOTO LA HORA: AFP UTAH DEPARTMENT OF CORRECTIONS

Un asesino convicto será ejecutado por un pelotón de fusilamiento mañana, lo que marca un retroceso a la justicia del lejano oeste y renueva el debate sobre la aplicación de la pena de muerte en Estados Unidos.


Ronnie Lee Gardner, de 49 años, se convertirá en el primer preso en Estados Unidos en ser ejecutado por un pelotón de fusilamiento desde 1996, después de haber elegido morir por una ráfaga de balas en una audiencia en Utah (oeste) realizada en abril pasado.

La ejecución por fusilamiento fue declarada ilegal por Utah en 2004, pero la prohibición no era retroactiva, por lo cual Gardner tuvo que elegir bajo qué método querí­a morir y se inclinó por esa opción en vez de una inyección letal.

Gardner, que fue condenado a muerte hace 25 años por matar a tiros a un abogado mientras intentaba escaparse de una audiencia en la corte, perdió el martes una apelación presentada ante la Corte Suprema de Utah.

A menos que la Corte Suprema de Estados Unidos haga lugar a una apelación de Gardner de último minuto, el convicto recibirá una ráfaga de disparos a su corazón en una cámara de ejecuciones en la Cárcel Estatal de Utah el viernes a las 12H05 hora local (06H05 GMT).

La inminente ejecución de Gardner ha dividido a familiares y amigos de las ví­ctimas, que declararon ante el Consejo de Indultos y Libertad Condicional de Utah la semana pasada que la condena a muerte del asesino podrí­a ser conmutada por cadena perpetua.

La familia del abogado Michael Burdell, asesinado por Gardner en su fallido intento de fuga en 1985, habí­a declarado que están en contra de su ejecución y que la ví­ctima de Gardner se hubiera opuesto a tal sentencia.

«Michael no habrí­a querido que Ronnie Lee fuera ejecutado», dijo Donna Nu, novia de Burdell cuando fue asesinado.

Sin embargo la familia de un guardia de seguridad al que Gardner disparó en el tribunal y resultó herido se declaró a favor, afirmando que el ahora fallecido Nick Kirk habí­a sufrido años de angustia mental y fí­sica.

«í‰l (acusado) nunca mostró ninguna compasión por ninguna de sus ví­ctimas. Así­ que ¿por qué debe merecer compasión alguna?», dijo ante el mismo panel la hija de Kirk, Tami Stewart.

El intento de escape de Gardner se produjo durante un juicio por el asesinato de un «barman», Melvyn Otterstrom, en un robo en 1984. Los familiares de Otterstrom también se pronunciaron a favor de la pena de muerte.

«Lo que está claro es que ahora el Sr. Gardner debe enfrentar las consecuencias que ha evadido durante mucho tiempo», dijo Jason Otterstrom, que tení­a tres años cuando su padre fue asesinado por Gardner.

Gardner parecí­a resignado a su suerte en la audiencia.

«No hay nada que yo pueda hacer que traiga de vuelta a la gente que maté. Sé que matarme les hará daño. Lo sé porque he estado del otro lado de un arma, por eso lo sé a ciencia cierta», dijo Gardner.

Los crí­ticos de la pena de muerte han condenado la ejecución de Gardner calificándola como un acto «bárbaro».

«Es difí­cil entender cómo podemos seguir estando comprometidos con esta forma de barbarie», dijo a la AFP Elisabeth Semel, directora del seminario Pena de Muerte en la facultad de derecho de la Universidad de California en Berkeley.

«Un pelotón de fusilamiento es tan anacrónico … la única manera de entenderlo es entendiendo la historia de la pena de muerte en Estados Unidos», añadió.

Semel cree que la ejecución de Gardner está relacionada a las raí­ces mormonas del estado de Utah, donde «la idea de la expiación sangrienta tiene mucho significado».

«Es la idea de que si usted cometió un asesinato, la única manera de que realmente pueda demostrar un remordimiento y ser castigado como corresponde, es mostrando su propia sangre», dijo.

La ejecución de Gardner se realizará en una cámara de ejecución donde será atado a una silla similar a la que se utiliza para las electrocuciones.

Los encargados de ejecutar la pena, voluntarios de las fuerzas del orden público del Estado, pondrán un blanco encima de su corazón y una capucha sobre su cabeza antes de apuntar al condenado.

A Gardner se le concederá la oportunidad de decir sus últimas palabras antes de ser fusilado.