Juntos votaremos


El 9 de septiembre debe ser un dí­a que conscientemente, con entusiasmo patriótico, con espí­ritu y ejemplo ciudadano concurramos a votar.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

De la misma manera que asistimos a la iglesia, al culto, debemos de asistir a votar acompañados de nuestros padres, de nuestros hijos para que los niños reciban y corroboren el ejemplo, que vean en sus padres y abuelos personas responsables que cumplen y ejercen su derecho de elegir, evidenciándoles que la patria, la sociedad, la democracia implica el ejercicio de nuestro voto de forma secreta.

¿Por quién votar? esa es nuestra responsabilidad. El voto debe ser el producto del pensamiento y el deseo que tenemos por una Guatemala mejor. ¿Deseamos un gobierno de corte militarista imperativo, inflexible, radical o deseamos un gobierno del pueblo, para el pueblo, que se preocupe de todos, pero ante todo que reconozca su obligación social de combatir y luchar en contra de la pobreza, de la extrema pobreza, de la inseguridad, de la falta de educación y salud, de planes de previsión social que le garanticen a todos y cada uno de los guatemaltecos vivir en paz?

La paz no es producto de firmar documentos, cualquier persona puede colocarse su mejor traje, ponerse un uniforme de gala y firmar documentos porque las circunstancias le colocaron en esa obligación, pero eso no es hacer la paz. La paz se construye dí­a a dí­a y es tan frágil que la afecta y la destruye la injusticia.

Chile, paí­s que conozco, respeto y quiero, pero que no está en ningún caso en mi cariño y preocupación antes que Guatemala, ha logrado salir de las cenizas a las que llegó gracias al sacrificio que los chilenos realizaron. 16 años, las fuerzas armadas institucionalmente gobernaron y rehicieron las estructuras económicas y sociales. Los subsiguientes gobiernos de la concertación no destruyeron todo lo bueno, por el contrario, lo adaptaron, lo continuaron, mejoraron y complementaron. Por ello, el actual gobierno puede decir que la pobreza y extrema pobreza en Chile son casi inexistentes, en el más pequeño poblado hay agua, luz, teléfonos y una infraestructura que permanentemente se mantiene y mejora, las oportunidades de educación, trabajo y servicios públicos son mucho más adecuadas y numerosas que en cualquier otro paí­s latinoamericano.

Juntos votaremos, llevemos a nuestros padres, facilitémosle a cualquier persona que está empleada con nosotros que concurra a votar, no pretendamos, ni siquiera insinuar, por quién debe cada quien votar, ello significarí­a una enorme muestra de falta de respeto, un abuso injustificable.

Los lí­deres espirituales, sacerdotes, pastores, rabinos y chamanes, los maestros y ante todo los padres de familia debemos de insistir que el gobierno debe ser el producto de la concurrencia a ejercer nuestro derecho de voto.

A estas alturas del proceso «Que nadie se queda atrás, todos juntos adelante», en familia, en una fiesta cí­vica, sin vergí¼enza, con alegrí­a y entereza, concurramos a participar y a elegir, sólo de esa manera podremos decir que nuestro voto cuenta, que la persona o las personas que quedaron electas son nuestros servidores públicos, nuestros representantes y que como consecuencia de ello, les requeriremos que obren en busca del bien común, respetando a los individuos pero no subordinándose a los grupos de poder.