1er. ACTO: ¿Cuál fue el precio final de la venta de la casa, don Ramón? Pregunta el abogado. Doscientos mil dólares Lic. Por cierto, ¿en cuánto se va a escriturar? Pues depende, don Ramón, hay que ver en cuánto está inscrita en la matrícula. Creo que en 50,000 quetzales. Ah bueno, entonces escrituremos la venta en Q. 60,000, diez mil quetzales de más porque hay que poner algo de ganancia para no ser garra; es una ganancia mínima. ¿Cuánto sería entonces el IVA, Lic? El 12 por ciento de esos 60,000 quetzales, o sea 7,200 pesos, don Ramón. Aun así es mucho, Lic; pero está bien, algo hay que pagar de impuestos.
Ahora imagínese, don Ramón, si se pagara el IVA sobre el precio verdadero serían como 180,000 quetzales solo de IVA. Púchis, licenciado, así no se puede, y tanto dinero para que se lo hueveen los políticos. 2º ACTO: La vendedora pregunta por qué en la minuta aparece que la venta se hace por un precio muy inferior al acordado. Es para que usted no pague tanto impuesto, doña Margot, la instruye el abogado. Pero yo entendía que los impuestos los paga el comprador, licenciado. Sí, doña Margot, es cierto, pero don Ramón de plano no hubiera comprado si tiene que pagar todo eso y además, con el precio real, usted tendría que pagar mucho por concepto de ganancia de capital, esto es la diferencia entre el precio de la venta y el que tiene el avalúo, o sea una ganancia como de un millón quinientos mil quetzales, de eso habría que pagar poco menos de una tercera parte del valor total. íšpale, licenciado, si es así ponga esos 60,000 quetzales, pues. 3er. ACTO: Todos los actores aprenden de memoria sus respectivos papeles para ejecutarlos debidamente cuando se abra el telón en la oficina del notario, quien en la escritura da fe de que doña Margot le vende una casa en la zona 10 a don Ramón por un valor de 60,000 quetzales que dice tener recibidos a su entera satisfacción. Tal como habían convenido, don Ramón entrega un cheque certificado por el banco A por la suma real, esto es, por Q. 1.600,000. 4º ACTO: Doña Margot deposita el cheque en su cuenta en el banco B; la cantidad es llamativa (además hay un reporte de la IVE) y un funcionario bancario le pregunta el origen de esos fondos. Fue por una venta que hice de una casa que tenía en la zona 10. ¡Ah, qué bien, señora!, ¿puedo ver copia de la escritura? Aquí la tiene. Pero, doña Margot, aquí dice que usted vende por Q. 60,000 y me trae un cheque por 1.600,000. Algo no encaja, doña Margot… COROLARIO: Cierra así una parodia que se repite todos los días en nuestro país, una pantomima celebrada en 4 actos, que si fuera comedia podríamos titular “Jugando al Escondite con el Fisco†en la que todos los protagonistas actúan sabiendo que están fingiendo, mintiendo, haciendo constar hechos falsos. Primera Reflexión: La economía de un país se mueve a la velocidad con que se hacen sus transacciones y esa economía se consolida con la certeza de sus operaciones que se hagan a la luz de la plena legalidad. Segunda Reflexión: A nadie le gusta pagar impuestos y todos están procurando los mecanismos para pagar los menos posibles; algunos mecanismos son legales, otros lamentablemente no lo son. Tercera Reflexión: Los tributos en Guatemala son, nominalmente, muy elevados, desproporcionados; pagar un 12% del valor por la venta de los inmuebles es casi absurdo (hace unos años era un 3% en timbres). Es cierto que algunos contribuyentes pueden trasladar (“jinetearâ€) las cantidades pagadas por concepto de IVA, pero son muy pocos. Cuarta Reflexión: Si se incrementan los controles en las compraventas y se monitorea el pago exacto de los impuestos el mercado inmobiliario (y otros) va a resultar seriamente afectado (provocando un efecto expansivo muy perjudicial para toda la economía). Quinta Reflexión: Es muy lamentable que por esas circunstancias ciudadanos “ordinariamente honrados†se vean envueltos en estos artificios que claramente están al margen de la legalidad. Sexta Reflexión: Urge una reforma fiscal que debe empezar desde abajo y tiene que contemplar todas estas circunstancias y armonizar integralmente todos los engranajes de esa inconmensurable maquinaria que es la economía de un país.