Esta mañana se publicó un recuento periodístico de casos en los que ha sido decisiva la participación de la jueza Carol Patricia Flores antes de favorecer a Ríos Montt con un fallo que ordena suspender el juicio que se ventila contra el militar retirado por crímenes cometidos contra la población civil cuando fue Jefe de Estado tras autoproclamarse Presidente de la República. Y realmente, pareciera un caso para Ripley, puesto que evidencia que cualquier asunto que llega a manos de esa juzgadora, se resuelve a favor de los sindicados y contra todo sentido de la lógica y la razón.
Empiezan relatando cómo fue que la juzgadora resolvió cerrar el caso de la Operación Pavón, favoreciendo a Alejandro Giammattei y otros sindicados. Con las mismas pruebas, en España, Suiza y Austria, el caso avanza en contra de Vielmann, Sperinsen y Figueroa.
Posteriormente también cerró el caso planteado por Jennifer Harbury contra el general Pérez Molina, afirmando que no existían argumentos válidos para continuar con la demanda y así se terminó un proceso allanando el camino a la candidatura presidencial y a la presidencia, del actual Presidente de la República.
Pero lo más escandaloso fue cuando decidió dejar en libertad por falta de mérito a Gloria Torres, hermana de la que fuera mujer de Álvaro Colom, Sandra Torres, sindicada por una estafa a la comuna de San Andrés Sajcabajá, en Quiché. Por si ello no bastara, también otorgó una medida sustitutiva por la risible suma de 50 mil quetzales a su hija, María Marta Castañeda Torres, y lo mismo ocurrió con la otra hija, Christa Eugenia Castañeda Torres, también libre bajo una fianza de 200,000 quetzales.
Favoreció a Beatriz Ofelia de León de Barreda, madre de Roberto Barreda, otorgándole la libertad no obstante las pruebas contundentes que se aportaron sobre la forma en que ayudó a su hijo a borrar evidencias para encubrir su responsabilidad en lo que ocurrió con Cristina Siekavizza.
Y posteriormente resolvió que lo ocurrido en la Cumbre Alaska fue una reacción de los militares que dispararon para defender su vida, por lo que el proceso iniciado por ese hecho de sangre quedó limitado a cargos muy sencillos que tienen que ver con legítima defensa.
No hay razón, pues, para tener ninguna sorpresa por la forma en que resolvió ahora. Los sorprendidos son los medios internacionales, como CNN, El País, el New York Times, el Washington Post, que no entienden cómo funciona el sistema de justicia en Guatemala y pensaron que se estaba afianzando el estado de derecho con un proceso que algunos llamaron aquí el Juicio del Siglo, pero que no es sino uno más para ponerle nueva mancha al tigre.
Minutero:
La máquina de la justicia
vuelve a mostrar estulticia;
a punta de campos pagados
abrumaron a los estrados