JUEVES SANTO: VISITA A LOS SAGRARIOS DE PASION EN GUATEMALA



Juan Alberto Sandoval Aldana

Universidad de San Carlos de Guatemala

La adoración a Jesús Sacramentado los dí­as Jueves Santo y Jueves de Corpus, ambas relacionadas con la institución de la Eucaristí­a y el sacerdocio, constituyen un gran acontecimiento en el mundo cristiano. La iglesia de Guatemala cuenta con la concesión de la Santa Sede desde 1733, del Jubileo Circular cuya gracia consiste en la exposición mayor del Santí­simo Sacramento en un doble circuito, es decir en dos iglesias distintas al mismo tiempo, todos los dí­as del año exceptuando los dí­as Jueves, Viernes y Sábado Santo. En el Compendio de la Historia de la ciudad de Guatemala, el padre Domingo Juarros se refiere a este acontecimiento de la forma siguiente: «Confirmó la expresada Archicofradí­a y sus Constituciones N.S. Padre Clemente XIII a 5 de diciembre de 1759, cuya Bula se publicó en esta ciudad, el 3er. Domingo de diciembre de 1761. A esta ilustre confraternidad debe la ciudad de Guatemala el inestimable beneficio del Jubileo Circular, que a solicitud de sus cofrades concedió por quince años N. S. Padre Clemente XII en el año de 1733, de cuya gracia comenzó a gozar la citada Ciudad el dí­a de la fiesta del Corpus, 24 de junio de 1734 y que a petición de los mismos, prorrogó por otros quince años el señor Benedicto XIV y por treinta el señor Clemente XIII».  La concesión fue proclamada a perpetuidad por el Papa Pí­o VI, privilegio que en el Continente Americano, después de nuestra patria, únicamente se comparte con la república de Brasil. Toda la majestuosa liturgia del dí­a Jueves Santo, está dedicada a realzar el misterio eucarí­stico, mezclándose entre los creyentes los sentimientos de gozo y alegrí­a por la permanencia eterna de Cristo en las Sagradas Especies y la honda tristeza por su pasión y muerte. De ahí­ que ese dí­a se utilicen ornamentos blancos, suene el órgano en los templos y se toquen las campanas a Gloria, permaneciendo en silencio hasta que se produce la llamada que invita a la gran Vigilia Pascual. Este dí­a se celebran únicamente dos misas: Por la mañana la Misa Chrismatis en las catedrales y por la tarde la Missa in Ceana Domini, en la cual participan todos los sacerdotes recibiendo la comunión el clero con los fieles, debido a la suspensión de la celebración de las misas privadas, quedando en solemne repositorio el Santí­simo Sacramento, colocado en la urna del Monumento o Sagrario adecuado y adornado decorosamente con velas y luces, conforme lo prescrito por la Sagrada Congregación de Ritos, expuesto a la adoración desde el fin de la misa, hasta la media noche, sino hasta los oficios de la Pasión, en que se consume. Posteriormente se procede a desnudar los altares, excepto aquel en que se adora al Santí­simo. El Sagrario es un altar especial en el que se coloca una especie de urna cerrada conteniendo el cuerpo eucarí­stico de Jesús. En los paí­ses con ascendencia hispánica ha permanecido la representación en forma de túmulo con claros rasgos funerarios, considerándose esta estructura el sepulcro de Cristo, debido a que la cena eucarí­stica constituye una anticipación mí­stica de su muerte, quedando el cuerpo sepultado hasta la resurrección. En la Edad Media se acostumbraba colocar en un nicho la custodia con la hostia consagrada, siguiendo la idea formal de un entierro, como si el relicario fuera un sarcófago enterrado. En el siglo XVI aparecen magnificados los ceremoniales construyéndose altares regios y majestuoso alejados de la austeridad, inspirados en las corrientes renacentistas cuyas caracterí­sticas quedaron plasmadas en los monumentos o catafalcos funerarios de la realeza, influyendo en los sagrarios del Jueves Santo, Podemos citar como ejemplo en este ensayo el túmulo funerario imperial de Carlos V montado en la ciudad de México el año de 1559, cuyo diseño es similar al Monumento Eucarí­stico de la Catedral Sevilla. En el siglo XVII se incorporan a los sagrarios o monumentos, lienzos pintados con la finalidad de magnificar el espacio, alcanzando grandes alturas dentro del templo. Como resultado del movimiento contra reformista, la adoración al Santí­simo se refuerza ocupando los monumentos la totalidad del espacio del Altar Mayor. La suspensión de la celebración de la misa el Jueves Santo obliga a reservar el viático para los comulgantes, motivando la adoración de los fieles que permanecen en vigilia desde el ocaso del Jueves Santo hasta la Comunión general del Viernes Santo, a la que el Papa Pí­o VII concedió indulgencias plenarias del tesoro espiritual de la Iglesia particularmente a los fieles que dediquen una hora de oración ante el monumento con el Santí­simo, permaneciendo abiertos los templos de forma ininterrumpida, lo que ha motivado profundas tradiciones y devociones populares. Una de ellas es la visita al Sagrario o Monumento Eucarí­stico el Jueves y Viernes Santo. Aunque no hay un número establecido por la iglesia para la visita, en 1559 San Felipe Rómulo Neri, acompañado de sacerdotes y religiosos integrantes de la Orden del Oratorio y numerosos laicos, visitaba las siete Iglesias o primeras parroquias de Roma en peregrinación, recordando piadosamente cuando Jesús fue llevado de un lugar a otro antes de ser enjuiciado, de la misma forma que se realiza el ejercicio del rezo del Ví­a Crucis, meditando sobre la Pasión en el huerto de Getsemaní­, el prendimiento de Jesús y su presentación ante Anás, Caifás, Pilatos y Herodes hasta ser sentenciado a la muerte de Cruz. La tradición de acompañar a Jesús en los momentos de abandono y sufrimiento desde la noche del Jueves Santo fue traí­da al Nuevo Mundo, tomando carta de presencia en cada una de las colonias españolas a ultramar, incorporándose algunas especificidades culturales y expresiones de los grupos religiosos locales como parte del sincretismo, promoviéndose actividades lúdicas como el juego de tabas y tipachas, en las calles, la ingesta de chocolate caliente y la dramatización del prendimiento de Jesús, en los pueblos de la zona costera y el altiplano occidental de Guatemala. Es importante anotar que ese dí­a aparecen los monigotes de Judas con sus testamentos que recorren las calles pidiendo limosna. En Guatemala desde el siglo XVI existió la Cofradí­a del Santí­simo, la cual fue elevada a Archicofradí­a el 28 de enero de 1669, teniendo como sede la parroquia de El Sagrario, una de las cuatro más antiguas de la ciudad entre las que se cuenta la de Los Remedios, Candelaria y San Sebastián, razón por la cual se les denomina «rectorales», teniendo la de El Sagrario, como mayor privilegio, el de encargarse del culto a la Sagrada Eucaristí­a en la Santa Iglesia Catedral y por consiguiente organizar las devociones populares. Como resultado de la investigación de archivo y centros documentales, encontramos el impreso epónimo titulado «Devotos Exercicios, Para Visitar Los Sagrarios el Jueves, y Viernes Santo. En Piadosas Meditaciones De la Pasión de Ntro. Señor Jesu-Christ., escrita Por un Presbí­tero del sagrado Ord. Tercero de N.S.P.S. de la ciudad de Córdova, impresa en Guatemala por el Sr. Alexo Mariano Bracamonte, en el año de 1796, con cuya portada se reproduce en este espacio. Por su contenido podemos conocer la forma en que se meditaba durante la visita de Sagrarios en Guatemala a finales del Siglo XVIII. Las instrucciones en el prólogo son las siguientes: «He observado amante lector, que algunas devotas personas visitan los Sagrarios el Jueves, y viernes Sto. andando la Via-Sacra; y aplaudiendo esta loable costumbre, y a su peticion dispuse este modo fácil de orar meditando en cada uno un paso de la dolorosí­sima Pasion de Ntro. Redentor Jesu-Christo. Podrás visitar los que tu devoción te dictare, o conforme el lugar en que te halles, o alo menos cinco, o uno cinco veces, o repetir los que pudieres, especialmente en las Iglesias ó Capillas donde suele haber Jubileo o absoluciones…» «?dando limosnay si no te huboeres confesado, te bastará el dolor, y propósito de confesarte antes. Supongo habrás asistido á los divinos oficios de tu Parroquia, ó Iglesia de tu devoción, y allí­ darás principio a la visita de los Sagrarios de esta forma.» Las meditaciones en el impreso fueron preparadas para visitar 12 sagrarios. Ante los cuales se meditaban los siguientes pasajes: 1. Acción de gracias por la Institución Eucarí­stica y meditación sobre la íšltima Cena y el lavado de los pies a los apóstoles. 2. Meditación sobre la pasión de Cristo en el huerto. 3. La ignominiosa venta que el traidor Judas trataba en la prisión y la aprensión llevándole atado, cayendo y levantando hasta la casa de Anás en donde fue bofeteado. 4. De cómo Jesús fue llevado a la casa de Caifás, en donde examinando su doctrina buscaron pretexto para la sentencia de muerte, también los insultos, golpes y afrentas de los soldados de los cuales no se sabrá hasta el dí­a del juicio final. 5. De cómo fue llevado a casa de Pilato, Presidente de Judea quien lo remitió a Herodes y este lo devolvió a Pilato vestido de blanco, insignia de loco. 6. De cómo Pilato pronunció la Sentencia de 5 mil azotes y la coronación de espinas. 7. De cómo Pilato puso a Jesús en un balcón vestido de rojo ante el pueblo judaico junto a Barrabás. 8. Sentencia de Jesús a muerte y la salida de su Divina Majestad hacia la estación del Calvario y de cómo San Juan fue a dar aviso a su madre que con las tres Marí­as salió a encontrar a su hijo. 9. De cómo cayo el Salvador Tres Veces a tierra, su encuentro con las mujeres y cómo una de ellas limpió su rostro afeado que quedó impreso en tres partes. 10. De cómo fue desnudado al llegar al Calvario en presencia del malvado pueblo que con furia diabólica le tendió sobre el leño estirando con cordeles sus brazos para alcanzar los agujeros de los clavos siguiendo su crucifixión. 11. De cómo fue levantado en alto la cruz en cuyo trance se estremeció su sagrado cuerpo. 12. De cómo murió y fue bajado de la Cruz puesto en brazos de su Santí­sima Madre y cómo el rico tesoro de los cielos fue puesto en un sepulcro, quedando esta santí­sima Reyna en la más triste soledad.