Todo el mundo consideró ofensivas las declaraciones del ex canciller del Gobierno de Honduras (de facto, constitucional, que más da) cuando dijo que el negrito Obama no sabía ni dónde quedaba Tegucigalpa, por la forma como se alineó con el pedido chavista de desconocer al nuevo gobierno.
Posiblemente no lo sabía, pero ahora ya lo sabe y lo sabrán las futuras generaciones de presidentes de los Estados Unidos, pues una metida de pata tan grande, que a pesar de que fue del agrado diplomático y político de todo el mundo, la decisión tomada, tendrá unas repercusiones serias para ese país, al haber traicionado a su aliado incondicional de toda la vida, como lo ha sido Honduras.
Revise la historia y va a ver que más o menos tengo algo de razón; Honduras, Israel y la Gran Bretaña nunca han tenido divergencias con los Estados Unidos en los últimos tiempos, siendo que en el primero, ha habido base militar estadounidense, creo que desde la Primera Guerra Mundial o antes, mientras que en el resto de países americanos han sido expulsados.
Viendo todos estos antecedentes y lo que se dice sobre represalias económicas, yo no mucho las creo, pues nadie puede ser tan mal agradecido y mucho menos perder su base de operaciones que tienen montada en Honduras, que aunque no detiene del todo al narcotráfico, es un freno importante para su trasiego.
Por eso como decía alguien, a las pruebas me remito, y si el gobierno actual de Honduras no cae, es que el recorte de ayuda de Estados Unidos es ficticio, y lo que están jugando Chávez y Obama, es a ver quién le mira la cara de baboso a quien, siendo que ambos no se pueden insultar étnicamente, pues si no se va a oír aquella expresión antigua: «El comal le dijo a la olla»