JOYAS EN EL FANGO


La corona de los grandes hombres no es de laureles; está formada de sangre, lágrimas y sacrificios.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Sólo en el yunque de la adversidad, se forjan los corazones destinados a la gloria.

Los héroes bendicen sus aflicciones; gracias a ellas, alcanzan la maravillosa plenitud.

Si el camino por el que vas, no es difí­cil de recorrer, es que al final de él no hay lugar digno de llegar.

Como el invierno precede a la primavera, el dolor es un anticipo de la máxima y auténtica felicidad.

Las aflicciones son los mejores cimientos, sobre los cuales se edifica una vida dichosa y productiva.

El sufrimiento es la luz que ilumina nuestro paso rumbo a la consoladora presencia de Dios.