Jóvenes indí­genas se recuperan de «histeria colectiva»



Un grupo de adolescentes indí­genas mexicanos salió de un profundo estado de sugestión de tres meses que vivieron después de participar de un juego esotérico en la norteña localidad de Yavaros, cuyos pobladores llegaron a cerrar accesos para aislar a la comunidad afectada por el mal.

El transe de los 19 adolescentes comenzó en septiembre pasado, cuando los jóvenes estaban jugando a la llamada «ouija», un tablero de madera con letras pintadas cuyos mensajes se interpretan como testimonios del «más allá».

De acuerdo con ellos, la ouija les habrí­a dicho que morirí­an todos juntos un mediodí­a, hora en la que suelen estar en la secundaria de Yavaros, del municipio de Huatabampo, Sonora, a 2.000 km de la capital de México.

Al iniciar el ciclo escolar, los sí­ntomas de desmayos, náuseas, dolores de cabeza intensos y risa sin causa aparente comenzaron a repetirse entre los adolescentes, y con ello una amplia gama de posibles causas.

«Estrés y mala nutrición», fue la primera causa que esbozó el secretario estatal de Salud, Raymundo López.

Un ’castigo’ divino por haber «pecado contra el primer mandamiento de reconocer a Dios como único Dios», dijo a la prensa local el arzobispo de la arquidiócesis de Hermosillo, Sonora, José Ulises Mací­as Salcedo.

Protección Civil creyó incluso que se trataba de tifoidea.

Pero los familiares de los afectados aseguraron que se trataba de una intoxicación por la contaminación generada en el pueblo por las procesadoras de pescado.

«Hay mucho miedo de la gente, no sabemos qué es lo que nos está haciendo mal. Los muchachos se desmayan», comentó una mujer de Yavaros, localidad de unas siete mil personas dedicadas en su mayorí­a a la pesca.

Ante la incertidumbre sobre las causas, las clases de la secundaria fueron suspendidas varios dí­as y los lugareños bloquearon los accesos para aislar preventivamente a la localidad y al mismo tiempo en demanda de atención gubernamental.

Con el paso del tiempo la pesca sufrió una drástica disminución y la extraña enfermedad se cobró incluso la vida de unos 40 gatos y perros.

«Los perros fueron entregados al personal de Salud de Huatabampo para ser sacrificados, y sus cabezas sometidas a estudios para identificar la enfermedad que aqueja a la población», reportó la prensa local.

Finalmente el gobierno estatal, después de declarar Alerta Preventiva Máxima e iniciar una limpieza de la localidad, internó a los jóvenes en noviembre en tres hospitales del estado, a donde fue llevado Gregorio Katz, pionero en México de la siquiatrí­a infantil.

Su diagnóstico: «histeria colectiva de tipo conversivo» provocada por factores «emocionales», dijo Katz.

«No es grave», añadió el siquiatra, que estuvo en Hermosillo la semana pasada, donde también descubrió que hubo un factor «socio-ecológico» que se combinó con la «sugestión» provocada por la ouija.

«Toda la gente que vive ahí­ en el pueblo se sintió muy alarmada por dos fenómenos», dijo Katz. Por un lado se comenzó «a quemar cabeza de camarón, que nunca antes se habí­a hecho. El olor que despide es sumamente desagradable y agresivo; estaban acostumbrados a la quema de pescado».

«Y por otro lado hay una sardinera y hay muchas latas de sardinas tiradas en los basureros, lo que provocó que un dí­a, después de que llovió siete horas seguidas, cosa inédita en ese puerto, se acentuaran los fuertes olores», añadió.

Tanto las harineras como los basureros están «muy cerca de la secundaria, entonces es posible que los sí­ntomas de los jóvenes hayan sido provocados por los intensos olores y a su vez asociados con el juego», dijo el siquiatra.

«Los chicos fueron dados de alta el miércoles pasado, pero seguirán bajo supervisión médica», aseguró Luis De la Madrid, secretario de Salud de Sonora.

«Los perros fueron entregados al personal de Salud de Huatabampo para ser sacrificados, y sus cabezas sometidas a estudios para identificar la enfermedad que aqueja a la población»

Reportes de

la prensa local.