Los jóvenes musulmanes son el centro de atención de los servicios de seguridad británicos, preocupados porque las organizaciones terroristas se afanan por reclutarlos para cometer atentados.
La directora de los servicios secretos británicos MI5, Eliza Manningham Buller, advirtió contra este fenómeno al evaluar la amenaza que pende sobre Gran Bretaña.
«Son los jóvenes quienes son fuertemente buscados, preparados, radicalizados», alertó.
«Se les lleva por un camino que, muy rápidamente, de manera extraordinaria, puede terminar con su implicación en la matanza de sus conciudadanos o su muerte prematura en ataques suicidas o en campos de batalla en el extranjero», agregó el jueves, al hablar frente a universitarios en el Queen Mary’s College de Londres.
«Las organizaciones terroristas llevan a cabo esfuerzos considerables para reclutar a más jóvenes en los grupos que son entrenados y adoctrinados para cometer ataques terroristas», dijo a la AFP Paul Wilkinson, profesor del centro de estudios sobre terrorismo de la Universidad de Saint Andrews, en Escocia.
Según Wilkinson, «a largo plazo, lo más importante que podemos hacer es asegurarnos de que los jóvenes no sean atraídos» por estas organizaciones.
La toma de conciencia de las autoridades se remonta a los atentados de Londres, el 7 de julio de 2005, cometido por jóvenes musulmanes británicos. Estos atentados suicidas dejaron 56 muertos, entre ellos los cuatro autores, y 700 heridos.
El mayor de los cuatro kamikazes, Mohamed Sidique Khan, tenía 30 años, pero sus tres cómplices, Shahzaad Tanweer, Germaine Lindsay y Hasib Mir Hussain tenían respectivamente 22, 19 y 18 años. Tres eran de origen paquistaní y uno de origen jamaicano (Lindsay).
Otros casos alimentaron desde entonces estos temores, como el complot presuntamente desbaratado contra vuelos trasatlánticos el 10 de agosto pasado. El más joven de los arrestados tenía 17 años. Todos son británicos, principalmente de origen paquistaní.
Otros siete británicos musulmanes, el menor de ellos de 19 años, son actualmente juzgados en Londres por planificar atentados en Gran Bretaña en 2004.
Según Elisa Manningham Buller, el problema es más difícil de resolver porque el alistamiento de los jóvenes ocurre a través de su entorno inmediato o por internet.
«Cada vez más gente pasa de la simpatía pasiva al terrorismo activo al ser radicalizados o adoctrinados por amigos de la familia o en sesiones de entrenamiento organizadas (en Gran Bretaña o en el extranjero) y por imágenes televisivas, vía chat o en sitios de internet», indicó.
La comunidad musulmana en Gran Bretaña es sobre todo de origen paquistaní, y sus miembros efectuaron 402.000 viajes a su país de origen en 2005.
Según la jefa del MI5, Al Qaida dispone de una «máquina de propaganda sofisticada» y los ataques perpetrados en Irak son difundidos en internet en apenas media hora.
«Equipos de medios virtuales editan el resultado, lo traducen al inglés y a varios otros idiomas y lo preparan para una audiencia mundial. Y de manera espantosa, vemos el resultado aquí. Se prepara a jóvenes adolescentes para que se conviertan en kamikazes», afirmó.
Bob Ayers, experto en terrorismo del instituto londinense Chatham House, indicó que las organizaciones extremistas no tienen dificultades en reclutar miembros en el seno de la población británica musulmana, de 1,6 millones de personas.
«Con una población tan importante, es fácil identificar a un centenar, mil o dos mil personas que tengan tendencias extremistas, sentimientos extremistas», explicó.