José Marí­a Morelos


í“scar Enrique Alvarado S.

Setenta y dos dí­as duró el sitio de Cuautla hasta que Morelos abandonó el poblado con sus trincheras, fueron célebres los nombres de Galeana, Matamoros y los Bravo. Al abandonar Cuautla se dirigió al Sur en donde se apoderó de Oaxaca.

En noviembre de 1812 tomó Acapulco, sin embargo, la guarnición resistió en el Castillo hasta agosto del año siguiente. En septiembre de 1813 reunió el Congreso de Chilpancingo. El 6 de noviembre fue declarada la Independencia de México bajo principios republicanos.

Sufrió derrotas ante Agustí­n de Iturbide, luego en las batallas de El Zapote, Lomas de Santa Marí­a y en Puruarán, esta última el 5 de enero de 1814. Condujo su ejército hacia Tehuacán (Puebla), y luego en Tezmalaca en donde por salvar a los congresistas fue hecho prisionero, conducido a México, condenado a muerte, degradado como sacerdote, pasado por las armas en el pueblo de San Cristóbal de Ecatepec el 22 de noviembre de 1815.

Uno de los estados de México lleva su nombre. Su ciudad natal, Valladolid, en la actualidad tiene el nombre de Morelia.

Callejas, nombrado Virrey de Nueva España no perdonó la vida del ilustre caudillo Morelos, la sentencia de muerte por fusilamiento, terminando así­ otra etapa de la emancipación.

En la obra México a través de los Siglos, dice: «Acercarse un soldado a vendarle los ojos, y él se resistió diciendo: «Aquí­ no hay objetos que me distraigan»; mas habiendo insistido el jefe de la escolta, se vendó con un pañuelo que sacó del bolsillo. Atado los brazos con los portafusiles de dos soldados que lo conducí­an, y arrastrando con dificultad los pesados grillos, fue llevado al recinto exterior del edificio. -¿Aquí­ es el lugar? preguntó con voz enérgica. Sí­, le respondieron. Obligáronle a arrodillarse con el rostro vuelto hacia una tapia; diose la voz de fuego, tronó la descarga, y apenas se disipó el humo, se percibió el cuerpo agitándose en horribles convulsiones, disparándole una segunda descarga, oyóse un grito penetrante y aterrador, y quedó inmóvil sobre una charca sangrienta el más notable y más bravo defensor de la Independencia de México».

Morelos fue un hombre humilde. Al morir hubo la idea que la revolución habí­a llegado a su fin, pero otros continuaron la lucha.