JOSE MANUEL MAYORGA: ENCARNACIÓN


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“Encarnación” es el título del proyecto de investigación artístico-antropológico sobre algunos aspectos de la prostitución en Guatemala que realizó el fotógrafo José Manuel Mayorga en el Archivo Histórico de la Policía Nacional en 2012 cuyos resultados presenta al público en una exposición enmarcada en la celebración del Día Internacional de la Mujer y que se inaugura mañana sábado 9 de marzo a las 19:00 en el Centro de Formación de la Cooperación Española de la ciudad de Antigua.

Por Juan B. Juárez

La exposición reúne impresiones en alto contraste en papel de algodón de las fotografías con las que las trabajadoras sexuales de los años 60 y 70 aparecen inscritas en el Registro de Ménades o fichadas en el Archivo de Delincuentes, así como imágenes tomadas de otros archivos y documentos; la propuesta se completa con fotografías de Daniel Chauche, Michaele Cozzi, Mitchell Denburg y Oscar Saavedra, fotógrafos profesionales que han documentado las circunstancias extremas y el aspecto humano de esas mujeres estigmatizadas por ejercer un oficio que al mismo tiempo que alivia poderosas pulsiones individuales y lubrica fundamentales relaciones sociales transgrede — y hace transgredir— preceptos morales, legales y religiosos dando lugar a conductas psico y sociológicamente tipificables e introduciendo oscuros sentimientos de culpa en los diversos actores que participan activa o pasivamente de esta ambigua institución. 
     El catálogo, cuyo diseño fue elaborado por Ximena Chapero, evoca la libreta de control que por ley están obligadas a portar las prostitutas, recoge también el ensayo de presentación que da cuenta de la metodología usada por José Manuel Mayorga en la investigación y de las concepciones jurídicas y la legislación que ha regido esta actividad desde 1881 hasta la fecha.  También incluye ensayos de Ana Cofiño, Anna Carla Ericastilla y Carolina Escobar Sarti, que asumen con la competencia intelectual y moral de mujeres consecuentes y liberadas la tarea de desmogigatear el tema sensible de la prostitución y sus ambiguas derivaciones en la sociedad guatemalteca del siglo XXI y que hacen del catálogo un documento para la historia y una auténtica pieza de colección (apenas 500 ejemplares).
    Imprimir los retratos en papel de algodón es un gesto delicado del fotógrafo —quizás el único que merecieron esos rostros endurecidos por la vida— para presentar un tema más bien brutal y estremecedor y para absorber —¿y absolver?— las miradas que han de recorrer esta galería siniestra donde aún no se apagan los sufrimientos, las culpas, los prejuicios y las malas actitudes. Que el blanco y el negro puros sean los que definen los rasgos de las retratadas y el espesor de sus vidas es, en cambio, un recurso expositivo del investigador para lograr que el espectador concentre su mirada y sus reflexiones en lo que verdaderamente importa y articule respuestas igualmente netas, sin los medios tonos de la condescendencia, el relativismo moral e ideológico y los compromisos de ocasión.  Ambos, el algodón y el alto contraste, son en manos de José Manuel Mayorga técnicas expresivas para que los hallazgos de su investigación y de sus sutiles reflexiones de artista de nuestro tiempo encarnen en esos rostros que ahora nos miran directamente a los ojos.
     Así, confrontados ineludiblemente por los rostros tristes de las putas, lo que aparece ante nuestros ojos turbados no es la prostitución como un tema de conversación sino el hecho concreto, personal y social, del manejo de la energía sexual por cauces subterráneos y los efectos, también concretos, en la coloración de la vida social y de nuestra existencia y nuestra identidad personales, coloración siempre desbordada que va de lo estridente a lo violento, de lo oscuro a lo vergonzoso, de lo fantástico a lo dudoso y de lo pasional a lo patológico.  Aparte, por supuesto, de lo que haya que decir del uso y abuso de la mujer, institucionalizado por la sociedad, legalizado por el Estado, consagrado por la costumbre, tolerado y perdonado por la moral y la religión; y ahora, en el siglo XXI, estudiado y comprendido por las ciencias sociales, cultivado por los empresarios y promovido abierta y globalmente por la publicidad y el mercado.
     Sin embargo, a lo que conduce la obra del artista José Manuel Mayorga no es a un mea culpa, ni a una acusación o a una denuncia de la doble moral sino a algo más complejo y sutil.  Digamos nuevamente, entonces, que lo que absorbe el papel de algodón en que están impresos los retratos de las prostitutas son las miradas turbadas —¿turbias?— de los espectadores, que de esta manera se incorporan a la obra y forman parte de lo que está expuesto y de lo que encarna en esta “Encarnación”.  En otras palabras, el propósito de la obra de arte que se muestra en esta exposición es ese reflejo y la reflexión que de allí se deriva.  En ese sentido la obra ciertamente está compuesta por esos rostros rescatados por el autor de los oscuros archivos policíacos y las imágenes de los otros fotógrafos; también, y con la misma necesidad material y semántica y la misma intensidad expresiva, por las miradas que tales imágenes suscitan en los espectadores, los textos críticos que recoge el catálogo y el apoyo de los colaboradores y patrocinadores del ambicioso proyecto artístico-social.  Además, deberá completarse con las reflexiones y las posturas personales e institucionales que provoque con el transcurrir del tiempo, que serán finalmente la prueba de su impacto y su trascendencia.
     Como puede verse, el proyecto artístico-antropológico titulado Encarnación surge de otra manera de asumir la creación artística y la función social del arte y del artista.  Es obvio que aquí no se trata de un artista solitario que crea obras que son la expresión de su talento técnico e imaginativo.  En este caso se trata de un artista que percibe en sí mismo y en su entorno ciertas taras espirituales, por llamarlas de algún modo, sobre las cuales reflexiona e investiga y busca en otras personas e instituciones el apoyo material y conceptual para realizar una obra que catalice pensamientos y reacciones en los miembros de la comunidad.  Es una obra que se origina en la colectividad y vuelve a ella como pauta para una reflexión fundada, después de un proceso de gestación que también tiene mucho de colectivo.  Así, a los nombres de las prostitutas que calzan los retratos y los de los fotógrafos y escritoras y de la diseñadora ya mencionados, habría que agregar el del curador Carlos Jiménez Vásquez y a Ediciones Del Pensativo, Centro de Formación de la Cooperación Española, Fototeca Guatemala-Cirma, Archivo General de Centro América, Boston College y Foto Europa Digital, convocados por José Manuel Mayorga para la realización de su trascendente y significativo proyecto artístico.
   
 La exposición estará abierta al público hasta el 30 de mayo y puede ser visitada de lunes a domingo de 9:00 a 18:00 horas en el Centro de Formación de la Cooperación Española: 6ª. Avenida entre 3ª. y 4ª. Calle, Antigua Guatemala.