En pro de su dignificación y defensa de sus conquistas, el magisterio del sector oficial realiza jornadas masivas con la participación de todos los maestros del país. Las han llevado a cabo en sucesivos gobiernos que pretenden socavar y arrebatarles dichas prestaciones.
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Los mentores «unidos, jamás serán vencidos» a fuer de un gremio pensante y protestatario, conforma siempre sólido bastión muy respetable. Cuando salen a manifestar en las calles constituyen unas de las mayores movilizaciones que registran en sus anales las historias recientes.
Son un mentís, a infundios malintencionados que objetan su movimiento, achacándolo a intención de holganza sencillamente. Demuestran el espíritu, que les anima, consistente en impedir a toda costa el intento apañado de privatizar la educación, caso que contraviene la Constitución.
Además, defienden hasta con las uñas el Decreto Legislativo 1485, capítulo de la Dignificación y Catalogación del Magisterio Nacional, piedra angular de su edificio simbólico. Legislación fundamental cuya finalidad viene a ser su instrumento titular, mínimo e irrenunciable.
Las protestas magisteriales han crecido y subido de tono, en contra de la Ley Marco de Educación, la cual presentó al Congreso el grupo Visión del País. La óptica del ente en mención tiene, a criterio de los docentes, dar un giro diferente en toda la línea a la educación.
Entre otras peticiones avaladas por los mentores cobra trascendencia un aumento del 15% a sus emolumentos no así el ofrecido del 8% por la titular de la cartera del ramo. Ese estira y afloja lo cimientan respecto a su inconformidad con la transferencia millonaria a trabajos del aeropuerto.
El papel del magisterio nacional en defensa gremial y de altos intereses nacionales una vez más se pone de manifiesto hoy en día, como durante las memorables jornadas de junio del año de 1944. Contribuyeron bastante con conciencia cívica a la caída del presidente Ubico.