Los ataques contra los chiitas continuaron el miércoles en Irak, un día después de un mortífero atentado en Hilla que costó la vida a 117 peregrinos, según el último balance, mientras iraquíes y estadounidenses temen represalias de las milicias chiitas.
El martes por la tarde, dos hombres que llevaban abrigos repletos de explosivos los hicieron estallar en medio de una multitud de peregrinos cerca de Hilla, a 120 km al sur de Bagdad.
«Muchas personas que se encontraban en estado crítico fallecieron durante la noche y tememos que el balance de 117 muertos siga aumentando. Nosotros estamos atendiendo a 173 heridos», declaró a la AFP el Dr. Saad al Chemari, del hospital de Hilla. El anterior balance señalaba 90 muertos y 160 heridos.
El primer ministro, Nuri al Maliki, acusó a los extremistas sunitas y denunció «la alianza de los takfiri y de los partidarios de Saddam Hussein, que continúan la política de crímenes masivos del antiguo régimen».
En Hilla, los allegados de las víctimas acusaron el martes a los policías iraquíes después del atentado y pidieron la protección del Ejército del Mahdi, la temida milicia del líder radical chiita Moqtada Sadr.
Los ataques contra los chiitas continuaron en el país. Los cadáveres de ocho peregrinos fueron llevados el miércoles antes de la madrugada al hospital Yarmuk de Bagdad, donde otros 23 eran atendidos por sus heridas, según una fuente médica.
También en Bagdad, un hombre murió y otros tres fueron heridos por hombres que abrieron fuego contra un grupo de peregrinos, según la misma fuente.
Las autoridades iraquíes y norteamericanas temen ahora represalias de las milicias chiitas, que se muestran discretas en la capital después de que a mediados de febrero se lanzó la operación «Imponer la ley», un nuevo plan de seguridad en cuyo marco se han desplegado unos 90.000 iraquíes y militares estadounidenses.
«Después de cada ataque de este tipo, nosotros tememos la reanudación del ciclo infernal de represalias religiosas» entre chiitas y sunitas, reconoció el teniente coronel Christopher Garver, portavoz del ejército estadounidese.
Desde hace varios días, decenas de miles de peregrinos se dirigen a pie agitando carteles con consignas religiosas y ejemplares del Corán a Kerbala para conmemorar el sábado el 40º día después de la muerte del imán Hussein, una de las figuras más reverenciadas del islam chiita, asesinado en 680 por la dinastía sunita de los Omeyas.
A pesar de que unos 8.000 soldados y policías iraquíes fueron enviados como refuerzo a Kerbala, a unos 110 km al sur de Bagdad, según las autoridades locales, los peregrinos sufren numerosos ataques, sobre todo cuando atraviesan regiones o barrios sunitas.
Siete policías y un peregrino chiita murieron el miércoles y otras 25 personas resultaron heridas en un atentado suicida con coche bomba contra un retén para proteger a los peregrinos chiitas en un barrio sunita de Bagdad, indicaron los servicios de seguridad iraquíes.
«El atentado suicida, cometido con ayuda de un coche bomba, estaba dirigido contra un puesto de control que protegía a los peregrinos chiitas que se dirigen a la ciudad santa de Kerbala», indicó una fuente de esos servicios.
«Siete miembros de los comandos de la policía murieron, así como un peregrino. Otros 15 policías y 10 peregrinos resultaron heridos en la explosión, en el barrio de Saidiya, en el sur de Bagdad» mayoritariamente sunita, agregó la fuente.
Los ataques contra los peregrinos chiitas se multiplican desde hace varios días en Irak. El martes, 117 personas murieron en un doble atentado suicida en Hilla, al sur de Bagdad.
Decenas de miles de peregrinos chiitas se dirigen a pie a Kerbala para conmemorar el sábado el cuadragésimo día después de la muerte del imán Hussein, una de las figuras más veneradas del islam chiita, muerto en 680 por la dinastía sunita de los Omeyas.