Si demuestras tu amor hacia ti mismo practicando ejercicios fí­sicos, aseándote cuidadosamente, y alimentándote con sabidurí­a…

Si sales con suficiente tiempo rumbo a tu trabajo y ya allí­ repartes sinceros saludos, vivificantes sonrisas, y desinteresada amabilidad…

Si laboras con limpieza, eficiencia y responsabilidad, y haces del cansancio un estí­mulo más para mejorar tu productividad…

Si trabajas como si fueras un socio de la empresa y conviertes cada jornada en una ofrenda a Dios, a la Patria y a la comunidad…

Entonces, la dicha de ser grande será toda tuya.