John McCain, experiencia y heroí­smo


John McCain, candidato a la presidencia de Estados Unidos, desea mantener la continuidad del gobierno republicano, que lleva ocho años con George W. Bush.

John McCain, héroe de la guerra de Vietnam, pondrá una vez más su destino en manos de los estadounidenses mañana cuando se enfrente tal vez a su batalla más difí­cil: la conquista de la Casa Blanca.


Con 72 años, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, que padeció torturas y aislamiento durante los cinco años que fue prisionero en las celdas del «Hanoi Hilton», ya no combate en el frente militar, sino en pos de cautivar los corazones de sus compatriotas.

Senador desde hace 21 años por Arizona (suroeste), John Sidney McCain nació el 29 de agosto de 1936 y es el heredero de una dinastí­a militar al servicio de Estados Unidos desde su independencia, en el siglo XVIII.

En caso de triunfar en la carrera por la Casa Blanca, este viejo zorro de la polí­tica de cabellos blancos y pálida piel se convertirá en el jefe de Estado de mayor edad al momento de asumir un primer mandato en Estados Unidos, en contraste con su contrincante demócrata, Barack Obama, de 47 años.

El equipo de campaña de McCain intentó hacer de su edad una carta de triunfo al insistir en su experiencia, heroí­smo y patriotismo, en momentos en que Estados Unidos combate en Irak y Afganistán, y enfrenta una crisis económica.

Pero con el paí­s sumido en la incertidumbre de la crisis financiera, sus arrebatos patrióticos encuentran cada vez menor eco entre los votantes. Y McCain, que ha admitido que la economí­a no es su fuerte, tiene dificultades crecientes para convencer al electorado de que es el candidato adecuado para manejar la situación.

Según sus detractores, conserva de su pasado militar cierto acento belicoso, que caracteriza su manera de hacer polí­tica. Su temperamento impulsivo quedó a la vista a fines de septiembre con la intempestiva suspensión de su campaña para participar en las negociaciones del Congreso sobre el plan del gobierno para rescatar al sector bancario.

Igualmente sorpresiva y polémica fue la designación de la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, para acompañarlo en la fórmula presidencial.

El nombramiento entusiasmó inicialmente al electorado republicano, pero su estrella fue palideciendo a la luz de las entrevistas realizadas a Palin, de 44 años. Su aparente inexperiencia y desinformación comenzaron a convertir su candidatura a la vicepresidencia republicana en una peligrosa apuesta.

McCain fue uno de los primeros republicanos en criticar a la Casa Blanca por haber invadido Irak con un número insuficiente de soldados. Hoy defiende la permanencia de las tropas estadounidenses hasta lograr la victoria, «cien años si fuera necesario», y asegura que prefiere «perder la elección a perder la guerra».

No obstante, su participación en el Congreso en numerosas comisiones de defensa y polí­tica exterior lo hacen un actor respetado en esos terrenos.

Hombre independiente, de convicciones más que de partido, a veces le ha dado la espalda a sus correligionarios en el Congreso. O al propio George W. Bush, su rival y verdugo en las primarias de 2000.

En ese sentido, el senador por Arizona se jacta de poder trabajar con todos, incluso con colegas que no son de su partido, como el demócrata Edward Kennedy, con quien redactó un proyecto de ley sobre inmigración que no prosperó. También es uno de los pocos republicanos que se interesó en la cuestión del cambio climático.

Pero en la mayorí­a de los temas sociales, se mantiene al igual que su compañera de fórmula, Sarah Palin, como conservador: se opone al derecho al aborto, al matrimonio entre homosexuales y rechaza el control de las armas de fuego.

Padre de siete hijos, tres de ellos adoptados, se casó en 1980 en segundas nupcias con Cindy, rica heredera de un imperio de distribución de cerveza. A quienes hacen referencia a su avanzada edad, les dice que hablen con su madre, que a los 96 años goza de una envidiable salud.

PALIN


La conservadora Sarah Palin, de 44 años, elegida a fines de agosto como compañera de fórmula del candidato republicano John McCain, es gobernadora de Alaska desde diciembre de 2006 y la primera mujer en ocupar el cargo en ese estado petrolero del noroeste.

Luchadora contra la corrupción dentro de su mismo partido en Alaska, esta joven mujer nacida el 11 de febrero de 1964, diplomada en comunicación y periodismo, pertenece al ala conservadora del partido.

Casada y madre de cinco hijos, está en contra del aborto, es miembro de la National Rifle Association (NRA), el poderoso grupo de presión por las armas de fuego, y aboga por la construcción de un conducto para transportar gas natural a través de Alaska, el estado más extenso de Estados Unidos.

Sarah Palin, también alcaldesa de la ciudad de Wasilla en Alaska entre 1996 y 2002, defiende además con fervor la apertura de la reserva natural ártica (Arctic National Wildlife Refuge) a las perforaciones petroleras, uno de los ejes de la polí­tica energética defendidos por McCain.

En las primarias republicanas para los comicios a la gobernación del estado de 2006, consiguió imponer su candidatura frente a varios rivales, entre ellos al gobernador saliente Frank Murkowsi, quien le habí­a ofrecido un cargo en la comisión de las reservas de gas y petróleo de Alaska. Palin habí­a orientado su campaña sobre asuntos de transporte, educación y seguridad.

Electa 11a gobernadora de Alaska el 7 de noviembre de 2006 con 49% de votos contra 41% de su rival demócrata Tony Knowles y 10% del independiente Andrew Halco, Sarah Palin fue, además de la primera mujer en ocupar ese cargo en el estado, la más joven en gobernar.

Deportista, también es amante de la caza y de la pesca.