JOHN KOTTER, EL SENTIDO DE LA URGENCIA


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En una época en donde la urgencia se aprecia y la productividad es sumamente valorada, un libro como este es oportuno en cuanto ofrece consejos y propone la reflexión con el propósito de que los lectores puedan comprender el sentido de la urgencia y adopten un modo de vida acorde a los tiempos modernos.

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Por EDUARDO BLANDÓN

Si el siglo XX fue un período heredero de la Revolución Industrial y el trabajo intensivo, el siglo XXI supera ese horizonte de la mano de la Revolución Digital, donde la efectividad es altamente reconocida y constituye una variable imprescindible para alcanzar el éxito en la supervivencia del mundo competitivo de nuestros tiempos.

Es aquí donde cobra valor el libro para quienes leen estas materias porque se trata de analizar perspectivas actualizadas desde un fondo que debe ser también humanista.  La gestión administrativa no puede renunciar a considerar dichas propuestas desde una perspectiva que le brinde su lugar al ser humano.

Por eso la lectura de textos como este no puede consistir en la memorización de ideas sin ningún interés crítico.  Los lectores deben analizar las propuestas y apropiarse de los instrumentos y las sugerencias que atienden al cambio conductual para renovar y corregir el quehacer profesional.

TODO COMIENZA CON UN SENTIDO DE URGENCIA

La propuesta de John Kotter da inicio de una manera filosófica preguntándose sobre el sentido de la urgencia, esto es, ¿tiene sentido el carácter urgente en la actualidad? ¿Por qué la urgencia en nuestros tiempos?  ¿Es adecuada la perspectiva y cuáles son los valores que se rescatan?  Este es el desafío que se propone en las primeras páginas.

Kotter, luego de escribir sobre la autocomplacencia, indica que debe enfrentársela a través de una actitud de urgencia que promueva la productividad y la eficiencia en el desempeño de las actividades laborales.  Da la impresión que la señala como una plaga de nuestros tiempos y propone su solución.

 “La solución para el problema de la autocomplacencia es un verdadero sentido de urgencia. Este conjunto de pensamientos, sentimientos y acciones jamás se relaciona con lista interminable de actividades agotadoras.  No tiene nada que ver con estar corriendo preocupados de una reunión a otra.  No está apoyado en un torrente de adrenalina que no puede mantenerse en el tiempo.  La verdadera urgencia se centra en asuntos críticos, no en agendas atestadas de lo importante y lo trivial”.

El camino sugerido es, pues, el trabajo diligente, pero más allá de éste, el guiado por una inteligencia pragmática que busca reducir tiempos y estrés.  Se trata de la aplicación de un “más por menos” que aplicado a la actividad laboral genere réditos, sentimientos de satisfacción y salud física de largo plazo.

Por eso indica que la estrategia no va por el lado de la ansiedad.  Y ejemplifica subrayando el valor de la disciplina cotidiana: no es una carrera de fondo, dice, sino el esfuerzo constante y permanente que realiza poco a poco las grandes responsabilidades diarias.

Precisamente define el concepto de urgencia como “necesidad o falta apremiante de lo que es menester para algún negocio”.  La palabra “menester” es importante porque señala la definición constante que un gerente debe tomar en cada momento. Las decisiones no se toman mañana, sino hoy, ahora, aquí.

Hay en la propuesta de Kotter una insistencia por el tiempo, particularmente el “ahora” en una época de competencia ruda.  Un gerente no puede posponer las elecciones ni la toma de posición, debe tener el coraje y la lucidez para postular el cambio y moverse según la mejor opción.

Por eso dice que “la acción urgente no se logra por sentimientos de satisfacción, ansiedad, frustración o enojo, sino por una determinación visceral de moverse y ganar, ahora”.

Se trata, en consecuencia, de la sobrevivencia de la organización y el prestigio del profesional que se desempeña en la empresa.  Kotter aboga por la sagacidad y el olfato perruno (inteligencia administrativa y gerencial) que permite sobreponerse y tomar ventaja de los demás.  Así, indica el autor, las personas con sentido de urgencia ven en cada coyuntura una oportunidad para salir adelante.