Jefe de BP explica la marea negra


El presidente ejecutivo de BP, Tony Hayward (C), habla con miembros de su comitiva. Alex Wong / Getty Images / AFP

El director ejecutivo de BP Tony Hayward enfrentaba hoy su primer interrogatorio público por parte del Congreso de Estados Unidos por el derrame de crudo en el Golfo de México, la peor catástrofe ambiental en la historia del paí­s.


Rodeado de asesores y policí­as del servicio de seguridad del Congreso, Hayward ingresó con aire sereno a la sala de la Subcomisión de Investigación y Supervisión de Comercio y Energí­a de la Cámara baja poco antes de las 10H00 (14H00 GMT), hora prevista para la audiencia.

Al ejecutivo, que se sentó solo detrás de un micrófono, se le reclamó «honestidad» y «contrición», y aceptar la culpa de la «complacencia» de BP con la seguridad.

Pese a que Hayward recibió elogios de parte del representante demócrata por California Henry Waxman por la decisión de BP de crear un fondo de 20.000 millones de dólares, a ser administrado en forma independiente, para compensar a los afectados por el derrame, los dardos no se hicieron esperar.

Waxman no demoró en atacar a la gigante petrolera británica, responsable de la marea negra tras la explosión el 20 de abril de una plataforma que operaba en el Golfo de México, a la que acusó de negligencia.

Afirmó que no habí­a ninguna evidencia de que los altos directivos de BP se hubieran informado de posibles problemas de seguridad en la plataforma siniestrada Deepwater Horizon.

«La complacencia corporativa de BP es asombrosa», dijo Waxman, quien puntualizó que hubo una serie de advertencias previas a la explosión de la plataforma que un ingeniero calificó como «pozo de pesadilla».

«Hubo oí­dos sordos a estas advertencias», dijo Waxman. «Ustedes debieron hacer de la seguridad la máxima prioridad de BP, pero bajo su liderazgo BP ha tomado riesgos extremos».

Por su parte, el representante demócrata Bart Stupak, que preside la audiencia, fue mordaz al señalar que «estoy seguro que va a recuperar su vida, y con un paracaí­das de oro allá en Inglaterra. Pero nosotros en Estados Unidos nos quedaremos con las terribles consecuencias de la imprudente omisión de BP en materia de seguridad».

Así­, aludió a unas declaraciones de Haywrd en las que señaló que deseaba el fin de la catástrofe para recuperar su vida.

Por su parte, el legislador republicano Joe Barton advirtió a Hayward que «le vamos a plantear preguntas verdaderamente difí­ciles».

El director ejecutivo de BP dijo -en un testimonio preparado- comprender que se esperen respuestas simples sobre cómo ocurrió y quién es responsable del derrame, pero indicó que «la verdad, es que se trata de un accidente complejo, causado por una combinación de fallas sin precedentes».

«Varias empresas están implicadas, entre ellas BP, y simplemente es demasiado pronto determinar la causa», agregó.

Indicó que «la explosión e incendio de (la plataforma) Deepwater Horizon que derivó en el derrame en el Golfo de México nunca debió haber ocurrido, y lamento profundamente que lo haya hecho», al tiempo que dijo estar «personalmente devastado».

«Ninguno de nosotros aún sabe porqué ocurrió. Pero cualquiera sea la causa, en BP haremos lo que podamos para asegurarnos que un incidente como este no volverá a ocurrir», señaló en sus comentarios preparados.

ENERGíAS VERDES Futuro incierto


Con un mercado de energí­as verdes aún balbuceante y un plan sobre el clima estancado en el Congreso, Estados Unidos permanece lejos de cortar el cordón umbilical que lo une al petróleo, pese a la determinación demostrada por el presidente estadounidense ante la marea negra, estimaron expertos.

«La tragedia que afecta nuestras costas es un fuerte y doloroso recordatorio de que han llegado los tiempos para adoptar energí­as adecuadas en el futuro», dijo Barack Obama, quien se dirigió a sus compatriotas desde el Salón Oval de la Casa Blanca por primera vez desde que asumió la presidencia.

Ante el peor desastre ambiental en la historia de Estados Unidos, los defensores de las energí­as renovables esperan que las imágenes del crudo contaminando las costas del Golfo de México provoquen una revolución en el principal consumidor de petróleo en el mundo y marquen el comienzo del fin de los combustibles fósiles.

El derrame «recuerda algunas verdades acerca de la extracción de energí­a», dijo John Quealy, analista especializado en tecnologí­a verde del banco de inversión canadiense Canaccord Genuity.

«Recurrimos a los recursos de petróleo y gas naturales más difí­ciles de extraer, que presentan mayores riesgos», agregó.

Incluso el sector nuclear, con una imagen empañada por sus propios y trágicos accidentes, expresó su cauta esperanza de un resurgimiento como el que siguió a la crisis del petróleo de los años 70.

Pero los inversores, lejos de precipitarse hacia la energí­a del sol, eólica o de los biocombustibles desde el comienzo del derrame de petróleo, se han mantenido alejados. Las acciones de las empresas del sector cayeron en las últimas semanas ante las preocupaciones que afectaron los mercados financieros por la incertidumbre de la recuperación económica.

Para Alex Morris, un analista experto en energí­a de la casa de corretaje Raymond James, Estados Unidos sigue siendo por lejos el número uno del mercado mundial en materia de energí­a renovable.

«La industria cuenta con numerosas empresas especializadas en energí­a solar, que sufrirí­an graves consecuencias por la caí­da del euro», agregó, recordando que el 78% de las ventas de la energí­a solar en el mundo están en Europa.

Muchos expertos atribuyen a la ausencia de medidas concretas de Obama la falta de inversión en energí­a limpia.

«El presidente debe hacer más», dijo Kyle Ash, asesor de la organización ecologista Greenpeace. «La Casa Blanca no se ha implicado eficazmente» para adoptar un plan climático, añadió.

Obama, que por un lado solicita el lanzamiento de una «misión nacional» para impulsar la innovación en el sector, no detalla cómo espera desbloquear la legislación del Senado sobre energí­a y clima para permitir a Estados Unidos dejar de depender de los combustibles fósiles con el tiempo.

El derrame de petróleo, lejos de acelerar el proceso, en realidad puede complicar la tarea.

«Una de las medidas propuestas como un incentivo para adoptar el texto es el incremento de las perforaciones mar adentro» para convencer a los legisladores renuentes, dijo Rob Stone, analista de Cowen & Co.