El Godzilla de la gran pantalla que asustó y encantó al público en 1954 era un actor en un traje de goma con un cierre en la espalda. Y muchos japoneses lo siguen prefiriendo a él por encima de la terrorífica versión en 3D hecha por Hollywood, con todo y sus gloriosos gráficos computarizados.
«El Godzilla estadounidense es sólo una iguana gigante descontrolada», dice Mudai Nozaki, de 30 años, quien considera a Godzilla la mayor contribución de Japón a la historia del cine junto con el director de «Los siete samuráis» y «Kagemusha, la sombra del guerrero», Akira Kurosawa.
Su reacción es sorprendentemente típica entre los japoneses que han visto el tráiler del filme, titulado simplemente «Godzilla», que se estrena el 16 de mayo en Estados Unidos y en julio en Japón. Se preguntan si la nueva versión de Warner Bros. será un homenaje o una vergüenza para el monstruoso legado de Japón.
Los amantes japoneses de Godzilla dicen que su emblemático héroe cae en una categoría fantasmal especial llamada «kaiju», que tiene características más imaginarias e inverosímiles que monstruos que les parecen más mundanos como King Kong o Frankenstein.
Y la versión de Hollywood no es kaiju, dijo Kazuya Haraguchi, quien colecciona objetos de Godzilla, incluida una serie entera de DVDs de los Toho Studios, que vino con una enorme cabeza de Godzilla, con costo de 100.000 yenes (1.000 dólares).
El técnico de filme de 45 años dice que Hollywood ya metió la pata una vez, en 1998, con una versión dirigida por Roland Emmerich.
Y casi todo lo del nuevo Godzilla está mal otra vez, de pies a cabeza: el modo en que cuelgan sus brazos, la piel de su espalda demasiado regular, incluso la forma de su cabeza. «Es demasiado pequeña», dijo Haraguchi. «La voz es la equivocada. Debe ser mucho más alta».
Menosprecia a la criatura de la nueva película y pronuncia su nombre como «Gadzilla», imitando el acento estadounidense, en lugar de «Gojira» (goyira), el modo en que lo dicen los japoneses, una palabra que combina «gorila» y «kujira», o ballena.
«Espero que llegue el día en que un director japonés pueda volver a hacer una película de Godzilla para el mundo», dijo.
En la historia original, Godzilla emergía del Océano Pacífico como una mutación despertada por las pruebas de armas nucleares en el atolón Bikini, subrayando el trauma emocional de Japón por las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki a fines de la Segunda Guerra Mundial.
La historia de Hollywood se aparta un poco de ese guion y coloca a Godzilla en San Francisco, en vez de Tokio, y a enfrentar a un monstruo volador que no es el original. Pero el filme se mantiene fiel al espíritu del original de muchas maneras.
El director Gareth Edwards dice que todo lo que ha hecho es producir una versión mejorada y más realista de Godzilla.
«En nuestra película, por primera vez volveremos a ver al animal», dijo a la Associated Press.
«Creo que si uno recorriera el mundo mostrando la silueta de Godzilla, probablemente sería el personaje más reconocido de la historia del cine», expresó. «Aun así, como adulto, es difícil señalar un filme que realmente le haya hecho justicia. Especialmente con las herramientas digitales disponibles hoy».
Edwards dice que creció viendo cintas de Godzilla y que siente un gran respeto por su profundo significado, al plantear interrogantes sobre las armas nucleares. Pero para muchos japoneses, la versión actualizada y tecnológicamente más moderna de su héroe no está nada bien.
Yumiko Yamashita, una trabajadora social de 40 años, cree que Godzilla debe ser adorable. «Kawaii», o tierno, es el modo en que lo describe.
Está orgullosa de que genere respeto en ultramar, pero se rió de la representación estadounidense: «Lo hacen demasiado ostentoso. Se vuelve demasiado americano».
Haruo Nakajima dice que un verdadero Godzilla debe ser una figura de rasgos conmovedores aunque destruya los edificios y puentes en su camino.
Él debe saber. Fue el primer Godzilla.
Nakajima, de 85 años, era un doble en películas de samuráis cuando le ofrecieron el papel del monstruo. Tuvo que crear el personaje desde cero, y se fue al zoológico a estudiar el modo en que se movían los osos y los elefantes.
Recordó que el traje era tan caluroso, en especial bajo las brillantes luces del plató, que podría haber llenado medio balde de agua con el sudor que le corría por la espalda.
«Yo soy el original, el verdadero», dijo, y agregó que los Godzillas subsiguientes han sido meras imitaciones. «Si Godzilla no puede caminar apropiadamente, no es más que un circo de fenómenos».