El primer ministro japonés Shinzo Abe volvió a negar hoy que los militares nipones obligaran a unas 200 mil mujeres asiáticas a prostituirse durante la Segunda Guerra Mundial, mientras aumentan las presiones para que Tokio pida perdón de nuevo en este caso.
«No existió ninguna coerción, como secuestros, perpetrada por las autoridades japonesas. Ningún testimonio fiable lo corrobora», declaró le primer ministro conservador ante el Parlamento, y afirmó que fueron las malas condiciones económicas y los proxenetas locales lo que obligaron a esas mujeres a prostituirse para el Ejército Imperial japonés.
El Congreso norteamericano debe examinar próximamente un proyecto de resolución del representante demócrata Mike Honda, que exhorta a Japón «disculparse formalmente y sin ambigí¼edad y a levantar acta de esta tragedia».
Los dirigentes de la derecha japonesa, incluido el propio Abe, han respondido en repetidas ocasiones que Japón ya respondido por esos actos.
Tokio expresó en 1993 sus «sinceras excusas y arrepentimiento», y reconoció que el ejército japonés había estado implicado «directa o indirectamente» en esa esclavitud sexual que, según los historiadores, afectó al menos a 200 mil jóvenes asiáticas, en su mayoría coreanas.
«La resolución norteamericana no está basada en hechos objetivos ni toma en cuenta las excusas de Japón», criticó hoy Abe.
El primer ministro, que no disimula sus opiniones nacionalistas, aseguró la semana pasada que no existe ninguna prueba material de que los japoneses practicaran una política sistemática de prostitución forzosa.