Jacinta Escudos es una escritora salvadoreña que ha logrado hacerse un espacio en las letras contemporáneas más representativas de Centroamérica. Recientemente, la editorial guatemalteca F&G Editores publicó su colección de relatos «Crónicas para sentimentales».

– MCA: Desde el título «Crónica para sentimentales», advierte al lector sobre los dos componentes principales de este libro, la innovación en la crónica, y en el sentimentalismo. En cuanto al primer componente, ¿es este libro un esfuerzo por encontrar formas nuevas para narrar?
– JE: Todos mis libros y escritos son una constante búsqueda por nuevas formas de narrar o por encontrar la forma adecuada y única que tiene cada historia para ser contada.
– MCA: La forma narrativa de este libro se esfuerza por entretejer una historia compleja. El lector debe estar dispuesto a desenmarañar la narración para que el cerebro la asimile de mejor manera. ¿Fue su intención formar lectores más dispuestos a esto?
– JE: La idea no es entretejer historias complejas, porque como dije, creo que cada historia tiene su manera de ser contada; pero me interesa siempre que el lector participe conmigo en la construcción de la historia, que no sea un lector pasivo sino participativo. Esto también ha sido una constante en toda mi obra.
– MCA: La densidad narrativa, sumada con la densidad en el significado, también hace que el texto adquiera mucha velocidad. Se omiten nexos narrativos; la temporalidad avanza rápidamente; se evitan descripciones; párrafos de una o dos palabras, y otros efectos que hacen de la narración muy veloz, pero que aglutina una gran carga semiótica. ¿Considera que éste es un estilo afín al ritmo de vida del siglo XXI (velocidad y complejidad)?
– JE: No. Desafortunadamente a veces me ha tocado leer libros que de tan lineales me parecen sosos, sin gracia… pero creo que ésa es una decisión personal de cada escritor, y que tiene también que ver mucho con lo que se narra. En mi caso no es una decisión consciente y premeditada, sino propia de la forma que adoptó cada cuento.
– MCA: El segundo componente es el sentimentalismo. Werner Mackenbach opina en la contratapa que «en las Crónicas para sentimentales se atreve a incursionar en lo cursi, lo trivial y sentimental» sin perder su afán de desmitificar temas tabú». ¿Es éste libro una crítica al sentimentalismo, o mejor dicho a la cursilería, y sobre todo la cursilería en la literatura?
– JE: No es una crítica, en absoluto. Lo que me interesaba era retomar ciertos tonos y frases hechas, y sobre todo, los argumentos de rupturas sentimentales y amores irrealizables, de la inocencia y la ingenuidad características de los enamorados y explorar sus posibilidades narrativas y expresivas.
– MCA: Cuente sobre esa doble relación entre Cuentos sucios y Crónicas para sentimentales. ¿Son libros gemelos? ¿Son gemelos contrarios (como cuando uno es bueno y el otros el malvado)?
– JE: Son cuentos que se originan en el mismo momento creativo, nacieron en el mismo parto. Creo que es muy difícil que alguien se plantee que va a escribir un cuento sobre un tema determinado, o con un tono determinado. En aquel momento lo que hice fue escribir varios cuentos que luego reuní de acuerdo al tono que tenían y me llamó la atención los tonos casi opuestos que tenían algunos cuentos. Creo que fue resultado del mismo momento de escritura, como si de manera subconsciente, me puse a balancear un tono con otro a medida que los escribía.
– MCA: Es cosmopolitismo de los cuentos, ¿es un hecho planificado, o es el hábitat natural de la autora?
– JE: De lo que se trata más bien es la búsqueda de la universalidad en el texto pero también de los ambientes adecuados para las historias. Pienso por ejemplo en «Nights in Tunisia». No es lo mismo un club de jazz en Nueva York que en San Salvador, por ejemplo.
Jacinta Escudos nació en El Salvador. Ha cultivado los géneros de novela, cuento, poesía, crónica y ensayo.
Fue escritora residente en la Heinrich Bí¶ll Haus de Alemania y de La Maison des í‰crivains í‰trangers et des Traducteurs de Saint-Nazaire, Francia, ambas en el año 2000.
Ganadora del I Premio Centroamericano de Novela «Mario Monteforte Toledo» (2003), con su novela A-B-Sudario, publicada por Alfaguara.
Textos suyos aparecen en diversas antologías de América Latina, Estados Unidos y Europa. Entre sus publicaciones destacan la ya mencionada A-B-Sudario (2003), Felicidad doméstica y otras cosas aterradoras (2002), El desencanto (2001) y Cuentos sucios (1997).
Vive en El Salvador desde fines de 2009, donde imparte talleres literarios. Escribe la columna quincenal «Gabinete Caligari» en La Prensa Gráfica y el blog Jacintario en http://www.filmica.com/jacintaescudos/
La obra literaria de Jacinta Escudos constantemente se ha negado a una clasificación unidimensional y definitiva. Con cada nuevo texto esta autora nos ha sorprendido con facetas inesperadas de su creación artística, confirmando así un criterio con que la escritora misma en varias ocasiones «clasificó» a los autores salvadoreños contemporáneos: los inclasificables. Con Crónicas para sentimentales nos presenta otro ejemplo de esta continuidad en la discontinuidad. En contraposición a sus Cuentos sucios (publicados en 1997) en los cuales exploró temas incrustados en el lado oscuro de los seres humanos, en las Crónicas para sentimentales se atreve a incursionar en lo cursi, lo trivial y sentimental (valga la redundancia) sin perder su afán de desmitificar temas tabú, hasta en los acontecimientos más cotidianos de la vida humana.
La mayor constante de la obra que a lo largo de más de veinte años Jacinta Escudos nos ha presentado es su compromiso con la lengua: contra la palabra hueca y falsa, sea en forma de un patetismo ideológico o de una literatura ready made para el consumo fácil. Su escritura radica en una obsesión íntima, existencial por la expresión artística auténtica. Es una praxis constante, una razón de vida -único amparo frágil y precario que le permite sobrevivir, en el sentido más fundamental de la palabra-.
Werner Mackenbach