¿Soñaba usted con un texto de la historia de Guatemala breve, sencillo, pero completo? ¿Es usted de los que leer le da sueño y no siente absoluta pasión por un ejercicio que puede llegar a cansar y aburrir? ¿Le interesa la historia al menos para no pasar por ignorante entre la gente que se jacta de ser docta en esos temas? Entonces este libro es para usted. La obra «Breve historia de Guatemala» puede contribuir a que en pocas horas se ilustre de lo que pasó en el país en todo su desarrollo y llegue a comprender el hoy de esta hermosa, pero peculiar nación.
Evidentemente un libro como este no puede ser un sustituto de estudios más profundos y desarrollados. Es de utilidad para quienes van de prisa, corren y necesitan un manual fácil para recordar fechas, acontecimientos o nombres. Constituye un vademécum valioso para refrescarse la memoria y tener con frecuencia y con rapidez los datos en la punta de la lengua.
No es cierto tampoco que sea éste un libro para «dummies». No, el libro puede servir para iniciados, estudiosos exigentes y meticulosos e incluso para eruditos que desean tener la historia del país en ciento cuarenta y dos páginas. Por las características del texto, el libro podría servir de estudio también para los extranjeros que al venir al país desean conocer de manera fotográfica la realidad nacional.
La obra inaugura su exposición a partir de la época prehispánica. Aquí se rememora cómo era Guatemala antes de la conquista, sus pueblos, costumbres, arte, ciencia y religión. Todo un recuento que evoca el esplendor de una civilización esplendorosa, una de las más grandes de la antigí¼edad.
En la segunda parte el autor se centra en la época colonial. Grosso modo se narran los viajes de Colón, las hazañas de los conquistadores, la extensión de la religión católica y el desarrollo de la cultura en general. En pocas páginas Contreras sintetiza capítulos que podrían ser motivos de estudios rigurosos y amplios tales como los relacionados con la fundación de la Ciudad de Guatemala, las autoridades coloniales, la cultura de la colonia, la sociedad colonial, la economía colonial, los historiadores, el gobierno de Carlos III, entro otros temas.
El texto no cuenta con citas bibliográficas ni explicaciones a pie de página que permita extender sus hojas. El volumen se centra en la exposición breve de los temas y se tejen ordenadamente, dando lógica y secuencia, para que el lector aproveche mejor el recuento de la historia y los juzgue con prontitud. Es inútil exigir más del libro porque, sin duda, no es el propósito del escritor presentar un texto con todo el rigor académico.
En la tercera parte hay una exposición de «La República Federal». Aquí se aborda el estado de Europa previo a la Independencia: el reinado de Carlos IV, la Revolución francesa, las Cortes de Cádiz y el desenvolvimiento de Fernando VII. Seguidamente, hay un interés por presentar la declaración de la independencia, la organización de la República federal, la ruptura de la Federación (la importancia de Morazán) y, finalmente, el gobierno del doctor Gálvez.
Hasta aquí todo lo relativo a los años previos al nacimiento de Guatemala como nación independiente. A partir del capítulo cuarto se narran las tortuosidades por la adquisición de la personalidad propia. Se empieza con el Gobierno de los treinta años, la campaña nacional contra los filibusteros, la revolución de 1871, la Reforma, la campaña unionista y la situación política de Centroamérica en el siglo XIX. Este capítulo es quizá el más importante, pero también el más sintético. Aquí hay un desarrollo en el que poco se insiste en detalles que podrían dar una visión más amplia al lector bisoño.
La obra concluye con el capítulo titulado «Guatemala Contemporánea». La contemporaneidad empieza con la revolución, reacción y subversión relacionado a los sucesos de 1944 y termina con el apartado «Gobierno del Presidente ílvaro Arzú, 1996-2000». Esta parte del libro es quizá de más fácil lectura por ser la exposición de acontecimientos vividos probablemente por el lector.
Es interesante descubrir lo que escribe el autor sobre ese gobierno de 1996. «El nuevo gobierno tiene el respaldo del Congreso en donde su partido cuenta con mayoría de diputados, como resultado de las elecciones generales del año anterior. Pero aún es muy pronto para opinar sobre su labor gubernamental, porque apenas está al principio de su segundo año de gobierno. Pero durante el tiempo que lleva en el gobierno, el Presidente Arzú ha logrado firmar la paz con la URNG (?). El nuevo gobierno ha encontrado también problemas internos por el acrecentamiento de la delincuencia común, que tiene alarmada a la ciudadanía, pero las autoridades están luchando en contra de este flagelo social, con algún éxito».
Ahora ya sabemos cómo concluyeron esos años y somos conscientes de que ese «flagelo social», la delincuencia, no se ha logrado extinguir en el país. La historia es maestra de vida, según los clásicos, y bien vale la pena conocer bien su desarrollo para no incurrir en los errores de los antepasados, para aprender y tomar las mejores decisiones. El estudio de la historia, aunque sea a partir de un libro breve, puede marcar la diferencia entre los que juzgan erróneamente y se equivocan a menudo y los sabios que han aprendido de los otros.
En la parte final del libro, el autor se muestra optimista ante el porvenir. Insiste en que aún con sus sombras el país tiene futuro, pero éste dependerá de la sabiduría de quienes rigen la nación.
«Los aspectos negativos no impidieron que se produjeran cambios positivos en la sociedad y ahora, a finales del siglo, hay una mejor oportunidad de llegar a una verdadera democracia. Hay ahora una mayor conciencia cívica y más participación del pueblo en la vida política, y hasta el surgimiento de una conciencia indígena nueva. La historia continúa y el próximo futuro deberá ser mejor para nosotros».
Oportunas palabras que nos recuerda la seriedad con que debemos actuar en todos los momentos de la vida nacional, especialmente cuando se trata de una elección para presidente y autoridades en general.