¿Y quién mueve los hilos?


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Dados los últimos acontecimientos, como los incidentes que costaron la pérdida de vidas en Totonicapán; la conformación de una nueva aplanadora en el Congreso de la República que se apresta a aprobar unas reformas constitucionales sin sentido, que ha aprobado un presupuesto insostenible o una serie de leyes de complacencia; el secuestro de policías y empleados de una empresa subsidiaria de Energuate en San Marcos;

Juan Antonio Mazariegos G.


O la competencia por la distribución de las bolsas de subsistencia que con tres años de anticipación, marca desde ya el inicio de una campaña electoral entre los partidos políticos que ven o buscan oportunidades en mantener la mendicidad de la gente, lejos de promover el empleo para ellos, entre otros muchos “incidentes”, hacen que surja la duda sobre la conexión, si es que  existe, entre los hechos y actos relatados, cuáles son los intereses que los mueven, cuáles los efectos buscados por aquellos que tienen como medio de subsistencia la manipulación de los hilos de poder en este país y quiénes son estas personas o grupos.

Para nadie es desconocido que en Guatemala, del lado institucional o legal,  existen grupos, gremios, asociaciones, partidos políticos y un sinfín de organizaciones que luchan constantemente por el poder y el control, es más, no hay hecho ni acto que no se encuentre luego de acontecido con una infinidad de posiciones y de aprovechamiento por uno u otro sector que jala agua para su molino sin importar a nadie si esa polarización o su propia posición es buena o no para Guatemala. Existen además otros grupos, ajenos a la ley y que juegan en la liga del crimen organizado, narcotraficantes, contrabandistas, mareros o delincuentes organizados como extorsionistas, bandas de ladrones o violadores que para sus propios fines,  usados o aprovechados  por  los otros poderes  crean el caldo de cultivo adecuado que hace surgir en la mente de la mayoría de la población, ajena a estos juegos de poder, unas circunstancias que nos condenan a necesitar a esos mismos grupos que mueven los hilos.  Y por último y frente a esa coyuntura, nos encontramos los demás, la mayoría, ciudadanos comunes que vivimos en este país, acostumbrados a ver los hechos como las noticias que van y vienen en los diarios, noticia hoy, envoltorio mañana, como ajenas a nosotros hasta que nos toca el infortunio de cruzarnos en nuestro día con uno de esos intereses o poderes. Sin duda, esa mayoría,  los principales responsables de haber dejado que otros manejen los hilos de poder en este país que corresponden por naturaleza y ley a esa misma mayoría que debe de ejercer el poder en una Nación, somos los únicos realmente identificables, por nuestra pasividad y desgano, de que otros, los anónimos, manejen los hilos de poder en Guatemala. Esos hilos que manejan el poder y las personas que los mueven existen, dudarlo o negarlo no es más que una utopía, los intereses   existen y darnos cuenta de a qué grupo pertenecen o qué finalidad tienen es una obligación para no jugar el juego de ellos,  en el que no nos engañemos,  solo seremos marionetas.