Pareciera que no llegamos a estar hartos nunca de las situaciones que solo en nuestro país se pueden dar y que terminan siendo una explicación muy clara y sencilla del porqué es que no funcionamos como sociedad y, por ende, el Estado y sus instituciones son un desastre que no terminan por satisfacer las necesidades de los ciudadanos.
Ahí está el caso del nuevo Tribunal Supremo Electoral que empezó con una buena escoba nueva a intentar barrer a los partidos políticos, pero la muestra es que no alcanza para colocarlos en orden ante la campaña anticipada que, por medio de violar la Ley Electoral y de Partidos Políticos, realizan sin la más mínima angustia ante los anuncios de castigos por el pleno de magistrados.
Igual suerte tendrán con el intento de controlar el sistema de financiamiento con el que los aparatos de mercadeo político que en Guatemala se llaman partidos, echan a andar esas monstruosas campañas que terminan haciendo que la presidencia sea comprada por los financistas, más que ganada a base de programas y planteamientos serios.
Pero tenemos también el ejemplo de la Contralora General de Cuentas de la Nación, Nora Segura, que está a punto de entregar un puesto en el que pareciera que era la encargada de verificar la operación del gasto público en un país transparente y totalmente observante de las leyes. La Contralora se irá a su casa, eso sí, gozando de muchos privilegios que se ganó seguramente por medio del pacto de no realizar un caso concluyente a ningún corrupto.
El mensaje que nos mandan con este tipo de acciones es que ante las responsabilidades claras a las que no les cabe interpretación, la respuesta de los responsables es un soberano “¿Y qué?” con el que nos quieren dejar en claro que son ineficientes, que se acoplan al sistema oscuro en el que se mueve el país, pero tienen el cuero de cobrar, sentirse “grandes personajes” y obtener beneficios que nunca podrán ser comparados con los de ciudadanos honrados que hacen todos los días su trabajo sin pactar con los responsables de la corrupción e impunidad.
Evidentemente, la vergüenza no debe ser un término que conozcan ni, mucho menos, que afecte su actuar. Si así fuera, con pena hubieran salido la Contralora y los Magistrados a denunciar que tienen al frente una tarea que no pueden llevar a cabo. Pero eso nunca sucederá porque estamos en un país en el que “¿y qué?”. Ya que va de salida, valga decirle a la Contralora que habremos quienes sabemos que no hizo su trabajo.
Minutero:
Es reflejo la migración
de lo que somos como nación
no es ninguna noticia
nuestra tremenda injusticia