¿Y ahora qué?


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Esta es la pregunta que se hacen todos, tanto el ciudadano de derecha como el de izquierda; después del 11 de septiembre quedó flotando en el ambiente un halo de incertidumbre que dejó muchas preguntas y pocas respuestas. Por un lado el partido Patriota no se siente completamente ganador y por el otro el partido Lider no sabe cómo maximizar un capital electoral para la segunda vuelta sobre los votos que no necesariamente esperaba en la primera vuelta; el Frente Amplio obtuvo resultados electorales pobres y casi desaparece si no es por la ambigí¼edad de la Ley Electoral y de Paridos Polí­ticos, que autoriza seguir vigente habiendo metido al menos un diputado aunque no se haya obtenido como mí­nimo el 5% de votos válidos.

Julio Donis

 


Su representación en el Congreso será con dos diputados. Creo sorprendió con una campaña de menor cuantí­a en comparación con la inversión que hizo el Patriota en la capital. Otra sorpresa prevista es el partido de la diana de colores que logró ingresar quince diputados, quizá resultado del nicho duro que mantienen en la región de oriente, quizá los votos fueron para Portillo y no para Estrada. El sistema de partidos polí­ticos en su conjunto también sufrió daños esperados, caracterí­sticos de una débil musculatura institucional; el FRG y el PAN siendo los partidos más antiguos empezarán a enfrentar su declive, ambos obtuvieron un solo diputado. ADN y CASA salieron del ruedo y se volvieron historia. También la otrora sólida bancada unionista se verá severamente aminorada para la legislatura entrante con solamente un diputado. Las empresas que desarrollan los estudios de opinión pública tampoco saben cómo responder el hecho de que sus sendas encuestas fallaran. Mil hipótesis ya salen al paso ante las incómodas preguntas en el ambiente, en algunos casos hubo hasta diez puntos de diferencia con la realidad. Tampoco el Tribunal Supremo Electoral sabe cómo convencer públicamente sobre el retraso en la transmisión de los datos, su Director de Informática explicó la semana pasada que el mismo se debió a que en esta elección hubo que procesar 2 millones de personas más como consecuencia de un aumento en el padrón electoral. El comportamiento de los votantes también merece unas lí­neas; hubo un aumento significativo de seis puntos en la participación, lo cual se preveí­a porque el padrón electoral habí­a cerrado con una cantidad cercana a 7.3 millones en el que resalta el aumento de las mujeres, sin embargo, también el total de votos nulos y blancos tuvo un significativo incremento con 600 mil votos aproximadamente. También es relevante exponer los casos de disturbios en varias localidades municipales, hay alrededor de 40 peticiones para repetir lecciones locales. En general se reportan inconformidades por la reelección de alcaldes de turno lo cual derivó en quema de instalaciones ediles, amenazas de linchamiento, violencia etc. La ruta de análisis debe conducir sobre ¿por qué la inconformidad deriva en violencia desbordada? Cuál es la legitimidad que tiene el mecanismo de impugnación previsto por la ley. Y por otro lado hay que investigar con más profundidad la incidencia diferenciada entre acarreo y trasiego de votantes. Finalmente, la incertidumbre también alcanza a los dos partidos que van a segunda vuelta que se devanan en las gestiones para lograr alianzas con el resto de partidos. En un escenario de endeble fortaleza institucional del sistema de partidos, es relativo el alcance del acuerdo polí­tico. Me pregunto por ejemplo, ¿el acuerdo de ViVa con el PP implica de manera directa en endoso del votante de primero para el segundo? Entonces ¿qué es lo que se negocia? ¿Son acuerdos de élites? Creo que sí­, pero dichos arreglos incluyen ahora liderazgos regionales y nacionales, aún por encima de la organización del partido. En ese escenario también cabe preguntarse ¿hasta donde aguantarán las coaliciones UNE-Gana o la del Frente Amplio? En una sociedad conservadora y doblemoralista como la guatemalteca, la mayorí­a se pregunta ¿y ahora qué? desde sus precarias aspiraciones y no desde sus valores, lo hace desde el abandono como ciudadanos, lo hace desde la desconfianza, desde la subsistencia. Me parece que la misma pregunta tiene dos temporalidades, la de la segunda vuelta que debe implicar una reflexión pragmática e histórica y la del largo plazo, que impone una autoreflexión profunda.