Lo ocurrido en San Marcos con el auxiliar de la Procuraduría de Derechos Humanos, Óscar Arturo González, es una muestra de la irresponsabilidad de los gobiernos cuando nombran a los gobernadores departamentales, puesto que el de ese departamento, Luis Rivera, asumió el papel de “negociador” para lograr la liberación de los rehenes y nada más y nada menos que ofreció a los secuestradores que se quedaran con el funcionario de la PDH y que soltaran al resto.
El Presidente defendió ayer al Gobernador sin saber que éste iba a dar declaraciones ratificando lo dicho por el auxiliar de la PDH con el agregado de que explicó la razón de su “brillante decisión”. Según él, los pobladores que tomaron los rehenes iban a tener más respeto por el delegado del Procurador de los Derechos Humanos y por eso ofreció que se quedaran con él, como si fuera un objeto, a cambio de los policías y los empleados de la empresa de electricidad.
Para empezar, en una situación de toma de rehenes que implica el más mínimo peligro para las víctimas de la acción delictiva se tiene que poner a expertos a negociar porque son situaciones delicadas que pueden irse de las manos por cualquier error. Darle esa responsabilidad a un individuo con tan pocas luces es sumamente riesgoso y en ese sentido la responsabilidad del Ministerio de Gobernación es muy delicada y tienen que entender que cuando hay vidas humanas de por medio se tiene que actuar con inteligencia y tino.
Si el Gobernador de San Marcos estaba tan interesado en canjear a los rehenes, por qué no se ofreció él como moneda de cambio sino que cómodamente le asignó ese papel al delegado de la Procuraduría de los Derechos Humanos que llegó al lugar a ayudar a los rehenes. Suficiente mérito tuvo su decisión de buscar la mediación como para que en pago al esfuerzo viniera un funcionario incompetente a ofrecer que se quedaran con él.
Y el papelón no termina allí, puesto que el mandatario Pérez Molina rechazó el señalamiento del auxiliar de la PDH sin saber que su gobernador cándidamente estaba admitiendo que sí, que a él se le ocurrió que una buena salida podría ser ofrecerle a los pobladores airados que liberaran a todos a cambio de quedarse con quien, aparentemente, fue considerado como un shute o metido por el funcionario que en San Marcos representa al Presidente de la República y al Gobierno Central.
Ser gobernador no es moco de pava y menos si de ajuste ponen a esos especímenes a negociar sobre vidas humanas.
Minutero:
No fueron nada parcos
para negociar en San Marcos;
que se quede el menos peor
propuso el Gobernador