Entrevistado el candidato ganador, Pérez Molina, al saberse los resultados de la primera vuelta aseveró que su plataforma de segundo aire de campaña estaría centrada en tres ejes básicos: seguridad, empleo e inclusión social. Asimismo, en un tono conciliador, el segundo lugar, Manuel Baldizón asevera en sus primeros comunicados que “la lucha apenas comienzaâ€, e invita a “unirse a una nueva cruzada para caminar hacia adelanteâ€, resaltando “su proyecto para salvar al puebloâ€.
Pareciera entonces ser tiempo de ponernos serios, dejando por un lado a las cheerleaders, las cancioncitas vacías, los publicistas de pacotilla, y ponernos a exigir qué ofrecen en verdad los dirigentes de un país que debiera ya ser líder regional en múltiples aristas.
La gente quiere comer los tres tiempos, salir a la calle y transportase en un sistema decente, y que se le trate con dignidad en los productos y servicios que vende o en los lugares donde labora, y que no se le agarre de babosa cada cuatro años, satisfaciendo los deseos megalómanos de “lobos con piel de ovejaâ€.
Hoy los incontables analistas políticos se devanan en temas seculares como el del clientelismo y los cacicazgos, la ingobernabilidad del Congreso y el aldeanismo de las contiendas edilicias, que en muchos lugares más bien parecen votaciones de reinas de pueblo. Todo eso ya lo sabemos, pero es harta obligación de los políticos hacerle frente a los grandes problemas y riesgos colectivos. Y es harta la obligación de los analistas de cualquier arena de discusión, dirigirse hacia temas serios y concretos y no mera poesía pública discursiva.
Estamos entrando ya a la última quincena del mes de septiembre y aún el Congreso de la República no ha podido activar una agenda viable, ni siquiera para darle cauce a los recursos financieros presupuestados mediante una ley aprobada en noviembre del año pasado.
Asimismo, se encuentra entrampada la Ley Antievasión, y leyes de gran importancia para la búsqueda del empleo como lo son la de competencia de mercados, una nueva ley que regule los fideicomisos públicos y disposiciones normativas y legales que limiten el abuso de ONGs de cartón, como ejecutoras de compromisos estatales.
Y como si ello fuera poco, los agricultores del país continúan, por años, esperando la tan ansiada asistencia técnica, los créditos blandos y los fondos de garantía, y de paso el país está urgido de una política industrial y tecnológica que relance los procesos de enseñanza-aprendizaje de recursos humanos, que empiezan desde el sistema escolar público, pasando por el aún mediocre sistema de colegios privados, y no digamos la renovación integral y educativa de la Universidad de San Carlos de Guatemala y del sistema de universidades privadas.
Y de la salud, mejor ni hablemos. Al igual que en todos los países componentes del mundo civilizado y desarrollado, Guatemala está urgida de un proceso de atención al ciudadano, que ha dado muchas vueltas dentro de las esferas estatales, comenzando en los ochenta por un esquema de descentralización e incorporación de fuentes privadas hasta el actual basado en una salud gratuita de pésima calidad. Veremos entonces si hay cabeza y corazón, y además inteligencia y verdaderos proyectos encaminados a “salvar al puebloâ€.