Italia sobresalió


Campeón. Italia demostró que en la actualidad es más importante un buen equipo y una perfecta organización defensiva que el espectáculo y las individualidades.

El año 2006 tuvo como piedra angular al Mundial de fútbol de Alemania en el que el tí­tulo parecí­a reservado al «jogo bonito» de Brasil, archifavorito en todas las previsiones, pero al final fue Italia el que se llevó su cuarta corona.


Italia demostró que en la actualidad es más importante un buen equipo y una perfecta organización defensiva que el espectáculo y las individualidades.

Sobreponiéndose al escándalo de los partidos arreglados en la Liga italiana, los «azzurri», que tuvieron un calendario asequible hasta llegar a semifinales en que se midieron a Alemania, acabaron ganando a Francia por penales en la final, en un duelo marcado por la expulsión de Zinedine Zidane en el partido de su retirada del fútbol.

Italia se llevó el tí­tulo y su defensa y capitán, Fabio Cannavaro, acabó ganando el Balón de Oro de mejor futbolista europeo, convirtiéndose en el tercer zaguero de la historia en llevarse el trofeo, y el de Jugador FIFA del año.

Hasta ese 9 de julio de gloria italiana, casi todo el protagonismo en el mundo del fútbol habí­a sido brasileño.

Brasil se paseaba incontestable en todos sus amistosos antes de llegar al Mundial y su estrella Ronaldinho acaparaba elogios y laureles.

El FC Barcelona, liderado por Ronaldinho, con la ayuda del camerunés Samuel Eto,o, habí­a ganado la Liga de Campeones y se habí­a paseado en la Liga española, ganando por 3-0 en el terreno del Real Madrid, en un partido en que los azulgranas salieron aplaudidos por el público rival.

Pero en el Mundial, en apenas un mes, se borró todo el protagonismo brasileño y se impuso el resultadismo italiano.

Los «azzurri» se apoyaron en valores seguros como Gianluigi Buffon, Cannavaro o Francesco Totti, respaldados por revelaciones como Fabio Grosso, para ganar el Mundial y crear dudas sobre qué es mejor, si jugar bien o buscar el resultado.

El triunfo de Italia tuvo tintes de épica teniendo en cuenta que pocas semanas antes se habí­a destapado el caso de los partidos arreglados en la Liga italiana, que condujeron a la relegación a Segunda División del Juventus, desposeí­do además del tí­tulo de la Serie A, que pasó a manos del Inter.

La única nota negativa de ese equipo y ese Mundial fue el incidente en la final entre el italiano Marco Materazzi y el francés Zinedine Zidane.

El defensa del Inter insultó a la hermana del centrocampista galo y este respondió con un cabezazo en el pecho de Materazzi. Las consecuencias fueron que el francés fue expulsado y puso un penoso broche final a su fantástica carrera en el partido de su retiro y al mismo tiempo hipotecó las posibilidades de su equipo en los minutos finales, que acabarí­a perdiendo en los penales.

En aquel Mundial fueron protagonistas los árbitros latinoamericanos, ya que el argentino Horacio Elizondo dirigió el duelo inaugural y la final, algo que no habí­a ocurrido antes, y el propio colegiado rioplatense y el mexicano Benito Archundia batieron el récord de cinco partidos dirigidos en un campeonato.

Si la lógica no se impuso en el Mundial con el triunfo de Italia, sí­ se respetó el favoritismo en casi todas las otras competiciones.

El club brasileño Internacional de Porto Alegre hizo valer toda su capacidad para conquistar la Copa Libertadores de América, y a fines de año se apuntó una de las mayores sorpresas de la temporada al vencer al FC Barcelona y ganar el Mundial de Clubes en Japón.

Brasil se desquitó ganando el Mundial de fútbol-playa en Rio de Janeiro, derrotando en la final a una sorprendente Uruguay, mientras que Juventus, Bayern Múnich, Chelsea, Barcelona y Lyon hicieron valer su jerarquí­a de los últimos años para ganar sus respectivas Ligas, aunque luego los turineses tuvieran que ceder su corona al Inter.

El fútbol de España también cosechó laureles en la temporada, ya que el FC Barcelona se coronó en la Liga de Campeones de Europa, y el Sevilla se adueñó de la Copa de la UEFA.

Así­, el fútbol español suma ya 28 tí­tulos en competiciones europeas, incluyendo once en Liga de Campeones (9 del Real Madrid y 2 del FC Barcelona).

Al mismo tiempo el dinero se sigue adueñando del fútbol y con ello la dictadura de los grandes equipos europeos. El Chelsea fichó a Andrei Shevchenko y Michael Ballack, pagando sumas estratoféricas, mientras que el Real Madrid se hizo con un jugosí­simo contrato por derechos de televisión, por el que recibirá más de 1.000 millones de euros en siete años.