Israel y Siria, también pendientes


El próximo presidente estadounidense difí­cilmente podrá ver durante su mandato el fin del conflicto entre Israel y los palestinos, pero las probabilidades un acuerdo de paz entre Siria y el Estado hebreo son más altas, estiman analistas.


Quienquiera que llegue a la Casa Blanca, ya sea Barack Obama o John McCain, sugieren los analistas, podrí­a usar un acuerdo sirio-israelí­ para comenzar a restaurar la credibilidad estadounidense en Medio Oriente.

Según varios analistas, al senador demócrata Barack Obama le serí­a más sencillo alcanzar ese pacto que a su rival republicano McCain, e invertirí­a más energí­a en las complicadas negociaciones entre israelí­es y palestinos.

Aaron David Miller, ex asesor de secretarios de Estado tanto demócratas como republicanos, indicó que el acuerdo que él y otros funcionarios estadounidenses dejaron escapar entre 1993 y 2000, estarí­a nuevamente al alcance.

«Hay una posibilidad real de un acuerdo sirio-israelí­», dijo Miller, experto en polí­tica pública del Instituto Woodrow Wilson.

Un gobierno de Obama o de McCain tendrá que ser «lo suficientemente inteligente, fuerte y justo» para aprovechar esa oportunidad, indicó Miller, sin indicar cuál de los dos candidatos serí­a más propicio para concretar el pacto.

En los últimos meses, Siria e Israel iniciaron un diálogo indirecto, auspiciado por Turquí­a, pero obteniendo una respuesta frí­a del gobierno del presidente George W. Bush, que invirtió gran parte del año pasado tratando de revivir las negociaciones entre palestinos e israelí­es.

Egipto y otras naciones árabes clave esperan una solución impulsada por Estados Unidos al conflicto israelo-palestino, que, a su juicio, se sitúa en el núcleo de los conflictos de la región y es vital para que Washington recupere su credibilidad.

El problema, estiman Miller y otros analistas, es que una solución a ese conflicto se encuentra aún distante, y que podrí­a tener más sentido encarar el tema sirio.

Patrick Clawson, analista del Instituto Washington de Polí­ticas para el Medio Oriente, sospecha que Obama tratarí­a de cortar los nexos de Siria con Irán, para que ese paí­s trabaje con Occidente en la búsqueda de un acuerdo de paz con Israel.

Un gobierno de McCain compartirí­a «el entusiasmo real» de uno dirigido por Obama, pero «podrí­a ser mucho más escéptico» y dedicarle menos tiempo a la búsqueda de un acuerdo de paz, dijo Clawson.

Peter Beinart, analista del Consejo en Relaciones Exteriores, estima que el senador demócrata de 47 años, apoyarí­a el acuerdo con Siria, mientras que un gobierno de su rival republicano de 72 años lo eludirí­a.

Miller, quien dijo no estar asociado con ninguna campaña, insistió en que es una «fantasí­a» pensar que ese acuerdo abrirí­a una brecha entre Damasco y Teherán.

Pero sí­ debilitarí­a al grupo palestino radical Hamas, confrontarí­a a Hezbolá con una opción en Lí­bano, «comenzarí­a a restaurar la credibilidad estadounidense y nos darí­a algunas opciones frente al telón de fondo de 16 años de fracasos», dijo.

El jefe negociador palestino, Saeb Erakat, urgió al que sea elegido nuevo presidente estadounidense a no perder tiempo y comprometerse con la paz en Medio Oriente, aunque Washington deba también ocuparse de la crisis financiera, los dos frentes bélicos abiertos en Afganistán e Irak y el tema nuclear iraní­.

Es más fácil decirlo que hacerlo, estiman analistas.

«Para cualquiera, (McCain u Obama), hay una fuerte lógica de buscar un acuerdo entre israelí­es y palestinos, pero también hay (…) prioridades que compiten», advierte Tamara Wittes, analista para Medio Oriente en la Institución Brookings.

Y la situación en el terreno «no es un buen augurio para las negociaciones en este momento», dijo Wittes, asesora voluntaria para la campaña de Obama en temas de polí­tica exterior.

Inicialmente, señaló, el nuevo presidente debe ser cuidadoso con las primeras señales que enví­e tras asumir el cargo el 20 de enero, más aún cuando Israel sostendrá elecciones en febrero.

Si el presidente estadounidense muestra un compromiso con el proceso de paz, «eso podrí­a dar a los israelí­es más razones para apoyar de su lado a un candidato que favorezca las negociaciones», agregó Wittes.