Israel estaba decidido hoy a castigar a los jefes del Hamas, incluyendo a su dirección política, un día después de un disparo de cohete desde la franja de Gaza que mató a una israelí en Sderot, en el sur del país.
«El Hamas que dirige el gobierno (palestino) de unión alienta al terrorismo, y nosotros no dejaremos de atacarlo», dijo el ministro israelí de Defensa, Amir Peretz, a la radio militar.
«Cuando se preconiza la destrucción de Israel ya no se pertenece a la clase política y se convierte en un terrorista con traje, y ninguno de los jefes del Hamas goza de inmunidad», declaró a la radio pública Efraim Sneh, viceministro de Defensa.
Miri Eisin, la portavoz del primer ministro Ehud Olmert, se hizo eco de estas afirmaciones.
«No habrá inmunidad para ninguno de los que estén vinculados con el terrorismo. (…) Ellos (los palestinos) saben quien está relacionado con el terrorismo, y nosotros también lo sabemos», declaró Eisin a la AFP.
Peretz, Sneh y Eisin hicieron estas afirmaciones el martes, antes del funeral de Shirel Friedman, de 30 años, muerta el lunes al volante de su automóvil, que fue alcanzado por un cohete en Sderot. Ese tiro fue reivindicado por el brazo armado del Hamas (acrónimo en árabe del Movimiento de Resistencia Islámica).
Esta muerte provocó la cólera en los habitantes de esta pequeña ciudad del desierto del Neguev (sur).
«Comprendo vuestra cólera y vuestra preocupación. (…) Pero no hay una solución inmediata ni una solución absoluta a los (cohetes) Qassam», les dijo Olmert el lunes al anochecer durante una visita a Sderot, la segunda en una semana.
El jefe del gobierno israelí prometió varias medidas de emergencia en favor de las localidades limítrofes de la franja de Gaza, fundamentalmente la construcción de refugios.
A pesar de que todavía son evidentes los rastros del bombardeo del lunes, los autobuses y los taxis circulan en medio de los vehículos calcinados, y los comercios están abiertos. Los habitantes, dispuestos a buscar refugio a la primera alerta, se apresuran a hacer sus compras antes de la fiesta judía de Shavuot (Pentecostés), que comienza el martes al atardecer.
En esta ocasión, Israel cerró el lunes a medianoche local (21H00 GMT) hasta nueva orden los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza.
De lejos se escucha el crepitar de las ametralladoras, bajo un incesante baile de helicópteros.
«Estamos furiosos con el gobierno, porque tenemos la sensación de ser ciudadanos de segunda clase, que no son protegidos», declaró a la AFP Alexander Rieman, de 47 años, un docente nacido en Ucrania e instalado en Sderot desde hace 13 años.
«Hace una semana que vivimos con miedo, bajo los bombardeos. Nunca se sabe dónde va a caer, sobre usted, sobre un pariente o un amigo», explica.
Shalom Halevy, un funcionario de la municipalidad, también está enojado. «Las visitas de Olmert no sirven para nada. (…) Nosotros queremos hechos: los jefes del Hamas deben ser eliminados uno tras otro», exclama.
«Nosotros somos bombardeados desde hace siete años. Aquí ya hubo nueve muertos, cientos de heridos y miles de habitantes traumatizados», agrega.
Tres cohetes disparados desde la franja de Gaza cayeron el martes de mañana en Israel sin que se registrasen heridos, llevando a más de 113 el número de esos artefactos que cayeron en el Estado hebreo en los últimos ocho días, según el ejército.
El gabinete de seguridad autorizó el domingo al ejército a intensificar sus operaciones para poner fin a esos disparos, y la aviación israelí lanzó durante la noche un nuevo ataque contra la franja de Gaza, sin que se señalasen víctimas, según una fuente de la seguridad palestina.