Israel minimizó hoy el impacto de un caso de espionaje en EE.UU. tras la detención de un judío-estadounidense sospechoso de haber entregado informaciones sobre armas nucleares y aseguró que sus servicios de inteligencia no operan en suelo norteamericano desde 1985.
«Los hechos se remontan a comienzos de los años ochenta. Desde 1985, hay órdenes claras de los primeros ministros de no llevar a cabo actividades de este tipo», aseguró el portavoz del ministerio israelí de Relaciones Exteriores, Arieh Mekel.
«Las relaciones entre Estados Unidos e Israel están basadas desde siempre sobre una verdadera amistad y la convergencia de valores e intereses», añadió.
Según la justicia estadounidense, este caso estaría vinculado al de otro espía judío-estadounidense, Jonathan Pollard, condenado a cadena perpetua por haber suministrado a Israel entre mayo de 1984 y noviembre de 1985 miles de documentos secretos sobre las actividades de espionaje de Estados Unidos.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la justicia estadounidenses revelaron el martes que Ben Ami Kadish, un ciudadano norteamericano, había sido acusado de haber transmitido entre 1979 y 1985 a Israel documentos relativos a la defensa de Estados Unidos y de haber actuado como agente del Estado hebreo.
«Este caso provoca un malestar momentáneo, pero no afectará las relaciones privilegiadas entre Israel y Estados Unidos», afirmó a la AFP un alto responsable israelí que pidió el anonimato.
«La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, y el presidente George W. Bush son esperados a principios de mayo en Israel. Su deseo es favorecer un acuerdo israelo-palestino antes de fines del mandato de Bush. Una crisis entre los dos países podría comprometer ese proyecto», explicó.
El sospechoso, de 84 años de edad, ex ingeniero mecánico en el Centro de Investigaciones sobre Armamento del Ejército en Nueva Jersey (Estados Unidos), habría entregado a Israel información sobre armas nucleares y caza bombarderos F-15, vendidos a terceros países.
El departamento de Estado norteamericano declaró su preocupación sobre el caso.
«Ese tipo de actividades, ya sea que hayan ocurrido en el pasado o en el presente, no son las que esperamos de un país amigo o aliado, y no esperábamos eso de Israel», dijo el portavoz del departamento de Estado, Tom Casey.
Interrogada la oficina del primer ministro israelí, Ehud Olmert, de la cual depende el Mossad, el servicio de inteligencia israelí, se negó a efectuar comentario alguno.
Mekel aseguró que las autoridades israelíes se habían enterado del asunto por «los medios de comunicación estadounidenses».
«Luego, el martes de noche, recibimos una notificación oficial de Estados Unidos sobre el procedimiento judicial iniciado que nos ha sido transmitida por medio de la embajada en Washington», explicó.
El ex jefe del Mossad y actual diputado laborista, Danny Yatom, precisó que el ex primer ministro israelí Yitzhak Shamir, jefe del gobierno cuando se produjo el escándalo Pollard, se había comprometido «por escrito ante los estadounidenses a cesar cualquier actividad secreta en Estados Unidos».
«Lo que al parecer ha irritado a los estadounidenses es que hemos afirmado que Pollard era nuestro único agente y esta noticia puede plantear interrogantes», dijo.
Los medios de comunicación israelíes indicaron que el mismo agente, Yossi Yagur, era oficialmente cónsul encargado de asuntos científicos en el consulado israelí en Nueva York.
El FBI dijo que Kadish terminó admitiendo que había entregado documentos confidenciales a Israel.