Israel liberó hoy a 29 detenidos palestinos originarios de la franja de Gaza, donde dos palestinos sufrieron heridas cuando el ejército israelí disparó hacia la multitud que llegó a recibirlos, según testigos y fuentes médicas.
Los prisioneros, que durante los últimos días habían sido congregados en la prisión de Ketziot, en el desierto de Neguev, fueron llevados bajo escolta policial en autobuses hacia el paso de Erez, a la entrada de la franja de Gaza.
Unas mil personas, sobre todo familiares y amigos, los esperaban del lado palestino. Agitaban banderas palestinas, pancartas del Fatah y de otros movimientos palestinos. No se vieron los colores del Hamas, al cual no pertenecía ninguno de los prisioneros liberados.
Cuando franqueó Erez, Sami Al Aydi, quien todavía tenía que purgar nueve años de cárcel, se precipitó hacia los brazos de su padre, Abedrabbo. «Estoy muy feliz de ver nuevamente a mi hijo, que va a pasar el resto del Ramadán y la fiesta con nosotros», dijo el padre.
Sami Al Aydi, un militante del Fatah, el partido del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, pasó cuatro años en prisión antes de ser encontrado culpable de estar involucrado en ataques antiisraelíes.
«Después de lo que los israelíes hicieron ayer, yo tenía miedo de que no fuera liberado», agregó.
Su liberación había sido prevista inicialmente para el lunes, junto con los 57 detenidos de Cisjordania, pero fue postergada porque el presidente de Israel, Shimon Peres, había aplazado la firma de la medida de gracia.
Estas liberaciones fueron presentadas por Israel como un gesto de apoyo al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, frente a los islamistas del Hamas, que tomaron el control de la franja de Gaza en junio.
Cerca de Erez, decenas de mujeres que llegaron para saludar a los prisioneros liberados lanzaron yuyús de alegría mientras los altoparlantes difundían canciones patrióticas a la gloria del Fatah, al cual pertenece la mayor parte de los presos liberados.
Ni siquiera los disparos del ejército israelí, que dejaron dos heridos, entre los cuales había un fotógrafo de prensa, arruinaron la fiesta. «Una muchedumbre avanzaba hacia el lado israelí de Erez. La fuerza disparó al aire para detenerlos, y luego, cuando se negaron a obedecer, hacia sus piernas», dijo una portavoz israelí.
Ruya Aloj, de 44 años, vino a saludar a su yerno, Abdelhadi Hassannin, acompañada por los hijos de éste último, Lurban, de nueve años, y Hassan, de ocho.
Hassanin, también del Fatah, que había sido condenado a 14 años de cárcel, purgó siete.
«Estoy feliz. Mi padre pasará la fiesta con nosotros. Nos habíamos habituado a Ramadanes tristes en casa de abuela», dijo la niña, Lurban.
Un portavoz del Hamas (acrónimo en árabe del Movimiento de Resistencia Islámica), Fawzi Barhum, manifestó su satisfacción ante el regreso de cualquier prisionero a su hogar, pero criticó «la política del ocupante israelí, que libera a decenas de prisioneros y arresta a cientos más».