Israel intensificó hoy sus ataques aéreos sobre objetivos de Hamas en la Franja de Gaza, tras un fallido alto el fuego auspiciado por Egipto, bombardeando las viviendas de cuatro líderes del movimiento islamista armado y ordenando a decenas de miles de residentes que evacúen las zonas de la frontera.
En los nueve días de combates han muerto 204 palestinos y unos mil 450 han resultado heridos, según fuentes sanitarias. En el lado israelí, un hombre ha muerto y varias personas resultaron heridas desde el inicio de los enfrentamientos el 8 de julio.
Los nuevos bombardeos se producen un día después de que Israel aceptara inicialmente una tregua propuesta por Egipto, que pedía un parón en las hostilidades. Tras el cese se esperaban negociaciones sobre los términos de un alto el fuego a más largo plazo, incluyendo una relajación del bloqueo de fronteras impuesto hace siete años en Gaza por Israel y Egipto.
Hamas rechazó el plan, y disparó más cohetes sobre Israel. El grupo miliciano considera que suavizar de forma significativa el bloqueo es clave para su supervivencia, pero no cree que los actuales líderes de Egipto —que el año pasado derrocaron a un gobierno más próximo a Hamas— puedan ser mediadores justos.
Al derrumbarse el intento de tregua, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió que Hamas pagaría un alto precio por rechazar la oferta.
Aviones de combate israelíes realizaron docenas de ataques aéreos antes del amanecer del miércoles, según el sitio web del Ministerio del Interior de Gaza, atacando 30 viviendas, entre ellas las de los líderes de Hamas Mahmud Zahar, Yamila Shanti, Fathi Hamas y Ismail Ashkar.
Zahar fue una figura clave en la violenta toma de poder de Gaza protagonizada por Hamas en 2007, mientras que los otros tres fueron miembros del parlamento palestino elegido en 2006. Muchos líderes de Hamas permanecen escondidos desde el inicio de la ofensiva israelí.
Además de los ataques aéreos, Israel ha ordenado a decenas de miles de habitantes de la localidad norteña de Beit Lahiya y los barrios de Zeitun y Shiyaiya, en Ciudad de Gaza, todas zonas próximas a la frontera con Israel, que evacúen sus casas para las 8 de la mañana del miércoles. Las advertencias se hicieron a través de llamadas telefónicas automáticas, mensajes de texto y panfletos lanzados desde aviones.
El ejército israelí dijo en su mensaje que se han lanzado muchos cohetes desde esas áreas y que Israel tiene previsto bombardearlas. «Cualquiera que ignore estas instrucciones y no evacúe de inmediato pone en peligro su vida, así como las de su familia», indicaba el mensaje.
Hoy por la mañana podía verse a cientos de vecinos de Zeitun y Shiyaiya caminando por las calles, cargando pequeñas bolsas y pertenencias.
Los niños mayores cargaban a los más pequeños en brazos o a la espalda. Algunas mujeres y niños lloraban, con aspecto aterrado.
El Centro de Rehabilitación de Wafa, en Shiyaiya, que cuida de 15 pacientes ancianos y minusválidos, recibió varias llamadas exigiendo la evacuación de los pacientes, indicó su director, Basman Ashi.
Ashi indicó que un proyectil israelí había impactado cerca del edificio, causando daños en el segundo piso pero ningún herido. El director señaló que no evacuaría a sus ancianos pacientes porque no tienen a dónde ir.
Cuatro voluntarios extranjeros —procedentes de Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Suecia— se han instalado en el centro para impedir que el ejército israelí lo ataque.
La voluntaria inglesa Rina Andolini, de 32 años, dijo que los pacientes tienen entre 12 y 70 años y ningún puede andar ni moverse sin asistencia. También hay 17 empleados palestinos, indicó.
Andolini señaló que los pacientes viven en un miedo constante, intensificado por el fuego de los tanques situados al otro lado de la frontera.
Cuando se le preguntó por la situación del centro de rehabilitación la oficina del portavoz militar israelí dijo que «se ha pedido reiteradamente que se marchen».
«Hay un punto de lanzamiento de cohetes en la zona», indicó el ejército, añadiendo que los milicianos de Gaza emplean el centro para esconderse «detrás de los civiles».