Fuerzas de seguridad iraquíes combatieron a insurgentes que intentaban tomar la principal refinería de petróleo del país y recuperaron parcialmente el control de una ciudad cerca de la frontera siria el miércoles, en el intento de contener una ofensiva de milicianos sunís que se teme hayan secuestrado a un centenar de trabajadores extranjeros.
En un discurso televisado a la nación, el primer ministro Nuri al-Maliki se mostró optimista y juró dar una «lección» a los insurgentes, a pesar de que los soldados regulares abandonaron sus puestos durante la ofensiva inicial de los milicianos.
«Hemos iniciado nuestra contraofensiva, recuperado la iniciativa y contragolpeado», dijo al-Maliki.
La campaña del Estado Islámico para Irak y el Levante (EIIL) —un grupo inspirado por Al-Qaida— ha evocado imágenes de la guerra sectaria que casi desgarró al país en 2006 y 2007. La violencia incesante que siguió al retiro de las fuerzas invasoras encabezadas por Estados Unidos desvela ahora a quienes deben decidir cómo responder.
En la Casa Blanca, el presidente Barack Obama preveía informar a legisladores en las próximas horas acerca de las medidas que podría tomar Estados Unidos.
Washington está presionando a al-Maliki para que socave la insurgencia con concesiones a la minoría suní, antes dominante y que ahora dice sentirse discriminada por el gobierno y víctima de excesos por parte de las fuerzas de seguridad comandadas por el sector chií.
Al-Maliki, que es chií, siempre ha rechazado las acusaciones de discriminación, y últimamente ha hecho hincapié en la idea de que la amenaza del EIIL afectará a los iraquíes independientemente de su origen étnico o filiación religiosa. El martes por la noche apareció en televisión junto con líderes y políticos sunís en señal de solidaridad.
El primer ministro presentó su evaluación relativamente optimista en momentos que las fuerzas regulares dijeron haber recuperado partes de la ciudad estratégica de Tal Afar acerca de la frontera con Siria, tomada por milicianos del Estado Islámico el lunes. La cercanía con Siria refuerza el plan del EIIL de crear un califato, o estado, islámico en territorios fronterizos de los dos países.
Horas antes, el principal vocero militar, teniente general Qassim al-Musaui, dijo que las fuerzas del gobierno rechazaron un ataque de milicianos a la principal refinería petrolera del país en Beiji, 250 kilómetros al norte de Bagdad.
Al-Musaui dijo que 40 milicianos murieron en los combates de la noche y primeras horas del miércoles. Las informaciones sobre Beiji y Tal Afar no se pudieron confirmar en forma independiente. Esas zonas se encuentran territorios controlados por los insurgentes a los cuales la prensa no tiene acceso.
La refinería de Beiji representa algo más de un cuarto de la capacidad total de refinación del país, que se dedica por entero al consumo interno para productos como gasolina y combustible para centrales eléctricas. Grupos suníes controlaban la refinería durante la insurgencia entre 2004 y 2007, para producir crudo y petróleo con los que financiar sus operaciones.
Una interrupción en los suministros de Beiji podría suponer largas colas en las gasolineras y cortes de luz, agravando el caos al que ya se enfrenta Irak.