Por lo menos 12 personas murieron y unas 30 sufrieron heridas este viernes cuando un kamikaze hizo estallar su carga junto a un grupo de policías en un mercado sumamente concurrido cerca de la Mezquita Roja de Islamabad, indicaron fuentes oficiales a la AFP.
La deflagración tuvo lugar mientras cientos de estudiantes radicales ocupaban esta mezquita, después de su reapertura oficial, que siguió a una operación militar realizada a principios de este mes durante la cual más de 100 personas perdieron la vida.
Trozos de cuerpos humanos estaban esparcidos en el lugar de la explosión, que se registró en uno de los mercados más populares de Islamabad, donde los policías descansaban después de lanzar gases lacrimógenos a los manifestantes que tiraban piedras, según un corresponsal de la AFP.
«Un hombre detonó explosivos atados a su cuerpo entre dos filas de miembros de la policía del Pendjab que estaban de servicio debido a la violencia en la Mezquita Roja», indicó a la AFP un miembro de las fuerzas del orden, que solicitó el anonimato.
«Por lo menos 12 personas murieron, en su mayor parte policías, y unas 30 sufrieron heridas», añadió.
La explosión destruyó varios comercios cercanos.
«Hubo una gran explosión. Yo mismo llevé los cadáveres de por lo menos tres civiles y tres policías a las ambulancias», declaró a la AFP un peatón, Saifulá, cuyas manos y ropas estaban manchadas de sangre.
El portavoz del ministerio del Interior, el general de brigada Javed Sheema, confirmó esta explosión, que tuvo lugar cerca del mercado Aabpara.
Ningún grupo reivindicó este ataque, que se produjo en medio de una ola de violencia después de que la mezquita fuera sitiada durante una semana y asaltada por el ejército entre el 3 y el 11 de julio.
La violencia estalló en la Mezquita Roja cuando estudiantes radicales expulsaron a un imán designado por el gobierno para dirigir las primeras plegarias del viernes desde que tuvo lugar la operación militar, hace dos semanas.
El viernes los estudiantes exigieron el regreso del principal clérigo de la Mezquita Roja, Abdul Aziz, quien fue atrapado cuando trataba de escapar del complejo disfrazado de mujer con una burqa durante el sitio, y que ahora se encuentra encarcelado esperando ser inculpado de terrorismo.
Los jóvenes cantaban «Musharraf es un perro, muerte al gobierno de Musharraf», agregando que el deceso del líder rebelde de la mezquita, Abdul Rashid Ghazi, que pereció en el asalto, traería «la revolución islámica».
La violencia de este viernes se produjo a pesar de las promesas del presidente, el general Pervez Musharraf, de aplastar al extremismo en Pakistán.
El gobierno tomó el control total de esta mezquita después de que la misma llevara adelante una campaña dirigida por los talibanes para tratar de imponer la ley islámica (sharia), que culminó en el secuestro de varios chinos. China es el principal aliado de Pakistán.
El ministro de Asuntos Religiosos, Ijaz-ul Haq, reabrió el complejo –bajo el nuevo nombre de Mezquita Central– el jueves. Todos los destrozos ocasionados por las balas habían sido reparados.
«Hemos trabajado día y noche para abrir la mezquita para que el pueblo pudiera orar, pero algunas personas, sobre todo ex estudiantes, están tratando de crear problemas», dijo a la AFP el general de brigada Javed Sheema.
El asalto a la Mezquita Roja desencadenó una ola de atentados suicidas en represalia y otros ataques militantes que costaron la vida a más de 200 personas y aumentaron la presión sobre Musharraf.