Terminó el período de recepción de tachas contra los aspirantes a Fiscal General y Jefe del Ministerio Público y hemos visto un desfile de defensores de la dignidad que llegaron a hacer plantón a favor de esta gloriosa institucionalidad de cuyo sistema judicial debemos estar tan orgullosos.
Para ellos es intolerable el atrevimiento de candidatos que quieren usar a la justicia en delitos contra la humanidad y no se puede permitir que en un país donde gracias a los abusos y los excesos contra los derechos humanos todo funciona tan bien, algún insensato venga a querer cambiar las condiciones castigando a los abusadores.
Y, para frenar el atrevimiento, se hizo énfasis en que hay candidatos que tienen una ideología clara que, por supuesto, es amenaza para el estatus quo de quienes tan correctamente han manejado los hilos titiriteros del país. Es de añorar aquellas épocas en que el fiscal más que ideológicamente cargado podía ser el abogado corporativo que entendía los requerimientos de un mercado sin control o una justicia sin castigo.
Y hay que detener ese atrevimiento antes de que se emprenda la lucha contra la corrupción, porque entonces serán los ofendidos hombres de negocios que saldrán a defender que tienen el derecho de hacer plata mientras la contraparte acepte el trato.
Dejando la ironía a un lado, tratando de hacer una recopilación de lo que dicen muchos, nos topamos con esta actitud que ni escribiéndola nos hace la más mínima lógica. Lo que muchos dicen, es que contra algunos candidatos solo faltó que llegara el Canguro, el Smiley o algún otro delincuente reconocido a decir que los persiguieron con mucha energía y que se sintieron atacados en exceso.
Resulta que mientras a nivel mundial se está intentando discutir y luchar a favor de los derechos humanos y la dignidad del individuo, en Guatemala ese tema es causa de descalificación. Por supuesto que se respetan las tachas y cuestionamientos con fundamentos lógicos que, también hay que decirlo, se han presentado; pero no es válido que se quiera recuperar el control de las instituciones con argumentos tan vacíos que se han utilizado antes y que nos tienen en el atolladero en que estamos.
Y por eso volvemos a preguntarnos, si este es el escenario porque hay juicios en contra de miembros del Ejército y de la guerrilla por abusos en el conflicto armado, ¿qué hubieran dicho si el trabajo del actual Ministerio Público hubiera incluido un abierto y frontal combate a la corrupción? Seguro, sería incontenible la cola de quienes quieren presentar quejas por sentirse ofendidos porque ya no se puede robar.
Minutero
Repudian derechos humanos
cual concepto deleznable
pues no quieren que se metan las manos
en ningún crimen condenable