Irlanda, foco de crí­ticas


La prensa europea arremetió contra el primer ministro de Irlanda tras el reciente referéndum en donde el paí­s le dijo

El primer ministro irlandés Brian Cowen era fuertemente criticado este sábado tras el «No» en el referéndum sobre el Tratado de Lisboa, mientras sus homólogos de Europa se decí­an determinados a continuar el proceso de ratificación.


El presidente francés, Nicolas Sarkozy, llamó a «proseguir con el proceso de ratificación» del Tratado, para que el rechazo expresado por los irlandeses «no se convierta en una crisis».

Durante una conferencia de prensa conjunta en el Elí­seo con el presidente norteamericano George W. Bush, Sarkozy declaró que el «no» irlandés constituí­a «una dificultad más» en el proceso de reformas de las instituciones europeas.

«Es una realidad polí­tica, el pueblo irlandés se pronunció y hay que aceptarlo», comentó.

El presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva, dijo por su lado esperar que Irlanda «proponga una solución» capaz de per permiir que sus 26 socios en la Unión Europea «superen esra dificultad», en declaraciones a l agencia Lusa.

«El Tratado de Lisboa es demasiado importante para Europa y sus ciudadanos como para ponerlo en un cajón», agregó.

Pero el secretario irlandés de Asuntos Europeos, Dick Roche, reconoció el sábado en la cadena británica Sky que era «muy difí­cil ver de que forma salir de la crisis».

Dieciocho de los 27 paí­ses de la UE ratificaron ya el Tratado de Lisboa por ví­a parlamentaria. Pero Irlanda, único paí­s donde el proceso fue sometido a referéndum, expresó un claro rechazo al texto de reforma de las instituciones comunitarias, por 53,4% a 46,6% de los votos.

El primer ministro irlandés era criticado por la prensa de su paí­s. «Sólo un mes después de haberse convertido en Taoiseach (jefe de gobierno, en gaélico), Cowen ha fracasado en su primera prueba como primer ministro», escribió el Irish Independent bajo el tí­tulo «La pesadilla de Cowen».

Cowen asumió el poder el 7 de mayo, en reemplazo de Bertie Ahern, obligado a renunciar a causa de un proceso por presunta corrupción.

«Golpeado en pleno rostro», titula en Irisj Daily Star sobre una foto de Cowen con la mejilla ensangrentada.

Los debates se referí­an el sábado en Dublí­n a la posibilidad de un segundo referéndum.

En 2001 los irlandeses habí­an ya dicho «no» al Tratado de Niza, pero el gobierno decidió organizar una nueva votación un año más tarde, tras haber obtenido garantí­as de Bruselas de respeto a la neutralidad militar de la isla. El «sí­» consiguió de ese modo imponerse finalmente.

«La única opción factible para Cowen es llamar a un nuevo referéndum en otoño», estima el Independent. Esa hipótesis es sin embargo juzgada «irrisoria» por el Irish Examiner.

Interrogado sobre la posibilidad de una segunda votación, Cowen declaró el viernes que no descartaba nada. El sábado, el secretario de Estado de Integración, Conor Lenihan, se nostró poco entusiasta sobre la convocatoria de un nuevo referéndum.

«No puedo ver una situación en la que podrí­amos poner de nuevo ese tema en juego ya que el riesgo para Europa e Irlanda es hacer aún más daño», estimó.

Los observadores recalcaban que las autoridades no podrí­an esta vez, como lo hicieron en 2001, justificar una segunda votación alegando la escasa participación (35% en ese entonces) ya que el jueves superó el 53%.

Interrogado el empresario Declan Ganley, abanderado de los que rechazaban en Tratado, no descartó una segunda votación con la condición de que sea sobre un nuevo documento «significativo» que busque resolver el «verdadero problema» del défict democrático de la Unión Europea.

Los paí­ses miembros de la UE dijeron estar decididos a seguir adelante pese al «No» irlandés. El Tratado de Lisboa «no está muerto» y los dirigentes europeos «deberán decidir durante la cumbre del 19 y 20 de junio (en Bruselas) cómo continuar», afirmaron el viernes el presidente del ejecutivo de Bruselas, José Manuel Durao Barroso, y el primer ministro esloveno Janez Jansa, cuyo paí­s preside la UE actualmente.

Pero «está claro que el Tratado no entrará en vigencia el 1 de enero de 2009», como estaba previsto, subrayó el primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker.

«Esperamos que los otros Estados miembros continúen el proceso de ratificación», dijeron el viernes el Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel.

Inclusive Gran Bretaña, donde el sentimiento euro-escéptico es fuerte, confirmó que iba a continuar con el proceso.

NO MEDIATIZADO


El «no» irlandés al Tratado Europeo puso de manifiesto la gran distancia entre los ciudadanos del continente y el bloque, cuyo funcionamiento no logran comprender, señaló el sábado la mayorí­a de la prensa europea, al tiempo que se preguntó por la forma de salir de la crisis.

En la misma Irlanda, el Irish Daily Mirror habló de «una grave ruptura entre la clase polí­tica y los ciudadanos ordinarios» y repartió culpas entre «la arrogancia de los partidarios del «sí­»», que dieron por hecho un voto positivo.

Pero además de crí­tica, la prensa europea se mostró casi unánime en expresar el temor de que lo ocurrido en Irlanda vuelva a sumir a la Unión Europea (UE) en una nueva crisis.

En este sentido, el diario español de izquierda El Paí­s señaló que Europa «vuelve a estar bloqueada por una nueva crisis».

El liberal El Mundo sugirió que ahora los otros 26 miembros de la UE deben ser unánimes en la ratificación del Tratado y deben forzar a Irlanda a revisar su Constitución -según la cual el referéndum del jueves era obligatorio- o a convocar otra consulta.

Para el diario conservador ABC, «tras las experiencias en Francia y Holanda de hace tres años, el rechazo de los irlandeses constituye un cerrojazo definitivo a esta ví­a consultiva de reforma institucional» de la UE.

Para el Times de Londres, los irlandeses dijeron «no» a un proyecto «unido hasta ahora a un lenguaje incomprensible e impulsado por los funcionarios que lo inventaron».

Eso mismo subrayó el diario francés de izquierda Liberation, para el que la UE «es demasiado abstracta y lejana para la gente».

En Alemania, el conservador Die Welt fustigó a la clase polí­tica y defendió a los irlandeses por considerar que «Â¿por qué tendrí­an que haber aprobado un Tratado cuya utilidad nadie supo explicarles?».

Dejando de lado las causas del «no» irlandés, la prensa del viejo continente coincidió en que ese voto ha desencadenado un sismo polí­tico de alcance inaudito.

«Un duro golpe para Europa», titulo el holandés De Volkskrant. Una «pesadilla europea», lo definió el diario alemán de centro izquierda Suddeutsche Zeitung al expresar su temor por «una parálisis interna de la UE».

«La UE cayó en una nueva crisis, quizás la más grave desde su nacimiento», afirmó el periódico rumano Evenimentul Zilei. «Ocho años de trabajo quedaron en el tacho de la basura», notó el diario sueco Dagens Nyheter.

El checo Lidove Noviny subrayó cómo el revés irlandés «dará argumentos y reforzará a los euroescépticos». En este sentido, varios diarios ingleses pidieron al primer ministro británico, Gordon Brown, que aproveche la ocasión para abandonar el proceso de ratificación del Tratado.

El voto irlandés «constituye un auténtico regalo para los enemigos polacos de la Unión Europea», estimó igualmente el diario polaco Gazeta Wyborcza.

Sin embargo, no todos los periódicos europeos se mostraron tan castatrofistas y señalaron que lo ocurrido en Irlanda es una dificultad que puede permitir a Europa empezar de nuevo.

«No es el fin del mundo», dijo el alemán Frankfurter Allgemaine Zeitung. «El «no» irlandés ha sacudido a Europa, ¿pero eso es una catástrofe?», se interrogó el diario del norte de Italia, La Stampa.

En Francia, el diario regional Nice-Matin lanzó vaticinios de futuro y señaló que «ahora se desarrollará una Europa de geometrí­a variable, avanzando tema por tema con esos paí­ses que así­ lo deseen».